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Entre el 27 de febrero y el 30 de marzo de 1955 se desarrolló en Santiago de Chile la vigésimo tercera edición del Campeonato Sudamericano de Selecciones, torneo que a la postre sería denominado como Copa América, nombre con el que es conocido en la actualidad. En aquella ocasión, la quinta oportunidad en que la competición se desarrollaba en tierras chilenas, la afición local tomó un rol protagónico y no hubo un partido en que la selección que en ese entonces comandaban nombres como Enrique Hormazabal, Misael Escuti, Manuel “Colo Colo” Muñoz y Jorge Robledo no jugara en un Estadio Nacional colmado. Fue precisamente ese recinto el elegido para albergar el cien por ciento de los encuentros del torneo, que se disputaba en la modalidad “todos contra todos”, con Argentina, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay – entonces campeón vigente – y Chile como competidores.  Sin embargo, por mera coincidencia, el último partido del campeonato, entre el local y Argentina, tuvo todos los condimentos para transformarse en una verdadera final, puesto que la Roja y la Albiceleste llegaban empatados con siete puntos cada uno.
Este duelo definitorio desató una inusitada expectativa en el público chileno, lo que se vio reflejado en la muerte de seis personas que fueron aplastadas por la multitud contra las rejas mientras trataban de conseguir un boleto para aquella tarde del 30 de marzo de 1955. La campaña de ambos elencos registraba tres triunfos y un empate, con una diferencia de +11 gracias a las goleadas logradas en las primeras fechas. El encuentro fue trabado y de altísimo nivel y el único tanto del partido fue obra del argentino Rodolfo Micheli, quien se consagraría como goleador del torneo con ocho tantos, a los 59 minutos. Así, el equipo dirigido por Luis Tirado cayó 1-0 ante su par trasandino y cosechó la primera gran actuación de una selección chilena, con un subcampeonato sudamericano como resultado. Chile completó una Copa América brillante, con 19 goles a favor y nada más que ocho en contra, además de la distinción individual que recayó sobre Enrique “Cua Cua” Hormazabal, elegido como el mejor jugador de la competición.
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