BELO HORIZONTE (Enviado especial) -- Volver a Belo Horizonte es volver al 2014. Y volver a Cidade do Galo genera un recuerdo inevitable del ciclo de Alejandro Sabella en Argentina.
La Selección de Scaloni se entrenó el martes a la mañana en el predio de Atlético Mineiro, su casa en aquella Copa del Mundo que terminó con la final perdida ante Alemania en el Maracaná.
En los primeros 15 minutos abiertos a la prensa, sólo entrada en calor con varias postas y todos los futbolistas a disposición. Ya sin los periodistas en el lugar, comenzó la práctica de fútbol con un equipo bastante distinto al que perdió con Colombia en el debut.
El técnico paró un once con cuatro modificaciones: Milton Casco por Renzo Saravia, Roberto Pereyra por Guido Rodríguez, Rodrigo De Paul por Ángel Di María y Lautaro Martínez por Sergio Agüero.
Saravia perdió el lugar por su flojo partido en Salvador. De Paul le ganó el puesto a Di María, a quien reemplazó en el entretiempo del encuentro en el Arena Fonte Nova. Paredes y Lo Celso serán mediocampistas centrales, en detrimento de Guido Rodríguez. Pereyra, quien se recuperó de una molestia muscular, jugará por el carril derecho, mientras que Lautaro Martínez será centrodelantero titular en lugar del Kun.
En síntesis, los 11 para salir a jugar en el Mineirao son: Armani, Casco, Otamendi, Pezzella, Tagliafico; Pereyra, Paredes, Lo Celso, De Paul; Messi y Lautaro Martínez.
Para los suplentes con pechera naranja estuvieron: Marchesín, Saravia Foyth, Funes Mori Acuña; Dybala, Rodríguez, Pizarro, Di María; Agüero y Suárez.
Después del ensayo con pelota, comenzó una intensa charla en el círculo central en la que tomaron la palabra principalmente Scaloni y Messi.
Finalmente, el técnico está dispuesto a sacar a dos históricos como Di María y Agüero, quienes no formaron parte de gran parte de su ciclo. Fideo fue citado para enfrentar a Venezuela y Marruecos, pero quedó marginado por lesión. En tanto que el Kun recibió el primer llamado recién para la Copa América.
La derrota contra Colombia dejó secuelas y Scaloni busca dar un golpe de timón. Caiga quien caiga.