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Los cambios de Scaloni en Argentina, bajo la lupa

BELO HORIZONTE (Enviado especial) – Primer acto. 34 minutos del 2º tiempo. Con Colombia en ventaja, Lionel Scaloni saca a Sergio Agüero y pone a Matías Suárez. “Puede jugar por izquierda o de 9”, justifica el DT. En el banco queda Lautaro Martínez, físicamente más apto para luchar con Davinson Sánchez y Yerry Mina.

Segundo acto. 21 minutos del 2º tiempo. Con el 1-1 que anotó Lionel Messi y la confianza por el penal atajado por Franco Armani, Scaloni reemplaza a Lautaro Martínez por Ángel Di María. El capitán y el Kun pierden la referencia de área en el mejor momento del equipo.

¿Cómo se llama la obra? Puede haber múltiples títulos que expliquen el autoboicot del entrenador de la Selección Argentina. En los momentos de mayor necesidad, pensó de atrás para adelante y le quitó la convicción que tenían sus dirigidos.

La reacción de Lautaro al llegar al banco de suplentes fue más que elocuente. Un enojo difícil de describir con palabras, justo al minuto de haber desperdiciado una buena chance de cabeza tras el centro de Lo Celso por izquierda. Apenas terminó el partido en Belo Horizonte, el delantero de Inter aseguró que estaba en condiciones de seguir. En conferencia de prensa, el DT afirmó que Martínez “estaba complicado” por una paralítica que sufrió en el primer tiempo. Unos minutos después en zona mixta, ya con los estudios médicos realizados y el parte médico publicado, el exRacing confirmó la dolencia, pero reiteró que podía continuar en la cancha.

Lo cierto es que más allá del traumatismo en la zona lumbar, el Toro participó de la jugada que terminó en la mano de Piris y el penal que Messi cambió por gol. Su mera presencia preocupaba a Gustavo Gómez y Junior Alonso, y le brindaba mayores espacios a Leo y Kun para que lastimaran de frente al área de Fernández.

Si bien Argentina quedaba expuesto a una contra con los veloces Almirón y Derlis González, Scaloni optó por buscar mayor equilibrio en el mediocampo en lugar de aprovechar el envión y apostar por una más que necesaria victoria. A partir de esa decisión, no lo lastimaron más con contraataques, pero tampoco se generaron más chances de gol hasta el cierre del encuentro.

El técnico sabe perfectamente que esta experiencia en Brasil marcará su futuro. Su posible continuidad al frente de la Selección depende del andar del equipo. Por el momento, desaprobó. Cuando parecía que imponía su estilo y elegía a los jugadores acorde a su gusto frente a Paraguay, la imagen volvió a ser pobre. Y su intento de modificar el rumbo durante el encuentro tampoco fue exitoso. Lo peor del caso es que modificó lo que a priori no necesitaba variar.

Argentina sigue sin jugar como equipo. Es un conjunto con nulas ideas de mitad hacia adelante, al que le cuestan muchos los retrocesos y sufre cada vez que lo atacan. Y los cambios, lejos de mejorarlo, le generan mayor confusión.