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Queiroz sabe combinar la adaptación con la competencia

SAO PAULO (Enviado especial) -- La decisión era muy complicada. En los últimos ocho meses, Duván Zapata hizo los méritos como para ser titular en cualquier Selección del mundo. El problema era que el dueño absoluto de su puesto en Colombia es el máximo goleador histórico y una leyenda viva de la Tricolor. Además, Radamel Falcao García todavía tiene mucho para dar, como lo demostró en la última Copa del Mundo y en la temporada francesa con la camiseta de Monaco. Un verdadero dilema. El primero que afrontó Carlos Queiroz en su ciclo en la Tricolor.

Respetó el lugar del samario en sus primeros amistosos e incluso en el debut en la Copa América. Mientras tanto, el caleño continuó su racha implacable: gol frente a Perú en el último juego de preparación y golazo contra Argentina. La discusión pasó a ser por qué no podín jugar juntos dos atacantes de la jerarquía y la inteligencia de Falcao y Duván. Está claro que en la idea del entrenador luso no está la posibilidad de salir con dos delanteros de área y entonces llegó el momento de tomar una decisión.

Nadie esperaba que el cambio fuera tan rápido y sorprendió. Queiroz sentó al artillero de Monaco y Zapata fue titular en el Morumbí contra Qatar. Nada de esperar un poco más. Nada de "ver qué pasa". Muñeca firme para dar el golpe de timón que creía necesario. Así se forman los liderazgos imprescindibles para lograr objetivos importantes. El capitán comprendió su rol y no puso en duda la autoridad del DT y el goleador de Atalanta hizo lo que tenía que hacer: el gol del triunfo. Todo salió perfecto. Todo le está saliendo perfecto al portugués.

“La idea es ayudar desde donde me toque. Contra Qatar me tocó desde el banco y no tuve ningún problema. Siempre estaré atento a lo que necesiten y de la manera que lo necesiten. El profe es el que toma las decisiones y hay que acatarlas para mantener la unidad”, declaró Falcao tras el partido. La personalidad y generosidad del Trigre es reconocida, pero también vale destacar la capacidad de un técnico nuevo, a quien los jugadores aún están conociendo, de reforzar la unidad del grupo más allá de los cambios y de los nombres que salen a la cancha. "No hay suplentes", dijo hace algunos días y la realidad le da la razón.

No fue la única decisión acertada del cuerpo técnico en el encuentro frente a Qatar. Duván salió con todo pero de a poco el orden defensivo del rival lo fue encerrando. Participó poco del juego aunque su potencia física fue una de los motores ofensivos de Colombia. Quizás por eso decidió darle la titularidad, para fijar marcas y arrastrar defensores con algo más que la inteligencia para posicionarse. El experimento salió bien porque fue el propio Zapata quien aseguró los tres puntos y la clasificación con un cabezazo certero tras un genial centro de James.

No es fácil para un técnico que su equipo entienda rápido sus conceptos. Quizás sea lo más difícil. A algunos les lleva muchos meses y otros jamás lo consiguen. Queiroz lleva poco más de cuatro meses, un par de decenas de entrenamientos y seis encuentros. Para él, este tiempo fue suficiente, porque el seleccionado nacional ya se ve convencido de su idea. Es cierto que mantener la intensidad durante los noventa minutos es un desafío muy complejo, pero también lo es comprender la idea y llevarla a cabo.

Defensa alta, presión rápida, movilidad en el centro del campo y potencia arriba. Esa es la búsqueda del técnico luso. Lejos de su fútbol rácano de la Selección de Irán, buscó adaptarse al estilo colombiano y modernizarlo. Hay pasajes de los partidos que se consigue plasmar esa idea. Con Yerry Mina y Davinson Sánchez bien adelantados, Wilmar Barrios como líder de la presión y James, Cuadrado y Mateus Uribe sin posiciones fijas. En ese eje medio está la gran virtud del equipo colombiano.

Se ha criticado la suplencia de Santiago Arias y es posible que haya sido una lectura errónea del juego. Sin embargo, reaccionó rápido y lo incluyó en el inicio del segundo tiempo en reemplazo de Steffan Medina, uno de los puntos flojos en estos primeros partidos. También se volvió a ver a un Cuadrado incómodo como interior, a pesar de que se entiende su intento de tener un jugador hábil y veloz en esa zona. El cambio de Falcao por el de Necoclí fue audaz y terminó de arrinconar a Qatar en su propio arco. Otra valiente decisión.

Carlos Queiroz ya hizo lo más difícil. Entró bien en el grupo, formó una columna vertebral que entiende su idea y empezó a tomar resoluciones que pueden parecer antipáticas pero tiene total sentido futbolístico. En el transcurso de su adaptación, debe jugar una Copa América en la que el pueblo colombiano siente que puede llegar muy lejos. Y allí demuestra su espíritu competitivo. Ya clasificado a cuartos de final en el primer lugar, el partido ante Paraguay será una gran oportunidad de afirmar las virtudes y seguir limando los defectos.