SALVADOR (Enviado especial) -- Son días de calma los que vive la Selección Colombia en su segunda estadía en Salvador en esta Copa América. Las dos victorias contra Argentina y Qatar, sumadas a los empates en los demás partidos le dieron la posibilidad de asegurar el primer puesto del grupo B mucho antes de lo pensado. La Tricolor fue el primer equipo que logró la clasificación a cuartos de final y hoy todos sus potenciales rivales la miran con un respeto que eleva su prestigio en este campeonato.
Ser primero de zona en una Copa como esta es importante no solo para evitar a otro líder en el cruce, sino también para sumar confianza en el plantel y elevar la consideración del resto de los participantes. Además, hacerlo una fecha antes del final de la fase de grupos permite rotar jugadores sin necesidad de poner en juego nada. Frente a Paraguay, el seleccionado nacional está en condiciones de darse el lujo de darles reposo a sus figuras y llegar más descansado que el resto de los clasificados.
Es una ventaja para aprovechar, más allá de que lejos está de ser decisiva. Tras el empate de Argentina, Carlos Queiroz se encontró con la posibilidad de bajar las cargas y otorgarles unas mini vacaciones a sus titulares. Así quedó demostrado en el entrenamiento del viernes, cuando ocho de los que suelen arrancar los partidos hicieron ejercicios lúdicos mientras el resto trabajó de forma normal. Pero esta no es la única ventaja. También podrá darle minutos a aquellos que aún no jugaron, mantenerlos conformes y examinar mejor posibles variantes.
En el debut, Colombia demostró que la idea del DT luso ya cuajó en el plantel. Durante años se le criticó a José Pekerman no tener un plan claro de juego. En su ciclo, la Selección siempre fue competitiva e hizo las mejores campañas de la historia, pero no estaba claro cuál era su identidad. En muy poco tiempo, Queiroz logró imprimirle su sello. Aún queda mucho camino por andar, pero hacerlo desde las victorias es mucho más fácil y mejor que desde las derrotas.
Hasta ahora, son seis los encuentros que dirigió el portugués, de los cuales dos fueron oficiales y uno fue un amistoso "en serio". En esos tres partidos, marcó seis goles y no recibió ninguno. Los números son los ideales y el plan quedó presentado: defensa sólida, transiciones en bloque, mediocampo dinámico y potencia arriba. Frente a Qatar demostró que puede mantener la posesión sin desesperarse y ante Argentina que es capaz de competir contra los mejores futbolistas del mundo y de ganarles.
Los seis puntos y el liderato asegurado de la zona permiten relajar tensiones y, como se dijo, rotar sin ningún riesgo. En la Copa América Centenario el conjunto de Pekerman también había ganado en las dos primeras fechas, entonces el argentino decidió cambiar diez de los once titulares. Solo quedó Sebastián Pérez. La derrota contra Costa Rica dejó a Colombia en el segundo puesto, a merced de un cruce más complejo. El adversario de cuartos fue Perú (y podría haber sido Brasil) en lugar de Ecuador.
Esta vez no sucederá eso. Pase lo que pase, la Tricolor sabe que emprenderá un viaje ya conocido desde Salvador rumbo a Sao Paulo. Aunque no jugará en el Morumbí sino en el Arena Corinthians, el hecho de visitar un hotel familiar es otra de las bondades casi imperceptibles de su estatus de líder, como lo es el hecho de conocer la logística con más de una semana de anticipación. Mientras algunos conjuntos ya llevarán cuatro ciudades diferentes en este certamen, la delegación nacional solo visitó dos.
Tras el choque con Paraguay, el plantel se sentará con toda la tranquilidad del mundo para ver cómo Uruguay y Chile se enfrentan con el único objetivo de evitarlos en cuartos de final. La tensión de ese choque también puede ser un beneficio colateral del primer puesto. Hasta hoy, son todas buenas noticias para Colombia en suelo brasileño. Que siga así hasta el 7 de julio.