Brasil tiene en Neymar a su mejor jugador. Cerca de alcanzar el registro goleador de Pelé en su selección, enfrenta esta noche a Colombia en la Copa América con un historial de fantasía y un temperamento traicionero.
Seduce con su fútbol, irrita por su personalidad. En esos extremos que comparte en la cancha se siente cómodo. Parece disfrutarlo. Va del golazo a una reacción emocional inesperada. Todo sin escalas, en un ciclo que repite sin pausa y que la Selección Colombia vivió cada vez que lo enfrentó.
El punto de partida se da en los minutos finales de los cuartos de final en el Mundial de Brasil 2014. Camilo Zúñiga le hizo una falta descalificadora.
"Fue una fatalidad por ser una entrada y yo lesionarme. Eso no fue una jugada normal de un partido, fue innecesario. Si quieres hacer una falta, me agarras o me sostienes", detalló con el tiempo.
Creció así una chispa que se manifiesta en técnica y rabietas.
A los empujones con Bacca en 2015
Un año después de la falta de Zúñiga, Colombia venció 1-0 a los pentacampeones en la Copa América de Chile. Neymar estaba nervioso y primero encaró a Jeison Murillo antes del pitazo final. Con el partido terminado, descargó su furia a través de un pelotazo a la espalda de Pablo Armero. El primero en los reclamos fue Murillo. Sin embargo, la reacción más elevada de tono la tuvo Carlos Bacca. Lo empujó con fuerza. Tras un amago de pelea entre los jugadores, el árbitro expulsó al 10.
Gol en Manaos por la Eliminatoria 2018
Con la pelota también es incontrolable. Lastimó a Colombia con un golazo en la victoria 2-1 de septiembre de 2016 por la Eliminatoria en Manaos. El partido estaba bajo control, pero si hay espacios por la izquierda para él, casi siempre hay castigo en la red. A los 74’, Neymar encontró esa zona libre, entró al área y con un zurdazo cruzado venció a David Ospina.
Abrazo con James en Barranquilla 2017
El último partido oficial terminó empatado 1-1 por la Eliminatoria en 2017. El calor de Barranquilla derritió a las dos selecciones y sobre el final: James y Neymar recorren la cancha con un abrazo.
El colombiano reconoció que por su buena relación con Neymar, le pidió entre risas aflojar con el ritmo.
“Le dije que parara, porque estaba corriendo mucho”, dijo. A lo que el brasileño respondió con otra sonrisa: "Sí, sí, ya. Estoy ya muerto".