Racing Club, al que se le suelen caer goles de los bolsillos, hizo uno y ni siquiera lo gritó. El ruido fue todo de Atlético Bucaramanga, protagonista de una victoria histórica por 2-1 por la CONMEBOL Libertadores 2025, en un Cilindro a puertas cerradas.
La sanción por el espectacular recibimiento para La Academia en la semifinal de la Sudamericana pasada ante Corinthians derivó en un ambiente de entrenamiento, aunque con la tensión de jugar por los puntos. Una sensación por demás extraña para los pocos presentes en Avellaneda e incluso para los que lo vieron por televisión.
Frío, lluvia y una cancha vacía
Los árbitros no recibían saludos para sus familias al pisar el césped. Los visitantes no sentían la habitual hostilidad en ningún momento. Había apenas un guardia de seguridad en cada cabecera, cumpliendo su rol y manteniéndose estoicamente de espaldas al campo.
Para que la escena sumara otra cuota de tristeza, se largó a llover en Avellaneda justo antes del arranque. Con el himno de la Libertadores de fondo, fue una salida a la cancha sin brazos en alto. Y en el saludo protocolar, hasta podían escucharse los choques de manos. Lo anticipó Gustavo Costas antes del partido: “Es tristísimo. Es difícil para el jugador en una cancha vacía".
La falta de clima no pareció apagar a Gastón Martirena, que salió corriendo antes del primer toque en el círculo central. De hecho, fue el mismo uruguayo el que enganchó y sacó un zurdazo a los 53 segundos con el que exigió a Aldair Quintana. A los 2 minutos, Luciano Vietto lo asistió y Maravilla Martínez falló extrañamente en el mano a mano. Señal inequívoca de que no parecía ser la noche de Racing.
El ímpetu le duró poco al dueño de casa. Salas siguió una jugada tras la falta a su compañero de ataque, enganchó y metió un zurdazo alto. A los 24, otra vez lo tuvo Maxi con un anticipo de cabeza tras un córner de Vietto que hizo lucir al arquero rival.
Mientras tanto, la ausencia de gente permitía escuchar nítidamente los reclamos del banco visitante después de un fallo del árbitro Matonte. O el rechazo de cabeza de Marco Di Césare. Para entonces, ya sin la molesta lluvia, Gustavo Costas entró en calor y se sacó la campera. De repente, los guardias de seguridad advirtieron la presencia de un hombre, al que invitaron a retirarse amablemente de la desierta tribuna local.
Bucaramanga empezó a crecer con Fabián Sambueza como generador de fútbol y dos amenazas por las bandas: Kevin Londoño y Frank Castañeda, quien pateó cruzado en una contra a la media hora de juego e hizo estirar a Arias. En esos minutos, también avisó Luciano Pons y Nazareno Colombo casi provoca el 0-1 en una mala salida desde el fondo.
Aumentaba la confianza del campeón del Apertura colombiano, que tuvo un 60 por ciento de posesión en esos primeros 45 minutos. Pase no look de Fredy Hinestroza para la ovación de los suplentes, los aplausos de un muy activo Leonel Álvarez y hasta el “Goooouuu” que salió desde la platea de Prensa por el remate de Pons que pegó en la parte externa de la red.
Un partido que Bucaramanga no olvidará jamás
Ya en el complemento, Castañeda exigió a Arias en apenas 18 segundos. Y a los 3, Maravilla Martínez lo tuvo en dos ocasiones y volvió a toparse con Quintana. Si Maravilla no puede...
Hasta que a los 8, Los Leopardos le pagaron a Racing con su propia moneda: sacaron rápido un tiro libre, como La Academia suele hacer con los laterales gracias a sus despiertos alcanzapelotas. Llegó el centro por izquierda y alguien gritó “Ojo atrás, Basso”. Sin embargo, el General pasó de largo y Luciano Pons cabeceó de pique al suelo para abrir el marcador. Delirio en la cancha y también entre los periodistas partidarios: “Es histórico. Piel de gallina. Se me revienta el corazón. Bucaramanga le gana al grande de América, David le gana a Goliat”.
Perdido como todo el partido y ahora en desventaja, Racing dejaba huecos para que lo lastimen. Y en otra contra, a los 19, salió un pase largo desde el área propia, falló el ingresado Martín Barrios, Castañeda controló y abrió con Sambueza, quien metió un derechazo cruzado para el 2-0. 2° grito en Libertadores para el hermano de Rubens, el ex-River. ¿El anterior? A Racing, aunque usted no lo crea, en el 2-2 de marzo de 2016. Aquella vez jugaron Diego Milito y Sebastián Saja, actualmente presidente y director deportivo, respectivamente.
La reacción llegó demasiado tarde. Al minuto y medio de descuento, Barrios puso el 1-2. El sector de Prensa ocupó el rol que los hinchas dejaron vacante. Unos pedían la hora, otros más tiempo de adición por la demora en los cambios. Llegó el pitazo final y se desató la fiesta verde en Avellaneda. No es para menos: primer triunfo en la Copa después de 27 años y primera victoria como visitante, nada menos que en Argentina, donde Racing nunca había perdido ante un rival colombiano.
"El Cilindrazo”, como lo bautizaron los periodistas colombianos presentes, ya forma parte de los libros de historia. Los jugadores de Bucaramanga posaron en el estadio vacío en una foto que seguramente le mostrarán a sus nietos.
La contracara fue una salida con cabeza gacha y el dolor de haber sido superado en casa. "Son raros estos partidos sin público. La fiesta, lo que se vivió contra Corinthians son las cosas lindas del fútbol. Fue un partido raro, feo. Me hace acordar a épocas malas. Siempre tenemos el plus de la gente y hoy nos faltó. Pero también nos faltó encontrar el juego", admitió Gabriel Arias. Racing se pareció más al del fútbol local que su versión copera y tuvo su noche más silenciosa en mucho tiempo.