El simple hecho de que los uruguayos hayan invitado a sus rivales a comer un asado antes del partido habla de otros tiempos. Hoy sería impensado. Y mucho menos si se tiene en cuenta que el partido en cuestión era por la CONMEBOL Libertadores.
La historia del principal torneo de clubes a nivel sudamericano tiene grabada a fuego la fecha del 19 de abril de 1960. Aquel día, en el Estadio Centenario -el mismo que albergó el primer Mundial de la historia- se jugó el primer encuentro de la Copa Libertadores.
Peñarol recibió a Jorge Wilstermann, un equipo de Bolivia vinculado a la empresa de aviación local, el Lloyd Aéreo Boliviano. El nombre del club tributaba homenaje al pionero de la navegación aérea boliviana. Por eso al Wilstermann se lo conoce como el club del aviador.
El primer partido de la historia de la CONMEBOL Libertadores está rodeado de curiosidades propias de la época, como el hecho de que el club boliviano viajó a Uruguay en hidroavión, procedente de Buenos Aires, y desembarcó en el hidropuerto de CAUSA. Eran tiempos donde los hidroaviones reinaban en el Río de la Plata.
La aeroestación de CAUSA, que se inauguró el 5 de febrero de 1939, estaba en la dársena 3 del Puerto de Montevideo. La edificación contaba con tres pisos en los que se distribuían oficinas, salas de embarque, sanidad, aduana y rampas para abordar los hidroaviones.
Otra curiosidad del primer partido de la historia de la Libertadores la marca el hecho de que el plantel de Jorge Wilstermann llegó cuatro días antes a Montevideo (el viernes 15 de abril de 1960) para aclimatarse al llano.
Una vez en la capital uruguaya, los jugadores de Peñarol invitaron a sus colegas a comer un asado, como lo expresó el futbolista boliviano Renán López, en el libro Copa Libertadores de América de la Conmebol.
“Llegamos muchos días antes para aclimatarnos. Nunca olvidaré la confraternidad que reinaba. Los jugadores de Peñarol nos prepararon un asado y ellos mismos nos sirvieron, un gesto simpático, de gran camaradería”, expresó López.
Era la segunda vez en la historia que un equipo de Bolivia se presentaba en Uruguay. El último antecedente databa del Mundial de 1930.
El partido entre Peñarol y Jorge Wilstermann llegó a la gente a través de la magia de la radio ya que no se televisaba.
Ausberto García fue el encargado de tocar el primer balón en la historia de la Copa, al mover en la mitad de la cancha, donde cedió en corto para su compañero Máximo Alcócer.
El primer gol de la Copa fue en el arco de la tribuna Colombes y lo anotó Carlos Borges a los 13 minutos de juego.
¿Y la Copa? El trofeo de la Copa Libertadores nació en los talleres de la Platería Camusso en Lima, Perú. El ingeniero italiano Alberto De Gasperi, natural de Viella y radicado en la capital peruana desde 1940, fue su diseñador.
En una entrevista con el diario El Comercio, De Gasperi contó los detalles de la fabricación de la Copa Libertadores: “El doctor Teófilo Salinas (por entonces presidente de la Conmebol) nos dio una idea, hicimos un dibujo, pero lo rechazó. Hicimos otro, y le gustó. Lo que más tardó fue su aprobación. Cuando no le gustaba, había que volver a pensar. Hasta que quedó encantado con el resultado final”.
El trofeo original, según se narra en el libro de la Conmebol, fue hecho en varias piezas de plata 925, la máxima, y fue diseñado imitando la figura redonda de un balón formada por dos piezas cuya costura está tapada por el listón. De Gasperi dijo que: “El hombrecito que está en la cúspide pateando una pelota se copió de una copa de bronce que vendían en las tiendas para los campeonatos de los colegios”.
