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¿El espíritu copero de Racing le alcanzará contra la jerarquía de Flamengo?

No hay semifinal de CONMEBOL Libertadores que no huela a guerra deportiva, y Racing Club lo sabe. Frente a él, Flamengo aparece como ese rival que mete miedo antes de pisar el campo: plantel millonario, rodaje internacional y nombres que cotizan en Europa. Pero si algo demostró la Acadé de Gustavo Costas es que no entiende de jerarquías ajenas. El primer partido de la serie se verá en vivo por el Plan Premium de Disney+ (Sólo para Sudamérica).

Se construyó en la resiliencia, volvió del infierno varias veces, y hoy se aferra a una bandera que late en el pecho de su gente: la del espíritu copero, ese que demostró ante Peñarol en octavos y Vélez en cuartos.

Gustavo Costas, el arquitecto de la ilusión de Racing

Desde que regresó al club, Gustavo Costas le devolvió a Racing más que un estilo: le insufló una fe que no se negocia. Tras conquistar la CONMEBOL Sudamericana 2024 y la Recopa 2025, el DT se paró con un mensaje claro: competir sin complejos. “Candidatos o no, yo la quiero ganar”, declaró tras conocer al rival. Puede sonar osado, pero en su mirada hay convicción más que deseo extemporáneo; sabe que para avanzar no alcanza con ilusión, hay que respaldarla con disciplina.

Costas, conocedor de las diferencias estructurales con los brasileños, no las usa como excusa. “Sabemos que es un rival difícil, que económicamente está mejor… pero eso ya es otra cosa”, dijo con tono mesurado. Para él, esta llave no se define en balances contables, sino en cómo responde el grupo cuando hay presión. Por eso insiste en que “vamos a necesitar de todos los integrantes del plantel”: su Racing no es de once, es de todos.

Flamengo, la jerarquía que impone respeto

Del otro lado está Flamengo, un coloso con pedigree continental. No sólo por sus campeonatos y nombres, sino por la costumbre de llegar lejos. En cuartos eliminó a Estudiantes de La Plata, tras ganar 2-1 de local y caer 0‑1 en La Plata, definiendo en tanda de penales, donde Agustín Rossi fue figura al contener dos remates. Esa victoria pone de manifiesto la jerarquía del rival: sabe aguantar, sabe defenderse, sabe definir.

Pero no es invencible. En esa serie, Flamengo sufrió, se exigió al límite. Racing deberá hurgar sus momentos de fragilidad —cuando fallen los relevos, cuando se complique el manejo, cuando la presión suba—. Costas lo sabe y rehúye del discurso triunfalista: “Todavía no ganamos nada”, repite como mantra preventivo.

El Racing de Costas y la mística que no se compra

Racing no compite solo. La hinchada juega. En la ida acompañarán al equipo en Río y en el Cilindro se transformará en un factor clave. En la vuelta debe ser una caldera, un empuje permanente que intimide y aliente. Costas lo entiende: quiere un equipo que no negocie actitud, que siempre muestre el colmillo. Porque cuando faltan piernas, la mística aparece. Esa que no se compra, no se entrena, nace en el corazón del club.

El recorrido de esta Libertadores lo demuestra. Racing fue competitivo en cada cruce, incluso con bajas o fatiga. En más de un partido ganó por carácter antes que por fluidez. Y en estas fases, eso vale tanto como el fútbol.

Racing vs Flamengo: detalles que definen una serie

La llave será microscópica: pequeños descuidos pueden sentenciar. Racing llega con bajas sensibles (por ejemplo, Gabriel Rojas que se lesionó ante Banfield por el torneo local) y deberá manejar el desgaste con precisión. La gestión de minutos, rotaciones y cuidados será determinante.

En la ida, en Río, la estrategia parece clara: imponer presencia, no vacilar, buscar un resultado favorable sin entregar la retaguardia. Será una guerra emocional, mental, de temple. En ese contexto, un rebote, un cambio acertado o una salvada pueden decidir. Costas lo sabe y no deja nada librado al azar.

Fe, fútbol y fuego: lo que le queda a Racing

En un torneo donde los colosos suelen imponerse, Racing llega como ese enemigo incómodo: sin la billetera de Flamengo, pero con una certeza profunda. Con un técnico que cree, una hinchada que empuja, un plantel que respondió.

¿Le alcanzará el espíritu copero para dar el golpe? Nadie lo asegura. Pero si algo tiene claro, es que Racing no bajará los brazos. Fútbol, fe y fuego. A veces eso alcanza. Y cuando no, deja huella igual.