La victoria de 3-2 no ilumina el presente de la Selección Mexicana, su sufrimiento en el debut de la Copa Oro 2025 fue la alegría de los aficionados en las tribunas del SoFi Stadium.
LOS ÁNGELES -- El sufrimiento de la Selección Mexicana fue la alegría de los 54,309 aficionados en las tribunas del SoFi Stadium. La angustia en las calles de Los Ángeles terminó en solaz esparcimiento para los aficionados en el tendido, pero en angustia para el Tri en el terreno de juego.
Los pronósticos se hicieron añicos. 3-2 saca la victoria México, cuando los cálculos alegres garantizaban un tsunami tricolor sobre los dominicanos. No ocurrió tal masacre.
Cierto, Luis Ángel Malagón dejó de ser el arcángel del arco, y en uno de los dos goles evidenció la reacción tardía y falta de recorrido técnico en el 1-0. Eso y errores de marca en el segundo gol, terminaron por enmarcar complicidad con los antillanos en el desenlace.
Pero, Dominicana fue una versión grata y sorprendente. El trabajo del argentino Marcelo Neveleff merece reconocimiento. A jugadores con ciertas deficiencias tácticas, les endilgó intensidad y una disciplina táctica que terminó por marcar contrastes en el partido. Un 5-4-1 casi perfecto.
Un primer tiempo en el que dominó México, pero se erigió el arquero Xavi Valdez como el héroe. Llegado del barrio exquisito de Harlem, en Nueva York, y respetable en la MLS, terminó por atajar balazos de Santi Gimenez y 'Piojo' Alvarado en la primera mitad.
El control de la pelota, poco sirvió en efectividad al Tri en el primer tiempo. Orbelín Pineda terminaba por abandonar la zona y confundirse en su ubicación, provocando recorridos y coberturas no contemplados por Edson Álvarez y Erik Lira, seguramente los dos mejores hombres del Tri.
¿Atribuible a Javier Aguirre el desorden en México, para recuperar la pelota, apretar con más certeza y fuerza en media cancha a partir del segundo tiempo?
Alexis Vega suplió a Orbelín y Carlos Rodríguez a Israel Reyes.El reacomodo en las tres líneas de México empezó a abrir la puerta a un dominio abrumador de República Dominicana, y conforme se acercaba el desenlace del partido, ya el Tri y el Vasco Aguirre se estremecían con una veladora en una mano y un cronómetro en la otra. Cuando el árbitro decide alargar seis minutos el segundo tiempo, un berrinche monumental de Javier Aguirre.
La presión de Dominicana estaba por los cielos y la presión del 'Vasco' por los suelos. Así fueron los minutos finales.
No cabrán explicaciones de Aguirre al final. Aquello de que “las distancias se acortan”, o que “los rivales aprenden y crecen”, no serán suficientes, para la poca reacción emocional y futbolística de México, cuando A los ’67, Edison Azcona acercaba en el 3-2 a los antillanos.
Ciertamente en los momentos de duda, surge el desconcierto. Y queda claro que Javier Aguirre no tiene el embajador urgente en la cancha, porque Edson Álvarez, sigue siendo el mejor del equipo, pero no le alcanza para los lapsos pensantes de conductor.
Chelis explota al analizar la forma de juego que mostró la selección dirigida por Javier Aguirre en su debut en Copa Oro.
Sí, México sigue acéfalo cuando de talento, pausa, reacomodo y liderazgo se refiere dentro de la cancha. Al menos, tiene un jugador que puede romper, por sorpresa y profundidad como es Marcel Ruiz quien ayer se quedó en la banca.
La pregunta es válida: elecciones desafortunadas del cuerpo técnico en los cambios, o incapacidad de los cambios para seguir las indicaciones.
Sí, la victoria de 3-2 no ilumina el presente del Tri, más allá, de insistirse, por la noche luminosa de los 54,309 espectadores, cierto, con una rebaja dramática en el precio de los boletos, para tratar de atraer a los aficionados.
Por lo pronto, mucho trabajo por delante para el Vasco, especialmente en un aspecto en el que suele ser experto: el emocional y el táctico.
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