Fútbol Americano
Rafael Ramos | ESPN Digital 5y

Vence México a Costa Rica en tanda de penales

HOUSTON -- El fatalismo de México tiene un epicentro dramático: el punto penal.

En el aniversario del “No era penal” del Mundial de Brasil, pese a un penalti obsequiado a Costa Rica y en la definición desde el manchón, México consiguió el pase a Semifinales de la Copa Oro.

Guillermo Ochoa atajó el disparo de Keysher Fuller sobre su derecha y al 1-1 de tiempo regular y los dos tiempos extras, se sumó el desenlace por 5-4 en penaltis, tanda en la que falló el habitualmente infalible Raúl Jiménez.

Por México acertaron Luis Montes, El Piojo Alvarado, Jesús Gallardo, Héctor Moreno, Carlos Salcedo. Por Costa Rica acertaron Celso Borges, Elías Aguilar, Óscar Duarte, Francisco Calvo. Fallaron Randall Leal y Keysher Fuller.

Con este desenlace termina la racha ganadora de Tata Martino con el Tri y la consistencia de anotar tres o más goles en el tiempo regular.

La clasificación de México se llena de preocupación. Para el juego ante Haití, el martes en Phoenix, no podría contar con Andrés Guardado, Jonathan dos Santos y posiblemente tampoco con Edson Álvarez, además de que Martino no estará en la banca.

Un partido trabado que comenzó con la ilusión sabatina de los 70,788 aficionados que colmaron el NRG Stadium y que terminó en el jolgorio ya de domingo, tiempo de Houston, en la celebración del triunfo mexicano, en un fenómeno de catarsis absoluta.

Duelo entrampado
Gustavo Matosas no cumplió su palabra, pero sus jugadores sí.

En la estrategia, Costa Rica no jugó al tú por tú con México, pero entró a la dinámica irascible del golpe por golpe.

No fue, el equipo tico, la personificación de la promesa de Matosas de ir al asalto, pero lo que hizo, lo hizo bien: marcar, estrechar caminos, cerrar combinaciones, asfixiar los relevos y salir en mano a mano o en contragolpes aislados.

Con eso, Costa Rica le puso la angustia de moño a Ochoa con dos remates y generó dos amonestaciones, una por innecesaria y atropellada entrada de Salcedo y la otra por precipitación de Jonathan.

Mientras se angustiaba por la serenidad de los ticos, México revolucionaba su paso, en especial Rodolfo Pizarro con una dinámica todo terreno, mientras Guardado ejercía la jefatura de su jerarquía, pero las buenas intenciones caían en los diques ticos.

Hasta que Jiménez acabó el sufrimiento, justo cuando acababa el primer tiempo. Era el 44’, y su definición es el recurso del goleador cuando se queda sin recursos, porque Jiménez recibe un balón en el área servido por Pizarro. Entre cuatro mastines y sin saber qué hacer, de espaldas al marco, hacia el perfil derecho y la pelota yendo hacia la izquierda y fue el instinto, esa arma inesperada que ilumina en la incertidumbre.

Jiménez remata con pirueta incluida, gira en el aire para que el balón, ante la aparatosa maniobra, entre de manera simplonamente efectiva, pegadita al poste derecho de Moreira: 1-0, en ese minuto de la agonía del primer tiempo, y Jiménez confirma en la confusión de las circunstancias las palabras de Martino: “Es el mejor nueve que tiene México en este momento”.

De ahí, al descanso. Con el peso de un gol que llega con secuelas al vestidor.

De la miel a la hiel
En el regreso, México asume el control. Se vuelve a sentir cómodo, pero Costa Rica navegaba en la esperanza del contragolpe.

Al minuto 50’, la recompensa para la persistente Costa Rica: balonazo al frente, a la aventura, y Joel Campbell se enreda en jaloneos con Chaka Rodríguez y Jesús Gallardo, los chamaquea, los supera, pero, en el último empujón, Rodríguez le despoja, el tico dispara y golpea el pasto y el tobillo del mexicano y John Pitti se hurta un penalti de la academia del absurdo.

Más que un premio a Campbell, era un castigo a los bobalicones defensas mexicanos.

Bryan Ruiz se relame con toda su experiencia en el momento. En el manchón la pelota invita a la gloria del momento. Elige y cobra impecable: 1-1 al 52’.

El 1-1 no desconcierta a México, pero tampoco lo ilumina. Costa Rica se mantiene sobrio, recupera la tranquilidad bajo el amparo del empate, se defiende con nueve frente a Moreira, pero elabora con mesura sus salidas.

Martino acelera su forma de mascar chicle cuando Guardado pide su cambio. Carlos Rodríguez lo sustituye y en la misma tanda, Alvarado ingresa por Uriel Antuna y su primera maniobra genera un disparo de Rodríguez que se enreda en el poste, en el manotazo del arquero y la fortuna.

A la baja de Guardado se agrega la de Jonathan por un aparente tirón. Luis Montes asume el mando de un equipo que se ha quedado sin sus dos garitas estelares en la cancha.

Incapaces ambos equipos de alterar el marcador en los tiempos extra, el drama debía escribirse con la tinta indeleble de la fatalidad del manchón penal.

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