El exmundialista de la Tricolor habló sin filtros sobre el presente del fútbol costarricense, el cambio generacional y los casos de Creichel Pérez y Brandon Aguilera
Christian Bolaños no necesita levantar la voz para dejar claro lo que piensa. Lo hace con la misma precisión con la que alguna vez colocó un centro en Brasil 2014.
Desde su retiro, se ha convertido en una de las voces más lúcidas y sin adornos del fútbol costarricense, y esta vez no fue la excepción: habló del presente de La Sele, de los jóvenes, de la falta de liderazgo y del golpe de realidad que atraviesa el país.
“Costa Rica se quedó dormida y los centroamericanos nos alcanzaron”, lanzó sin rodeos. La frase, tan directa como certera, resume la sensación de un jugador que lo vivió todo con la camiseta nacional y que hoy observa con preocupación cómo se diluye una identidad que tardó años en construirse.
Christian Bolaños jugó con Costa Rica nueve partidos en Copas del Mundo Mayor, 40 cotejos de Eliminatoria, estuvo en Alemania 2006, Brasil 2014 y Rusia 2018.
“La Selección perdió el valor de la convocatoria”
Para Bolaños, el problema no pasa solo por lo deportivo, sino por la pérdida de mérito. “En algún momento se dejaron de convocar a los mejores. No se miraba el rendimiento y se enviaba un mensaje pésimo a los jugadores. Ser llamado a la Selección era un premio al esfuerzo, pero eso se perdió. Llegar a la lista ya no costaba”, señaló.
El exjugador del Saprissa recordó que, en sus tiempos, la competencia interna era feroz. “Nosotros durábamos 12 o 13 años dentro de la Selección porque siempre rendíamos. Cada llamado había que ganárselo. Hoy parece que algunos creen que tienen el puesto asegurado”.
Creichel y Brandon, dos caras del mismo reflejo
El exseleccionado no rehuyó los temas espinosos. Cuando se le preguntó por el caso de Creichel Pérez, fue firme: “Es un joven al que hay que guiar, no señalar. Esto no lo hace ni el primero ni el último, pero tiene que entender que un celular, una foto o un escándalo puede destruir una carrera. Hay que enseñarle qué está bien y qué no”.
Sobre Brandon Aguilera, fue igual de transparente. “Tenía mucha bulla. Le dieron la ‘10’, le pedían cosas que quizás todavía no podía asumir. Tiene condiciones, pero hay que entender los tiempos. El número no juega, pero representa una responsabilidad enorme. Si un joven no está preparado, todo se nota”.
Para Bolaños, ambos nombres simbolizan una generación talentosa pero mal acompañada. “Estos muchachos necesitan guía, referentes que les hablen, que les muestren el camino. Antes teníamos voces en el camerino que nos ubicaban. Hoy hay más exposición, más redes, pero menos dirección”.
“Nos alcanzaron los vecinos del área”
Con tono sereno pero contundente, Bolaños analizó el momento de la Selección Nacional en las eliminatorias.
“Después de Brasil 2014, Costa Rica entró en una nublosa. Pasamos casi diez años viendo qué hacer, mientras los demás crecieron. Hoy los centroamericanos nos alcanzaron. Perdimos el respeto en el área y eso se nota en la cancha”.
También alabó el regreso de veteranos como Celso Borges y Kendall Waston, figuras que el entrenador Miguel ‘Piojo’ Herrera volvió a convocar. “En momentos límites, hay que ir con los que tienen experiencia. No es lo ideal, pero es necesario. Ellos pueden aportar calma y carácter para que los jóvenes entiendan qué se juega en una eliminatoria”.
“Hay que dejarse la vida por la camiseta”
Finalmente, el exmundialista dejó una reflexión que suena a advertencia: “Estar en la Selección no es un derecho, es un privilegio. Cada llamado hay que sudarlo. Si un jugador quiere mantenerse, debe rendir. La Sele no está para improvisar ni para acomodar a nadie”.
La voz de Christian Bolaños resuena con fuerza en un momento donde la Tricolor busca reencontrarse con su esencia. No hay gritos, ni golpes de mesa, pero sí una sentencia clara: Costa Rica se quedó dormida. Y el resto, simplemente, despertó antes.