El técnico de la H pidió mesura, inteligencia y control emocional para un duelo que define mucho más que tres puntos en las eliminatorias
Mientras en Costa Rica las expectativas y la presión suben, en Honduras, Reinaldo Rueda apela a la calma. El seleccionador catracho, uno de los técnicos más experimentados del continente, bajó las revoluciones mediáticas y habló de “cerebro más que piernas” para encarar el duelo de este jueves ante La Sele, en el estadio Francisco Morazán.
El timonel sabe que el duelo trasciende lo deportivo: es historia, orgullo y supervivencia. Pero su receta no está en la euforia, sino en la serenidad.
“Será un partido muy cerebral, se necesita inteligencia táctica”, advirtió con voz tranquila, casi pedagógica. “Este tipo de juegos hay que saber descifrarlos, y eso requiere cabeza fría”.
Rueda no improvisa. El colombiano —que ya clasificó a Honduras a Sudáfrica 2010— entiende que la eliminatoria no se gana a gritos, sino con planificación. Por eso pidió a su equipo y a la afición evitar el exceso de confianza tras el liderato actual del grupo C.
“Estos partidos se ganan con inteligencia. Habrá momentos cerrados y de mucha tensión, pero el que logre imponer su ritmo con el balón tendrá la ventaja”, explicó.
El estratega insistió en que sus jugadores deben controlar la emocionalidad y saber leer los distintos pasajes del encuentro. “Hay que tener equilibrio. No siempre se puede atacar ni siempre se puede defender. El control mental será tan importante como el fútbol mismo”, añadió.
Rueda no cayó en provocaciones ni en comparaciones directas. Al contrario, destacó la evolución del equipo de Miguel Piojo Herrera y la experiencia de los jugadores ticos que regresaron a la convocatoria, como Celso Borges, Kendall Waston y Keylor Navas.
“Costa Rica ha cambiado nombres, pero no su esencia. Miguel Herrera mantiene su idea, con jugadores que ya tienen varios mundiales. Son selecciones con historia, de gran técnica y buena organización”, reconoció.
Sus palabras, sin embargo, fueron también un recordatorio para los suyos: los partidos ante Costa Rica nunca son solo fútbol, son una guerra emocional que se gana en los pequeños detalles.
El técnico cerró su comparecencia con un mensaje que combinó respeto y ambición. No quiso hablar de favoritos ni de revancha. Prefirió hablar de preparación mental.
“Necesitamos equilibrio y concentración. Hay que tener los pies en la tierra. Son 95 minutos donde el apoyo del público será vital, pero sin caer en triunfalismos ficticios”, apuntó.
A su manera, Rueda volvió a demostrar por qué es uno de los entrenadores más respetados del área: porque en un entorno donde abundan los gritos, él apuesta por pensar antes de hablar.
Y en su ajedrez personal, cada palabra parece una jugada medida.
