La portera Valeria Fernández detuvo un penal al minuto 95 y mantuvo viva la ilusión tica de avanzar a octavos
En el fútbol, hay empates que saben a gloria. Y el de este martes para la Selección Femenina Sub-17 de Costa Rica fue exactamente eso: un punto con alma, garra y una portera convertida en heroína.
Las ticas empataron 1-1 ante Brasil en el Mundial Femenino Sub-17 que se disputa en Marruecos, un resultado que mantiene viva la esperanza de clasificar a los octavos de final y deja una muestra de carácter ante una potencia mundial.
El gol costarricense llegó al minuto 31, cuando Lucía Paniagua definió con frialdad tras una gran asistencia de Kiana López.
El grito de gol resonó en Marruecos y llenó de ilusión a un grupo que jugó sin miedo.
Brasil igualó cerca del final y, en el tiempo de descuento, tuvo la oportunidad de quedarse con los tres puntos desde el manchón blanco.
Pero ahí apareció Valeria Fernández, la guardameta nacional que detuvo un penal al minuto 95 y selló una de las actuaciones más memorables del torneo.
Con reflejos felinos y una valentía admirable, Valeria mantuvo a Costa Rica con vida y esperanza. Al final del partido, las lágrimas en los ojos de las jugadoras decían más que cualquier palabra: sabían que ese empate era más que un resultado; era un mensaje de orgullo.
El punto conseguido deja a la Tricolor con opciones claras de clasificación. El próximo viernes, a la 1:00 p.m., Costa Rica enfrentará a Marruecos en un duelo que podría marcar un capítulo histórico para el fútbol femenino juvenil del país.
La Sele no solo sumó un punto, sumó respeto. Y eso, ante Brasil, vale oro.