El técnico colombiano apunta al orden y a la humildad para vencer a los ticos y mantener vivo el sueño mundialista
SAN JOSÉ -- Honduras llega a Costa Rica golpeada, confundida y con nueve bajas que desangran a una selección que hace apenas una semana soñaba con un cierre tranquilo. Pero en medio del caos, Reinaldo Rueda levantó la voz para marcar el camino: orden táctico y humildad son —según él— los dos pilares que definirán si la H vuelve al Mundial o termina de rodillas.
El entrenador colombiano habló durante 20 minutos con una serenidad sorprendente para un duelo que, en la práctica, es una final. Rueda reconoció que la derrota en Nicaragua fue “un golpe durísimo”, que Honduras “no estuvo en cancha” en su porcentaje ideal y que la selección entró en un espiral de presión, insultos y pesimismo que ha golpeado al grupo.
Pero también dejó claro algo más grande: la llave para vencer a Costa Rica está en corregir la soberbia que mostró la H en Managua.
“Subvaloramos al rival, los vimos por encima del hombro. Perdimos el orden y nos castigaron. Mañana necesitamos un partido perfecto, de aplicación táctica y humildad”, sentenció.
Rueda incluso reveló una conversación inesperada con Marco Antonio “Fantasma” Figueroa, técnico de Nicaragua, luego de la victoria pinolera que puso a temblar a Centroamérica.
“Me presentó disculpas por el resultado y me dijo que espera repetir ese mismo comportamiento en Curazao. Respondió con absoluta seguridad”, contó el colombiano.
El mensaje retumbó: Nicaragua podría terminar siendo el juez que mande a Costa Rica o Honduras al Mundial… o los deje fuera a ambos.
La lista de bajas es inédita: nueve ausencias entre lesiones y sanciones. Omar Elvir, Edwin Rodríguez, Julián Martínez, Lozano, Rivas, David Ruiz… todos fuera.
Aún así, Rueda se aferra a la memoria táctica construida en los morfociclos y a los jóvenes del proceso panamericano.
“No tenemos un universo grandísimo de jugadores, pero todos están listos. Mañana es resiliencia pura”, dijo.
Costa Rica llega sin margen de error, con dos titulares lesionados y una crisis de confianza. Honduras llega con el autoestima por el suelo. Pero es justamente en esos duelos donde Centroamérica suele escribir capítulos inolvidables.
Rueda lo definió con una frase que deja vibrando el ambiente:
“Vamos a ver si ellos me llevan al Mundial. A mí el fútbol hondureño me llevó a uno; yo no he llevado a nadie”.
