Fútbol Americano
Jordi Blanco, Corresponsal en Barcelona 2y

Se cumplen 33 años del primer título de Cruyff como entrenador del Barcelona

BARCELONA -- El primer proyecto de Johan Cruyff como entrenador del Barcelona disfrutó el 10 de mayo de 1989, hace 33 años, de su primer éxito, con la conquista de la extinta Recopa de Europa en la que derrotó a la Sampdoria en Berna, Suiza, por 2-0.

Justo se cumplía un año y una semana desde su fichaje, como paraguas desesperado de un presidente, Josep Lluís Núñez, que atravesaba tras su enfrentamiento con la plantilla sus peores momentos al mando del club cuando la revolución del entrenador neerlandés dio sus primeros frutos logrando el tercer título del torneo, una década después de la legendaria final de Basilea y siete años después del segundo.

Cruyff aterrizó en el Camp Nou con un estilo propio e innegociable, que abarcaba todo el poder de decisión, no permitiendo ninguna injerencia de los directivos, y que provocó, futbolísticamente, un cambio absoluto, instaurando un novedoso y entonces revolucionario sistema de trabajo en el que el balón pasó a convertirse en el centro de todo, variando los hábitos de entrenamiento y trasladándolos al juego, apostando por un innegociable 4-3-3 ofensivo hasta, a veces, el suicidio.

El vestuario del Barça sufrió una auténtica agitación aquella temporada. El club se gastó en el verano de 1988 la cifra, entonces récord, de 13 millones de dólares en los fichajes de Bakero, Begiristain, López Rekarte, Soler, Valverde, Serna, Aloisio, Eusebio, Julio Salinas y Unzué, además del ascenso desde el filial de Milla, Amor y Roura. Diez fichajes y tres canteranos que ocuparon las plazas que dejaron Schuster, Urruti, Gerardo, Moratalla, Víctor, Calderé, Manolo, Clos, Pedraza, Amarilla, Fradera, Nayim, Vinyals y Linde.

Señalados por la directiva pero salvados por expreso deseo de Cruyff permanecieron en el club Zubizarreta y Alexanko, además de Migueli (inédito durante todo el curso tras lesionarse durante la pretemporaday que acabaría retirándose), Urbano y Salva, siendo caso aparte Julio Alberto y Carrasco, jugadores también de mucho peso y a los que Cruyff amenazó con dejar fuera de sus planes en caso de no aceptar cambiar una una cláusula de su contrato por el que tenían derecho a cobrar primas incluso sin jugar.

"El que no esté contento... que se vaya”, proclamó como mandamiento principal a su llegada el entrenador, que se marcó como principal objetivo "recuperar el orgullo de los socios", que la temporada anterior habían desertado de las gradas del Camp Nou como no se recordaba.

FIESTA
El ascenso de Cruyf entre la afición azulgrana obró el milagro y aunque en septiembre de 1988 perdió la Supercopa de España contra el Real Madrid y en octubre del mismo año el primer Clásico en el Bernabéu (3-2 en un partido muy polémico), el estadio azulgrana recuperó el ambiente, la hinchada se reenganchó al equipo y aún mostrándose lo suficientemente irregular en la Liga para no poder evitar el quinto título consecutivo de la Quinta del Buitre, la temporada europea devolvió la sonrisa.

Cierto es que tuvo una campaña asequible, cruzándose con el Fram islandés, el Lech Poznan polaco, el AGF danés y el CSKA búlgaro en semifinales (en una eliminatoria que sirvió para descubrir a Stoichkov). Alcanzó la final sin perder ningún partido, una semana después de sufrir el peor varapalo del curso al ser eliminado en cuartos de final de la Copa del Rey por el Atlético de Madrid (goleado 4-0 en el Calderón), pero la clasificación para la final de Berna provocó un estallido de euforia entre los aficionados, rendidos a su entrenador y que se desplazaron en masa a la ciudad suiza.

Más de 20 mil hinchas se dieron cita en el mismo estadio en el que en 1961 el Barça de Kubala y Luis Suárez había llorado la derrota en la maldita final de la Copa de Europa contra el Benfica, alentados por un Cruyff decidido a acabar con los lamentos... Y que planteó un partido abiertamente al ataque contra la entonces poderosa Sampdoria de Vujadin Boskov, en la que sobresalían Mancini, Vialli, Pagliuca, Cerezo o el ex azulgrana Víctor.

La final se puso rápidamente de cara para el Barça, con un gol a los tres minutos de Julio Salinas y el dominio azulgrana fue solvente y claro hasta que a un cuarto de hora para la conclusión López Rekarte, en un contragolpe eléctrico, sentenció la victoria con el 2-0.

Aquel fue el primer título de una era que desembocaría en el Dream Team que conquistaría cuatro trofeos de Liga consecutivos, además de la Copa de Europa, una Supercopa de Europa y la Copa del Rey, justamente un año después en el que fue el curso más problemático de Cruyff (exceptuando el de su despido).

Acabada aquella primera temporada del neerlandés como entrenador, el Barcelona incorporó a Koeman y Laudrup, quienes se convertirían en jugadores de culto en los planes de Johan, a quien esa Recopa otorgó una posición indiscutible en el entorno del club, en el que ya fue el principio del fin del dominio del Real Madrid de la Quinta del Buitre.

^ Al Inicio ^