Fútbol Americano
Jordi Blanco, Corresponsal en Barcelona 2y

Barcelona: 40 años del fichaje de Maradona, una época de opulencia que contrasta con su ruina actual

BARCELONA -- El FC Barcelona cerró el 4 de junio de 1982, semanas antes de comenzar el Mundial de España, el fichaje de Diego Armando Maradona, el futbolista más caro de todos los tiempos en aquel entonces y por quien pagó 7.2 millones de euros.

Al astro argentino le acompañaron Julio Alberto, Perico Alonso (padre de Xabi), Urbano, Marcos Alonso (el padre del actual jugador del Chelsea) y Pichi Alonso para un gasto total cercano a los 10 millones de euros, una cifra que superaba, prácticamente triplicaba, lo invertido en conjunto por el resto de clubes españoles y a la que no se acercaba ningún otro en toda Europa. Eran tiempos de opulencia, de un músculo financiero indiscutible en el Camp Nou… y del que al cabo de 40 años no queda ni rastro.

Cuatro décadas después el Barça prepara una asamblea extraordinaria en la que pedirá a los socios que aprueben medidas drásticas como es la venta de activos (BLM) y la cesión de derechos audiovisuales por 25 años para sobrevivir a una situación crítica.

“Cuando llegamos al club en marzo de 2021 descubrimos que no se podían pagar ni las nóminas del mes de mayo”, afirmó este viernes el vicepresidente económico Eduard Romeu durante una entrevista a RAC1, poniendo de relieve la realidad actual de una entidad centrada más en sobrevivir que en pelear cara a cara con los otros grandes del continente.

El Barcelona “tiene una masa salarial disparada hasta los 540 millones de euros”, anunció Romeu, explicando que la del Bayern Munich “apenas es de 300 millones” y que el Real Madrid no supera los 400, “la cantidad estimada a la que deberíamos llegar”.

Es por ello que el club prepara, ya ha iniciado contactos con diversos jugadores individualmente según reconoció a ESPN una fuente de la propia entidad, una nueva rebaja salarial en la plantilla que afectará a prácticamente todos los jugadores, excepto a los fichados durante el último mercado de invierno o a los renovados, y que en el mejor de los casos debería provocar un descenso cercano al 50 por ciento de sus salarios, con la figura de los capitanes Sergio Busquets, Gerard Piqué y Jordi Alba en el primer plano.

Esta medida ya la adelantó la última semana el presidente Joan Laporta durante una entrevista a L’Esportiu y la confirmó su vicepresidente este viernes, quien repitió que la directiva está “obsesionada en incrementar los ingresos pero más en rebajar los gastos, que son desproporcionados. Los salarios deportivos que nos encontramos al llegar al club estaban, y siguen estándolo, muy por encima de la lógica. Son absolutamente desproporcionados”.

Romeu afirmó que “no está presupuestado actualmente” el traspaso de Frenkie de Jong y dejó la puerta abierta a la posibilidad, remota insinuó, de que alguno de los capitanes (Piqué aparece en el primer plano) pudiera dar un paso al costado y abandonar el club. “Hay firmados unos contratos, unos acuerdos, con la anterior directiva debemos respetarlos... Otra cosa es que se pueda hablar”, reveló, sin demasiado convencimiento.

De hecho, sin que lo tuviera que admitir abiertamente el vicepresidente, la evidencia es que el Barça actual no tiene margen salarial ni para inscribir a Franck Kessié o Andreas Christensen. Mucho menos para atacar un fichaje de Robert Lewandowski cuya negociación no podrá iniciar hasta que los socios aprueben las medidas que presentará la directiva en la asamblea que se celebrará el 16 de junio.

REALIDAD
Cuatro décadas después de que el Barça batiera todos los records de gasto en reforzar su plantilla con aquel fichaje monumental de Maradona, el club no ha tenido ni la más mínima oportunidad de plantearse pelear por la incorporación de Erling Haaland, ni pensar en Kylian Mbappé o de presentarse en el mercado de fichajes en igualdad de condiciones con los otros grandes de Europa.

Hoy por hoy su realidad es intentar recuperar económicamente un club para el que la directiva encabezada por Laporta ya ha solicitado créditos por valor superior a los 1,500 millones de euros y que debe acometer la remodelación de un Camp Nou obsoleto y al que se llega tarde, recordó Romeu, en comparación al Real Madrid.

“Ellos aprovecharon la pandemia para empezar las obras del Bernabéu y ya vemos la diferencia entre los dos clubes ahora mismo”, sentenció el vicepresidente azulgrana, afirmando, en tono optimista, su confianza en recuperar el tiempo perdido respecto al club merengue “en cinco años”.

El Barcelona que en la década de los 80 del pasado siglo nadaba en la abundancia, aumentaba el valor de su patrimonio (en septiembre de aquel 1982 inauguró el hoy derribado Miniestadi presentándolo como la última maravilla del club) y acumulaba beneficios continuamente, se ha encontrado en 2022 con la caja vacía, las deudas acumulándose y la imposibilidad, a corto plazo, de sentarse a la mesa de los grandes clubes del continente.

De Maradona a la ruina, el Barça vivió bajo el mandato de Bartomeu tan por encima de sus posibilidades y estiró tanto el brazo, pagando salarios desmesurados, “fuera de mercado” según Romeu, que la crisis del covid no hizo más que descubrir la crítica realidad.

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