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A todo o nada

El Madrid, o juega a ganar, aunque sea sin explicaciones, o cae sin freno. Porque el Real Madrid va siempre a todo o nada.

El Real Madrid se jugó una carta fuerte el pasado domingo en Riad, Arabia Saudita. No fue la más importante de la temporada; pero sí una grande. Seria. Tan importante fue para el Barcelona ganar la Supercopa como para el Madrid haberla perdido.

Se insistió mucho en la urgencia del Barça de Xavi por levantar su primera copa. Pero, para para un equipo como el blanco, que vive “sólo” de ganar, la necesidad de éxito era parecida.

Más cuando sólo cuatro días después tiene otra cita definitiva. Si la gana seguirá en contienda por otro trofeo; pero si cae en La Cerámica, donde ya perdió por LaLiga hace unos días, habrá dejado en el camino dos copas en menos de una semana. Eso es malo para cualquiera equipo, pero en el Real Madrid, es una tragedia pura.

El equipo de Carlo Ancelotti tiene rato mostrando una cara parecida a la de Riad ante el Barça. El tema es que no en todos los partidos el rival ha sabido evidenciarlo tanto ni tan bien como sí hicieron los culés. Y otras veces, la pobre o limitada actuación colectiva de los merengues, la salvaba algún chispazo de los muchos magos que tiene el equipo.

Pero esa magia se va acabando. Porque puede que Benzema, Courtois, Modric y compañía parezcan de vez en cuando David Copperfield, pero ni eso los exime de cansarse de vez en cuando. Y hoy el equipo va con la lengua de fuera. Físicamente llegó a su tope y, a partir de ahí, la caída futbolística.

El Real Madrid tiene muchos años ya, tal vez casi toda su historia, jugando a cara o cruz. Cuando es cara gana títulos, lo que le ha sucedido muchísimas veces. Pero cuando sale cruz el equipo choca contra la pared. Sin el resultado como aliado, el Madrid presume de pocas cosas.

El mismo equipo que la temporada pasada ganó LaLiga con una anticipación de miedo y cuajó una de las historias más increíbles y grandiosas bajo el formato Champions League, hoy está contra la pared. Señalado, cansado y urgido.

Porque el Madrid, o juega a ganar, aunque sea sin explicaciones, como ya hizo en Europa el año pasado (y a veces también sin demasiado mérito), o cae sin freno. Sin encontrar de dónde agarrase. Porque el Real Madrid va siempre a todo o nada.