El Girona despertó abruptamente del sueño, engolosinado con un liderato inesperado, que se le atragantó al caer ante la contundencia del Real Madrid.
BARCELONA -- El Real Madrid recuperó el liderato de LaLiga que perdió hace una semana en el derbi. Aprovechó el jueves el tropiezo del Barcelona en Mallorca y asaltó este sábado el estadio de Montilivi con suficiencia, apagando de sopetón la euforia que rodeaba al Girona, el sorprendente e histórico líder que perdió de esta manera su primer partido del curso, después de enlazar seis victorias consecutivas.
El Girona quiso pero el Madrid pudo. Y ejecutó sin aparente esfuerzo a un rival que le abrasó de entrada, con dos ocasiones sensacionales... Y que a la que encajó el 0-1 de Joselu al traspasarse el cuarto de hora empezó a entregarse al fatalismo. Cuando apenas cuatro minutos después Aurélien Tchouaméni anotó el segundo el partido estaba sentenciado. No había mucho más que esperar.
Al equipo de Míchel le pesó el partido. No supo gestionar el júbilo con que encaró el enfrentamiento y se diría que menos aún el disfrutar de dos ocasiones de oro en cuatro minutos. Cuando Viktor Tsygankov estrelló el balón en el palo a continuación del remate alto de Yangel Herrera el Girona se hinchó y creyó posible volver a derrotar al Madrid. Una mano de Jude Bellingham en el área, protestada pero no concedida, fue el principio del fin... Al llegar al cuarto de hora la película ya había cambiado de argumento. Se acabó el efecto gaseosa.
Y mientras los unos querían, los otros acertaban. En su primer remate a puerta marcó el Real, con una asistencia soberbia de Bellingham que acertó Joselu. El sueño ya se desvanecía. Los nervios y las imprecisiones crecieron entre los animosos futbolistas del Girona al tiempo que el músculo y la veteranía de equipo grande, acostumbrado a partidos de alta exigencia, asentaban a los de Ancelotti, que en cuanto vio el 0-2 en el marcador comprendió imposible que se le pudiera escapar el triunfo.
Avisado por aquel 4-2 de la pasada temporada y sabedor de la victoria del Barcelona frente al Sevilla de la noche anterior, el Madrid entendía imprescindible ganar en Girona. No tanto por evitar un escenario en el que viera al equipo catalán, en caso de derrota, escapándose a cuatro puntos, sí más por perder la ocasión de devolverle el golpe al Barça y volver a superarlo en la tabla.
El Girona puede, hoy por hoy, contemplarse como un invitado, inesperado, en el pulso entre los grandes. Probablemente en el mismo club se entienda este papel... Pero el caramelo que tenía en este duelo ante el Madrid era demasiado apetitoso como para entregarse a un partido sin la excitación que suponía la mirada a la clasificación.
Quiso pero no pudo el equipo de Míchel. Y habrá que ver cómo gestiona en Cádiz, la próxima semana, el golpe anímico que supuso este 0-3 encajado la tarde en que pasó del sueño a la realidad...