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Barcelona: a 50 años del sueño roto ante el Leeds United

El 23 de abril de 1975 el Barcelona de Cruyff cabalgaba en la Copa de Europa hasta que el Leeds United lo frenó en seco en la semifinal


BARCELONA -- El 23 de abril se celebra en Catalunya 'La Diada de Sant Jordi', el día del libro y la rosa, una jornada especial en el calendario catalán, y triste para el Barcelona porque hace 50 años el Leeds United le truncó un sueño al equipo de Johan Cruyff de una forma abrupta e impensable.

Fichado en agosto de 1973, Cruyff lideró a un Barcelona imponente para conquistar el título de Liga y regresar a la Copa de Europa la siguiente temporada.

En aquel entonces solo el campeón del torneo nacional disputaba el gran torneo continental (además del defensor del título) y, en un curso mucho más breve que en la actualidad, el Barcelona se plantó en las semifinales tras eliminar consecutivamente al Vöest Linz de Austria (5-0), Feyenoord neerlandés (3-0) y Atbidabergs sueco (5-0).

Y allí se cruzó con el temible Leeds United de Jimmy Armfield, el club dominador del futbol inglés del momento, heredero de los postulados del indiscutible en Elland Road Don Revie y que había sustituido en el banquillo a Brian Clough, después leyenda en el Nottingham Forest pero que chocó en un equipo conocido como el 'Dirty Leeds' por la dureza excesiva en el césped.

El Barça del futbol preciosista y el rocoso Leeds abrieron la eliminatoria en Elland Road, venciendo el conjunto inglés por un ajustado 2-1 que en Barcelona se entendió remontable para jugar su segunda final, 14 años después de la derrota de 1961, en la Copa de Europa.

Pero aquel 23 de abril, jornada festiva sin ser fiesta en Catalunya acabó de la peor manera en clave azulgrana. Se llenó el Camp Nou con más de 100 mil aficionados que convirtieron el viejo estadio en una caldera que enmudeció de pronto, apenas transcurridos siete minutos cuando Peter Lorimer, tras un lanzamiento largo del potero David Stewart, pilló por sorpresa a la desprevenida defensa local y anotó un 0-1 terrible.

Cruyff se puso a los mandos y se buscó la remontada a través del futbol total que el entrenador del Barça, Rinus Michels, había implantado en la Naranja mecánica en el Mundial de un año antes... pero todos los intentos fueron chocando, uno a uno, ante la ferrea, dura y en ocasiones violenta defensa de un Leeds que encaró los últimos 25 minutos en inferioridad por la expulsión de McQueen.

Y Clares empató, logró el 1-1 de cabeza a 20 minutos del final que dio paso ya a un desbocado ataque del Barça en busca del 2-1 que llevara el partido a la prórroga, con una afición entregada y un Leeds sobreviviendo al límite, salvándose el capitán Billy Bremner, el defensa Hunter o el mismísimo delantero Joe Jordán de expulsiones que no habrían sido injustas.

Y el Leeds sobrevivió. Y la depresión se hizo presente al acabar el partido en un Camp Nou incrédulo por aquella eliminación. La maldición de Sant Jordi, en su máxima expresión.

CLÁSICO DE CRUZ Y CARA
Aquel mal fario acompañó, y se recuerda, al Barça durante mucho tiempo y vivió un segundo y terrible capítulo el 23 de abril de 2002. Otra vez en una semifinal, ya de Champions. Pero esta vez enfrentado el equipo azulgrana al Real Madrid de los Galácticos, que asaltaron el Camp Nou de manera brutal.

Sendos goles de Zidane y McManaman (este en tiempo añadido), sentenciaron un 0-2 imposible de remontar para el equipo que dirigía Charly Rexach en la vuelta, donde el 1-1 certificó su eliminación y el pase a la final de un Madrid que se coronó en Glasgow frente al Bayer Leverkusen.

El desquite, nunca suficiente pero sí al menos de alivio, lo obtuvo el Barça el 23 de abril de 2017, en otro Clásico, de Liga y esta vez en el Bernabéu. Fue la tarde en que Lionel Messi anotó un 2-3 de órdago en el minuto 92 y al que siguió la icónica celebración del argentino, mostrando la camiseta a los hinchas culers presentes en el coliseo merengue.

Pero aquella pesadilla de 1975 siempre permanecerá en los libros. Y en la memoria de los veteranos aficionados que la sufrieron como una puñalada en el corazón.