Barcelona y Real Madrid jugarán su último Clásico en Montjuïc que puede decidir el título, aunque los madridistas darán pelea hasta el final
BARCELONA -- El Clásico definitivo. Barcelona y Real Madrid se enfrentan por cuarta y última ocasión de una temporada dibujada, de momento, de color azulgrana con tres victorias y dos goleadas que anteceden a un partido con LaLiga en juego.
No se acabará, pero sabe el Real Madrid que todas sus opciones pasan por ganar, romper la racha del Barcelona y explosionar el campeonato de LaLiga a falta de tres jornadas que serían, en ese caso, dramáticas.
En el Barcelona, Hansi Flick concedió descanso el miércoles a su plantilla y el jueves, en una primera sesión de reencuentro en la que reiteró la confianza y orgullo a sus jugadores que ya les había trasladado en el mismo vestuario de San Siro tras la cruel derrota frente al Inter de Milán, comenzó a preparar con mimo este nuevo Clásico.
En el Madrid se aparcó el dictamen acerca del futuro de Carlo Ancelotti mientras el técnico italiano estudia cómo acabar con un rival que le ha destrozado con el fuera de juego, la presión alta, la velocidad por las bandas y los golpes en momentos cumbre.
En el seno merengue también se tiene presente que el Barça solo ha ganado dos de los últimos trece Clásicos que se jugaron en Barcelona, mientras el Madrid se impuso en siete.
Pero lo más cercano es lo que se vivió esta temporada: tres Clásicos en los que el Barça pasó de la exhibición al sufrimiento... Pero ganando siempre.
LA GOLEADA DEL FUERA DE JUEGO
Al primer Clásico, liguero y jugado el 26 de octubre en el Bernabéu, acudió el Barça tres días después de golear al Bayern Munich (4-1) en el Camp Nou en Champions y habiendo concedido solo una derrota en diez jornadas de Liga.
El Real Madrid, tres puntos por detrás, se relamía por el 5-2 con que había vencido al Borussia Dortmund con un hat-trick de Vinícius Júnior y existía el sentir general de que, siendo una prueba de fuego para el proyecto de Hansi Flick, el equipo de Carlo Ancelotti era favorito...
Lo destrozó el Barça con un 0-4 tan impensable como mayúsculo, cimentado en una atrevida, ajustada y magnífica presión adelantada que provocó hasta 12 fueras de juego de los jugadores del Real Madrid, especialmente señalado Kylian Mbappé, que llegó a celebrar un gol anulado por esta circunstancia.
Iñaki Peña, hoy invisible, fue otra de las claves que explicaron aquella victoria, con atajadas sensacionales antes de que, en la segunda mitad, la máquina ofensiva azulgrana destrozara al rival. Marc Casadó, Alejandro Balde, Lamine Yamal, Raphinha... El campeón recibió por todos lados, sin saber cómo evitar el destrozo y rendido a la evidencia.
Peña suplió con sobresaliente nota a Marc-André ter Stegen mientras en la otra portería, la ausencia de Thibaut Courtois, sustituido por Andriy Lunin, se dejó notar para que el Barça saliera del primer Clásico con seis puntos de ventaja.
VITAMINA EN ARABIA
Fue un 2-5 tan bestial en la ejecución como impensable en la previa. La Supercopa de España provocó un segundo Clásico (en la final), que tuvo unas jornadas previas cuanto menos preocupantes en el seno azulgrana. De los once partidos precedentes el equipo de Flick solo había ganado cinco y perdido cuatro en laLiga que le habían derrumbado a la tercera posición, cinco puntos por debajo del Madrid y a seis del Atlético de Madrid.
La amenaza de depresión asomaba, aún con disimulo, en el entorno y el Madrid (siete victorias y un empate en los ocho partidos anteriores) se las prometía muy felices para devolver el golpe de LaLiga y sumar su tercer título de la temporada tras la Supercopa de Europa en agosto y la Copa Intercontinental de la FIFA en diciembre... Y, por si fuera poco, Mbappé necesitó solo cinco minutos para marcar el 1-0.
Si el Barça había errado en sus dos primeras ocasiones, muy tempranas, el Madrid batió a Wojciech Szczesny (su tercer partido en la titularidad) a las primeras de cambio y la euforia se disparó entre la hinchada merengue. Duró apenas los siete minutos que necesitó Lamine Yamal para coronarse con un gol de bandera que significaba el empate y antes de que Robert Lewandowski, de penalti, solventase la remontada.
Pero del 1-2 se pasó al 1-4 al descanso con un cabezazo enorme de Raphinha y un carrerón de Balde que dejó al descubierto todas las miserias de un Madrid hundido ya después en cuanto Casadó asistió a Raphinha para su doblete en el 1-5 apenas comenzar la segunda mitad que cerró Rodrygo más tarde sin que el Barça, jugando en inferioridad por la expulsión de Szczesny, padeciera nunca.
Fue vitamina espectacular para el Barça y fue, también, la segunda prueba del excelente plan del Barça y el derrumbe del Real Madrid, que recibió un sopapo del que le costó recuperararse.
LA COPA DE SEVILLA
El Tercer Clásico venía con el segundo título jugado cara a cara entre los dos grandes. Una final de Copa que no se vivía entre ambos desde 2014 y a la que acudía herido el Madrid tras su eliminación en Champions a manos del Arsenal y ya a cuatro puntos del líder azulgrana en LaLiga.
3-2 resuelto en la prórroga con un golazo inesperado de Jules Koundé. El tercer golpe.
Fue el duelo más igualdo, espectacular y dramático de todos. Quizá, incluso, podría decirse que de los últimos tiempos. Y sonrió a un Barcelona que pasó por todos los estados de ánimo posibles en Sevilla.
Acabó por ser el tercer triunfo consecutivo de Hansi Flick sobre el Madrid, logrado en ese tiempo extra y después de que Ferran Torres evitara a poco del final una victoria, con remontada, que ya abrazaba el equipo merengue.
La séptima final del técnico alemán... Y su séptima conquista.
LO QUE VIENE
"Tenemos claro que será un partido muy difícil pero estaremos preparados" anunció ya en Milán el entrenador del Barça, consciente de que deberán el corazón y la cabeza suplir las deficiencias que puedan existir físicamente entre sus jugadores.
El Real Madrid acude a Montjuïc consciente de jugarse el título a cara o cruz y, también, convencido de estar en condiciones de derrotar a un rival al que estuvo muy cerca de conseguirlo dos semanas atrás.
"Solo nos ha faltado suerte, pero si seguimos así les ganaremos el partido de Liga en Montjuïc" aventuró Ancelotti tras la derrota en Sevilla.
El domingo, el segundo y último Clásico que se juegue en el Estadio Olímpico dictará sentencia. O se teñirá de forma decisiva (aunque no definitiva) LaLiga de azulgrana o, si vuelve a ganar el Madrid en Montjuïc, se contemplará un fin de curso explosivo.