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Núñez, el cazador de estrellas

BARCELONA -- Desde Hansi Krankl y hasta Patrick Kluivert. Entre Maradona y Rivaldo, con Schuster, Romario, Koeman, Ronaldo, Zubizarreta o Lineker… Pocos fueron los cracks que se le escaparon a Núñez durante sus 22 años de presidencia en el FCBarcelona.

Si Florentino Pérez fue el impulsor del Real Madrid galáctico con fichajes de relumbrón y que le pusieron en el plano como una suerte de Director Deportivo del club merengue, muchos años antes José Luis Núñez había personalizado la misma figura en un Barcelona que supo seducir a las principales figuras del fútbol mundial.

Llegado a la presidencia azulgrana en una época de gran crisis financiera, su primer golpe fue el fichaje del austriaco Hansi Krankl, Bota de Oro europeo y que le birló al Valencia en una negociación supersónica tras el Mundial de Argentina en 1978.

Al año siguiente, en 1979, consiguió la incorporación del Balón de Oro, Allan Simonsen y creyó dar el gran golpe con el fichaje de Roberto Dinamita, máximo goleador histórico del Vasco da Gama, una leyenda en Brasil… Pero que apenas permaneció tres depresivos meses en el Barça.

En el otoño de 1980 fue Bernd Schuster, estrella emergente y crack en la Eurocopa de Italia quien pasó a engrosar la nómina de figuras en azulgrana… Antes del fichaje histórico: Diego Armando Maradona. Por el Pelusa pagó el Barcelona 8 millones de dólares, una cifra nunca vista entonces (1982) en el mundo del fútbol pero su trascendencia en el club fue tan breve como decepcionante.

Maradona, que sufrió una gravísima lesión primero y una hepatitis después, dejó el club al cabo de dos años para irse al Napoli y Núñez cometió su primer gran error en el mercado al no imponer el fichaje de Hugo Sánchez, ya apalabrado, porque el entonces entrenador, Terry Venables, prefirió al escocés Steve Archibald.

Aquella decisión la pagó el Barça con la marcha del mexicano al año siguiente a un Real Madrid que dominaría el fútbol español durante el siguiente lustro, tiempo en que el club azulgrana ficharía a jugadores como Zubizarreta o Lineker, antes de sufrir el Motín del Hesperia y la revolución que lo cambiaría todo…

RENACER CON EL DREAM TEAM

Con la llegada de Cruyff al banquillo, el Barça cambió la fisonomía de su plantilla y la primera gran apuesta fue Ronald Koeman, al que siguió un año después Michael Laudrup y al siguiente Hristo Stoichkov, los tres extranjeros que fueron claves en la explosión del Dream Team que convirtió al Barcelona en legendario.

En 1993 fue el turno de Romario, quien en apenas una temporada conquistó la eternidad con sus goles antes de ganar el Mundial con Brasil y forzar al cabo de pocos meses su salida, que Núñez cubrió con los fichajes, menos brillantes por los resultados, de Hagi, Prosinecki o Kodro...

Pero en 1996, desaparecido de malas maneras Johan Cruyff del escenario, Núñez dio un nuevo golpe mediático, y sensacional, con el fichaje de Ronaldo Nazario. El Fenómeno, que marchó de manera imprevista solamente un año después, llegó en compañía del considerado mejor portero del momento, Vítor Baía, y luego fue sustituido tras una negociación rapidísima por Rivaldo, otro brasileño por el que se pagaron 27 millones de dólares y que se convirtió, de hecho, en el último gran fichaje mediático bajo la presidencia de Núñez.

Con la llegada de Van Gaal al banquillo en el verano de 1997, la política deportiva del club giró sus ojos en 1998 hacia el mercado holandés, llenándose la plantilla de no pocos futbolistas que habían hecho historia unos años antes con el Ajax principalmente.

Fue el turno de los hermanos De Boer, de Bogarde, Reiziger, Zenden, Cocu y, por encima de todos, Patrick Kluivert, quien podría considerarse el último gran fichaje mediático realizado bajo la presidencia de un Núñez que soltó su cartera a partir de 1996, coincidiendo con el despido de un Cruyff con quien tuvo no pocos encontronazos a razón de los fichajes.

Jugadores como Bergkamp, Lerby, Rui Costa, Zidane o Giggs estuvieron en la agenda del entrenador holandés pero no recibieron el visto bueno del presidente, argumentando su negativa en el gran precio de esos fichajes que nunca llegaron. Fueron, de hecho, la excepción que confirmó la regla de la osadía que casi siempre tuvo José Luis Núñez en el mercado.