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La fiscalía española acusa a Diego Costa de defraudar un millón de euros a la Hacienda pública. Se trata éste del colofón perfecto para un año funesto, para el olvido, que bien haría Diego Costa en dejar atrás si pretende volver a ser ese delantero que reclamaba Diego Simeone para su equipo. Costa hizo un gran Mundial en Rusia el verano pasado, en el que fue la única nota de color de una triste selección Española. Marcó tres goles y le ganó la partida al resto de delanteros de La Roja, que más bien brillaron por su ausencia. En su primer encuentro oficial con el Atlético de Madrid fue un torbellino. Metió dos goles en la incontestable victoria de los colchoneros sobre el Real Madrid en la Supercopa de Europa (2-4) y dejó la impronta de delantero voraz que, finalmente repuesto físicamente, estaba listo para dar mucha guerra en el ataque rojiblanco. Pero nada más lejos de la realidad. Las lesiones empezaron a comerle la moral. Sus bajas por pequeñas molestias se hacían cada vez más comunes, y cuando era de la partida, no conseguía nunca llegar a su mejor estado de forma. Costa acabó cerrando la temporada disputando 21 partidos en total, en los cuales sólo logró marcar cinco goles: los dos al Real Madrid en la Supercopa de Europa, dos en liga y uno en la Champions League. Números paupérrimos para el delantero de todo un Atlético de Madrid que ha tenido que sobrevivir sin su hombre gol. Además, una absurda amarilla provocada le dejó sin disputar la vuelta de los octavos de final de la Champions League en Turín, en la que Cristiano Ronaldo se vistió de superhéroe y dejó fuera del torneo a los colchoneros. Luego, ante el FC Barcelona, sus insultos al árbitro le valieron seis partidos de sanción, con lo que su temporada acabó antes de tiempo. Por si esto no fuera suficiente, en el último partido de la año --un amistoso en Israel-- Diego Costa volvió a los terrenos de juego tras su sanción y sufrió un esguince grado II en su tobillo, que aunque no fue todo lo grave que se presumió en un principio, sí que vino a escenificar la mala suerte del hispano-brasileño durante toda la temporada. Hasta el anuncio de la marcha de Antoine Griezmann, todas las apuesta situaban a Diego Costa fuera del Atlético de Madrid. Un supuesta oferta de China ponía 50 millones sobre la mesa para llevarse al delantero de 30 años, y con Álvaro Morata en la plantilla, parecía más que obvio que el club del Manzanares la acabaría aceptando. Sin embargo, la decisión de Griezmann de dejar el club rojiblanco significó un cambio de planes y ahora se vuelve a contar con Costa de cara al nuevo proyecto que tendrá que armar Simeone a partir del 1 de julio. Por eso es clave que el delantero olvide rápidamente este último año negro. Costa debe ahora lidiar con su problema fiscal, arreglarlo como sea, y a partir de la próxima pretemporada enfocarse en cuidar su musculatura e intentar tener una temporada sin muchos altibajos físicos. Sólo así podrá volver a ser el delantero de calibre Champions que Simeone pidió que regresara al club tras sus tres campañas en el Chelsea y que tanto necesitará el año que viene el Atlético de Madrid.
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