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El Barcelona cierra la puerta a su cantera

BARCELONA -- A pocas semanas de la esperada inauguración del estadio Johan Cruyff, que acogerá a la cantera del Barcelona, y cuando el propio personaje tendrá una estatua en su honor en el mismo Camp Nou, la cantera del Barça sigue viviendo entre la incertidumbre y la depresión, a la vista de los últimos movimientos del club en cuanto a los refuerzos del Barça B.

El Barcelona fichó, con la carta de libertad, a Mike van Beijnen y negocia con el Aucas de Ecuador la incorporación de Diego Palacios. El holandés está llamado a ocupar en la plantilla del Barça B la plaza que debiera ser para Mateu Morey y el ecuatoriano tomará el puesto de Juan Miranda. Las dos operaciones se suman a la del también holandés Ludovit Reis, mediocampista de 19 años y por cuyo fichaje el club azulgrana pagó 3.25 millones de euros al Groningen.

“El Barça se ha condenado a ganar de tal forma que ha aparcado el sentimiento de club en cuanto a la cantera. El Barça B ya no es visto como el último peldaño para llegar al primer equipo, sino como el lugar para hacer experimentos y sacar réditos económicos”, criticó en conversación con ESPN Digital un ex colaborador del club que pidió mantener su nombre en secreto.

Esos réditos los pueden personalizar Marlon, fichado al Fluminense por 5 millones de euros y cedido primero y vendido después al Sassuolo por 6, que podrían llegar a ser 10 con variables y más aún con un futuro traspaso desde el club italiano, que debería pagar una parte del beneficio al Barça.

“Y así se fichó también a Wagué”, denuncia esta misma fuente, recordando que por el senegalés se pagaron 5 millones al Eupen en 2018 y ya se le ha visto en el primer equipo en lo que se sospecha una simple operación de visibilidad para poder traspasarlo porque, se afirma, no tiene el perfil necesario en el club.

Pero Wagué, el año pasado, comenzó a cerrar la puerta a Morey que, viendo que ni el ser considerado el mejor lateral derecho del futuro en España le servía, solventó rechazar cualquier negociación y se marcha al Borussia Dortmund, donde le espera Sergio Gómez, otro crack de su generación y al que los fichajes de Arthur o Vidal en el primer equipo y McGuane o Tabla en el filial le hizo abandonar el club.

Un mes después que desde el Camp Nou se proclamase la intención de fijar nuevamente la mirada hacia el fútbol base en el momento de surtir de jugadores al filial del Barcelona, la realidad descubre que la política deportiva del club azulgrana mantiene los mismos parámetros de las últimas temporadas, acudiendo al mercado de fichajes en busca de talento foráneo que en caso de no resultar adecuado para llegar al primer equipo pueda facilitar beneficios económicos.

También prepara las maletas Juan Miranda, a la vez que Palencia, cedido al Burdeos, sabe que no tendrá lugar en el primer equipo a pesar de su buena temporada en Francia. Como ocurrió en su día con Alex Grimaldo, lateral zurdo muy estimado por Roberto Fernández pero a quien Luis Enrique no dio ni una sola oportunidad y Segura una sola muestra de cariño. Se marchó, sin mirar atrás, al Benfica y hoy su valoración se afirma por encima de los 30 millones de euros.

Desde el verano de 2015, bajo el eco eufórico de la conquista de la Champions en Berlín, el Barcelona ha fichado a una cuarentena de futbolistas de toda condición para integrarlos en un Barça B del que poco rastro queda de la inmensa mayoría de ellos. Cedidos como Rivera por el Eibar, Hongla desde el Granada, o Nahuel por el Villarreal. Invisibles como Tabla, procedente del Montreal Impact o Gonçalves. Fichajes inexplicables como el de Santiago Bueno al Peñarol por 1.6 millones de dólares cuando ni había debutado en el primer equipo y que acabará contrato en el Barça habiendo jugado apenas 3 partidos amistosos con el filial en dos temporadas...

“La sanción de la FIFA afectó mucho al fútbol base. Rompió una cadena totalmente engrasada”, se argumenta desde el club para explicar este cambio de rumbo; un discurso que alrededor del Camp Nou provoca contestación. “Lo que ha ocurrido con Kubo es el último caso. Si no se cuidan las formas y no se ofrece confianza plena en los chavales es lógico que pase esto”, avisa otro ex colaborador del club que pide un anonimato que no tuvo Joan Vilà, ex técnico de la casa hasta hace pocos meses y que no oculta su preocupación por la deriva tanto del filial como de los equipos inferiores del Barça.

Despedido en el verano de 2018 por el manager Pep Segura (no se le renovó contrato), el que fuera mentor entre otros de Xavi Hernández y firme defensor del modelo futbolístico del club, denunció, en una entrevista al diario As, que en el Barça “la esencia del modelo la proporcionan los jugadores de casa... Y en los últimos años hay un déficit evidente”; mientras que en otra charla con Catalunya Ràdio lamentó la pérdida de Take Kubo: “Es uno de los mejores futbolistas que han pasado por la cantera en los últimos 15 años y ojalá no se arrepienta el club de no hacer un esfuerzo por él”.

“Habría que preguntarse por qué Sergi Roberto ha sido el último canterano en establecerse en el primer equipo”, explica la persona consultada, para quien tanto Aleñá como Riqui Puig “no van a tener muchas facilidades” en comparación a épocas pasadas. “El talento es una cosa y el esfuerzo que debes sumarle, otra. Y antes, en el pasado, con la suma de ambas tenías la ocasión de mostrarte mucho más que ahora”, resume en evidente discurso quejoso.

Si Guardiola puso en el escenario a no pocos canteranos que hicieron carrera en el fútbol, con el especial triunfo de Pedro y Busquets, anteriormente, en el pasado, ocurrió con otros, se quedasen y triunfasen como Xavi, Iniesta, Puyol o Gabri o siguieran sus carreras lejos del Barça como pudieron ser Jofre, Luis García, Nano, Fernando Navarro o Cuadrado, entre otros muchos...

De Van Gaal queda la imagen y recuerdo de holandizar el Barcelona “pero habría que ser justos con él y recordar que fue quien puso a Puyol y Xavi. Y a Reina y a Víctor Valdés, a pesar de los conflictos que tuvieron”, sentencia la misma fuente, para quien la Quinta del Mini que dio a conocer Johan Cruyff en 1995 sería una imagen “ideal” pero que, hoy por hoy, “es imposible de repetir”.

¿La razón? Muy simple: “El fútbol base ya no es visto como la academia que debe ser el esqueleto del primer equipo. Hoy se reclutan jugadores de cualquier procedencia y personalidad futbolística sin atender a mucho más... Y cuando se llega al Barça B prima más el negocio que el fútbol”.