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El VAR traiciona al Barcelona en puertas del Clásico

BARCELONA -- Si Sergio Busquets agarró de la camiseta a Diego Llorente a los diez minutos, provocando el penalti que el árbitro, Alberola Rojas, concedió para que la Real Sociedad se avanzase en el marcador, el mismo Llorente agarró a Gerard Piqué en el minuto 92 en una jugada de la que se desentendió el colegiado, quizá tapado por otros jugadores y en la que no quiso acudir al VAR, que muy probablemente le habría rectificado y concedido un penalti que, en ese momento, sería decisivo.

A cuatro días del Clásico el Barcelona se dejó un empate en San Sebastián que traerá, sin dudad, cola en LaLiga. Dos puntos quien sabe si trascendentales en este momento de la temporada, esperando al partido del Real Madrid en Valencia en el que, quizá, pueda asaltar el liderato aprovechando este tropiezo del campeón perjudicado de mala manera en el desemboque de un partido que el árbitro debería explicar.

El árbitro o quien fuera. Gil Manzano, mismamente, que fue el encargado del VAR en el partido y, no se sabe si lo hizo, debiera aconsejar/exigir a Alberola Rojas que acudiera a la banda para ver por el monitor una jugada definitiva en la suerte del resultado.

En puertas del Clásico la polémica se catapulta al primer plano después de que una de las jugadas señaladas para que el VAR entrase en acción quedase en el limbo y no se rearbitrase porque el colegiado, simplemente, no quisiera saber nada de ello.

Tan esperado y tan firme para ayudar a que el fútbol fuera un poco más justo, al Barça se le escamoteó, al menos, la posibilidad de que una jugada tan polémica como esa fuera revisada desde esos monitores llamados a evitar situaciones de ese calibre.

“No lo sé... ¿Qué puedo decir? No somos objetivos pero hay que ver eso en la tele porque intuimos que puede haber un agarrón”, se limitó a conceder Valverde en la sala de prensa, huyendo de la polémica pero sabiendo, consciente, de que a ese agarrón, posible, que sufrió Piqué no se le aplicó el reglamento tal y como debiera.

El VAR llegó para hacer más justo el fútbol. Pero en Anoeta se quedó mudo. Lo pagó el Barça. Y a cuatro días del Clásico nada menos.