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El Barcelona puede definir LaLiga a su favor en el Clásico

BARCELONA -- Agobiado el Real Madrid por los resultados e incómodo el Barcelona por la imagen, el Clásico volverá al escenario este domingo con dos gigantes enfrentados a sus propios miedos. Un mes después de que el partido de la máxima rivalidad se contemplara como la oportunidad madridista para dar un golpe de efecto a la Liga, el choque llega con los papeles cambiados: es el Barça el que puede empezar a finiquitar el campeonato.

O no. Atendiendo a la irregularidad de los dos equipos y que ahora, quizá en el momento más inoportuno, se ha centrado en un Madrid que tras enlazar 21 partidos sin conocer la derrota, sumando 15 victorias y 6 empates, ha entrado en barrena, ganando apenas un partido de los últimos cinco y perdiendo los dos últimos (Levante y Manchester City) para ver muy cuestionado su futuro en la Champions y derrumbarse en una Liga que dominaba con comodidad aparente.

Un empate ante el Celta y la derrota en Valencia frente al Levante han colocado a los de Zidane contra las cuerdas en el momento más inoportuno y en puertas de un partido que se le suele dar mal, muy mal, al Real Madrid, al que las últimas visitas del Barça se le convierten en un auténtico drama: tres derrotas consecutivas en el Bernabéu ante los azulgranas y cinco de las últimas siete.

DESEMPATE
El Clásico liguero, dominado históricamente por el Real Madrid, llega a este 1 de marzo de 2020 igualado a 72 victorias después de que el Barcelona fuera en los últimos años rebajando la ventaja merengue y explicando de esta manera su mando en el campeonato.

Ocho veces campeón en las once últimas temporadas, casi siempre que los azulgranas se llevan el triunfo del Bernabéu acaban por conquistar el campeonato, de ahí que el duelo de este domingo se atienda casi como decisivo en caso de triunfo para el grupo de Quique Setién, un entrenador que, en el plano personal, sentenció con victoria sus dos últimas visitas al estadio madridista al mando del Betis.

IDEAS
En el Madrid se espera el retorno de Kroos, suplente frente al Manchester City, al once inicial, en un plan que no puede tener muchas variaciones para Zidane, que espera el resurgir de Benzema en la misma medida que busca la manera de atar en corto a Leo Messi, el auténtico azote de su equipo en un estadio donde nadie ha marcado más goles que el argentino.

En el Barça, las dudas son, de entrada, mayores. Estará Piqué pero no se sabe si será Umtiti, titular en Nápoles, o Lenglet quien le acompañe en el centro de la zaga. Es en el medio campo y el ataque donde asaltan las dudas. Puede apostar Setién por el atrevimiento con el balón juntando a De Jong y Arthur con Busquets o mantener a Rakitic; puede dar entrada a Ansu Fati, seguir con Arturo Vidal como falso extremo o, quizá, catapultar a Braithwaite a su primera titularidad, después de las buenas sensaciones que dejó en su debut frente al Eibar.

El Barça sabe que un triunfo le dispararía cinco puntos, que serían seis por el goal average, por encima del gran rival, convirtiéndole ya en el favorito indiscutible para conquistar el título; el Madrid entiende necesaria la victoria para recuperar el liderato y la tranquilidad. Una tranquilidad que precisa igualmente el Barça, cuya imagen futbolística se mantiene alejada, y no poco, de lo esperado tras la llegada de Setién al banquillo.

En el Clásico, sin embargo, la imagen siempre, siempre, queda oculta tras el marcador. Si se pregunta alrededor del Camp Nou a nadie, o casi nadie, importaría jugar mal o peor pero ganar. Si se pregunta en el Bernabéu el mensaje sería aún más contundente: primero ganar, después discutir cualquier otra cosa.

Vuelve el Clásico. LaLiga en su máxima expresión.