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El Barça vive bajo un volcán

BARCELONA -- El Barcelona padece un virus invernal que desde diciembre de 2019 afecta a todos los estamentos del club. Desde que sentenció el despido de Ernesto Valverde en diciembre, tras empatar frente a Real Madrid y Espanyol, y lo llevó a cabo en respuesta a la derrota en la Supercopa de España ante el Atlético de Madrid en Arabia Saudí, la tranquilidad ha desaparecido del Camp Nou, donde se suceden las malas noticias, polémicas y hasta escándalos que provocan una intranquilidad manifiesta… Y amenaza con ir a peor.

Dos semanas después de que Josep Maria Bartomeu sufriera la primera gran protesta de la afición del Camp Nou, antes y durante varios momentos del partido frente al Eibar, se aventura que la visita de la Real Sociedad coincidirá con una nueva muestra de rechazo por parte de la hinchada, que asiste atónita al devenir de los acontecimientos en el club.

Una entrevista concedida al diario El Periódico por Quique Setién ha sido el último episodio, hasta ahora, de esta crisis mal disimulada. Al entrenador del Barça no se le ocurrió otra cosa que descubrir que tanto él como su ayudante Eder Sarabia se habían “disculpado” de puertas adentro por los aspavientos de éste en el banquillo del Bernabéu, admitiendo la incomodidad producida entre los futbolistas… Y su poder dentro de un club en el que nadie parece atreverse a poner freno.

Sucedió ello en paralelo al conocimiento público de que la directiva de Bartomeu estima llevar, otra vez, a referéndum entre los socios la financiación de las obras del estadio y todo su entorno, que motiva preocupación entre la afición por su alto coste y la sospecha de que la economía de un club que tiene un presupuesto de mil millones de euros es mucho menos boyante de lo que sería deseable…

Pero eso no es todo. Hubo incendio al conocerse que Abidal y Òscar Grau viajaron desde Arabia a Qatar para intentar convencer a Xavi de hacerse cargo del equipo por el despido de Valverde (lo que fue negado por el secretario técnico) y después Ronald Koeman, en primera persona también, descubrió haber sido contactado para hacerse cargo del equipo, a lo que también se negó.

Hubo tormenta cuando Abidal señaló al vestuario como causante de la caída de Valverde y Messi, a través de las redes sociales, le contestó de forma contundente, dejando al secretario técnico en una posición de debilidad evidente que precisó la actuación de Bartomeu, confirmándole en su cargo… Por más que no parece estar en la mejor situación.

No lo está por todo lo dicho… Y por una planificación de la temporada que dejó al equipo azulgrana sin apenas efectivos para encarar el tramo definitivo de la temporada, sin acudir al mercado de invierno para buscar un sustituto de garantías para Luis Suárez cuando se operó y fichando, deprisa y corriendo fuera de plazo a Braithwaite tras la enésima y grave lesión de Dembélé.

Todo ello dentro de una plantilla con apenas 17 futbolistas con ficha del primer equipo. Estalló el Barçagate y las consecuencias del escándalo, que aún no se ha apagado, pusieron contra las cuerdas al presidente, contestado desde la propia junta y obligado a dar explicaciones ante los capitanes de la primera plantilla, cuya reacción pública posterior denotó que aceptando los argumentos de Bartomeu no acabaron demasiado satisfechos, al contrario, por el suceso.

Peleando por el título de Liga y vivo en la Champions, el Barcelona no podría sospechar vivir una inestabilidad de este calibre en el peor momento de los últimos años y, desde luego, el más delicado para un Bartomeu que nunca pensó encarar el último año de presidencia en estas circunstancias.

Y es que, por más que un veterano dirigente apuntase que esta actualidad “es una broma” comparada con protestas que se vivían en el Camp Nou durante la presidencia de Núñez o Gaspart, el Barça había parecido enterrar aquel pasado… Que ha vuelto al escenario.