<
>

A 20 años de la última Liga del Deportivo de La Coruña

El 20 de mayo de 2000 consiguieron la primera Liga de su historia y acabaron con los fantasmas que lo acompañaban desde hacía ya seis años. EPA

El 20 de mayo del 2000 será recordado por siempre por los hinchas del Deportivo de La Coruña. Ese día consiguieron la primera Liga de su historia, acabaron con los fantasmas que lo acompañaban desde hacía ya seis años, se impusieron ante un Barcelona repleto de estrellas y le dieron inicio a su época más dorada.

Antes de comenzar el recorrido del Depor en este torneo hay que viajar a la primavera de 1994, donde el conjunto gallego llegó a la última fecha con la posibilidad de vencer al Valencia en casa y celebrar de una vez por todas, ya que hasta el momento nunca lo habían logrado. Llegó el minuto 44 de la segunda parte y el choque estaba igualado, pero el árbitro cobró penal para el local. El encargado de estos tiros no era Bebeto, figura y goleador del equipo, sino el serbio Miroslav Djukic, que cruzó el derechazo y se encontró con las manos del arquero.

El Riazor se quedó mudo. El dolor se veía en las caras de los jugadores y de los seguidores, que sentían que acababan de ver pasar una oportunidad única. Barcelona ganó, lo igualó en puntos y se quedó con la primera de cuatro Ligas consecutivas por los resultados obtenidos en los partidos entre sí. Arsenio Iglesias, entrenador de aquel plantel, no podía creer que se hayan tirado a la basura las últimas 23 fechas en lo más alto de la tabla.

Si bien hubo revancha al conseguir la Copa del Rey en 1995 y la Supercopa de España en 1996, el dolor de haber perdido el campeonato en la última jornada no se iría hasta el inicio del nuevo milenio.

Irureta sabía en el inicio de la temporada 99/00 que contaba con algunos jugadores de gran jerarquía, pero que debía hacerse firme como equipo para poder hacerle fuerza al Barcelona, al Valencia o al Real Madrid. Para eso eligió un clásico 4-4-2.

Uno de los referentes fue el camerunés Songo’o en el arco. La defensa estaba compuesta por Manuel Pablo a la derecha, Donato y Naybet en la pareja central y Enrique Romero como lateral por izquierda. La dupla de volantes de contención era un lujo: Mauro Silva y Flavio Conceicao. Por afuera jugaban Víctor y Fran. De mediapunta y figura brilló Djalminha, un brasilero con una técnica y un temperamento único, que fue el toque distintivo del 11 titular. Los goles estuvieron a cargo de Roy Makaay, aunque también hubo apariciones memorables del Turu Flores desde el banco de suplentes.

En las presentaciones iniciales se podía ver algo de lo que luego llegaría, aunque luego de buenas victorias aparecían derrotas ilógicas ante rivales de menor valor. La décima jornada parecía ser un punto clave. Enfrente estaba el bicampeón. Un Barcelona de Luis Van Gaal (José Mourinho era su ayudante) que contaba con Rivaldo, Figo, Kluivert, los hermanos de Boer, Cocu, Luis Enrique, Guardiola, Zenden y los jóvenes Puyol y Xavi. La victoria por 2-1 en casa sería la que le daría origen a una acumulación de siete en fila.

El último triunfo de esa racha fue otro de los partidos inolvidables de esa Liga. Fue tal vez el derbi gallego con mejor presente de ambos equipos. El Celta estaba prendido en la lucha alta y quería bajar a su histórico adversario, que parecía imparable. El Turu Flores convirtió el único tanto del encuentro y dejó al Depor con ocho puntos de ventaja sobre su más próximo perseguidor.

Luego llegó el peor momento del torneo para los de Irureta. Sólo un encuentro ganado de seis disputados. Para peor, el siguiente rival era nada más y nada menos que el Real Madrid de Vicente Del Bosque.

Sin embargo, otra vez apareció la mejor versión del conjunto gallego en un partido clave. La victoria por 5-2 ante el Merengue, con un doblete del ex delantero de Vélez Sarsfield, le dio aire. Vale destacar que acababan de vencer al que meses después levantaría la UEFA Champions League y que contaba con jugadores como Casillas, Roberto Carlos, Redondo, Raúl y Anelka.

Luego siguió algo de irregularidad, pero de la mano con el resto de los clubes de la Liga. El Depor al menos no volvería a perder en casa y, pese a caer con el Barcelona en la fecha 29, llegaría a la penúltima jornada con la posibilidad de sumar de a tres y gritar campeón. El equipo venía de ser derrotado en el clásico como visitante y los fantasmas de 1994 merodeaban al Riazor, una fortaleza que acumulaba nueve juegos consecutivos con triunfos.

Lo que pasó en el cierre de esa tarde fue increíble. Djalminha, la gran figura del líder, convirtió el 2-1 a minutos del final y desató la locura entre los fanáticos, pero en el festejo se sacó la camiseta, recibió la segunda amonestación y se fue expulsado. El Zaragoza consiguió un empate agónico. El penal de Djukic parecía tener su nueva versión.

La igualdad en cero ante Racing de Santander en la 37ma. obligó al Depor a tener que ganarle al duro Espanyol, que una semana después se coronaría en la Copa del Rey. Última fecha y en casa… ningún fanático podía sacarse el ’94 de la cabeza. Sin embargo, un gol a los tres minutos de juego gracias al letal cabezazo de Donato hizo que el Riazor cambie su vibra y se permita soñar con que la primera Liga estaba realmente cerca. Luego llegaría un tanto de Makaay (¿cuándo no?) para poner el 2-0 definitivo y darle inicio, ahora sí, a la alegría más importante de la historia para un equipo de Galicia.

La invasión de los fanáticos es una postal que quedará por siempre en el recuerdo de los seguidores del fútbol español y los festejos en la Plaza de Cuatro Caminos estuvieron a la altura de un hecho único para la ciudad. Lo jugadores no pudieron acercarse a la fuente por la cantidad de gente que había. Todo el plantel se tiñó el pelo para celebrar.

Además de la presencia albiceleste de Lionel Scaloni y Gabriel Schürrer, que disputaron casi la mitad de los encuentros, el Depor campeón contó con el mencionado aporte de José Oscar Flores, que aparece en todos los videos de las celebraciones de aquel 20 de mayo con una remera de su ídolo Diego Armando Maradona, a quien le ‘regaló’ el campeonato. “Es el más grande y se lo quiero dedicar. Espero que lo esté mirando. Un beso y un abrazo de mi familia… y el título es para él”, comentó el argentino apenas terminó el choque consagratorio. El ex atacante del Fortín cerró una campaña con 15 juegos disputados desde el arranque, otros 19 en los que ingresó como sustituto, ocho goles convertidos y dos asistencias.

El Deportivo cerraría una campaña histórica con 16 victorias sobre 19 presentaciones en Riazor y sólo cinco triunfos fuera de casa. Esos 21 partidos ganados y los seis empatados fueron suficientes para aventajar por cinco unidades al Barcelona de Rivaldo y abrir una era dorada. Terminaría subcampeón en 2001 y 2002, tercero en 2003 y 2004, daría el gran golpe al levantar la Copa del Rey ante el Real Madrid en 2002, en el mismísimo Santiago Bernabéu y justo en el año del centenario madridista, y jugaría la UEFA Champions League por cinco temporadas consecutivas, algo que sólo habían logrado hasta el momento los dos grandes de España.

Lejos de soñar con repetir estas hazañas, el presente lo encuentra al conjunto blanquiazul hundido en la Segunda División, donde se ubicaba en puestos de descenso a tercera hasta el comienzo del parate por el Coronavirus. El Depor perdió la categoría en 2011, 2013 y 2018 y celebrará el vigésimo aniversario de su primera Liga en una situación impensada.