Antesala del mediapunta y antiguo a la reconversión de lo que conocemos por carrilero, el puntero era una posición no siempre utilizada por los equipos.
Es una labor tan específica como importante que busca desequilibrar defensas cerradas, buscando el desorden y dándoles el poder de romper con cierta anarquía.
Nadie como Garrincha, futbolista monumental capaz de compartir brillantez y trascendencia con el propio Pelé en el mejor Brasil.
Garrincha tuvo en Europa un colega llamado George Best de su misma consideración. En esa misma faceta podría incluirse a jugadores de la talla de Simonsen o Keegan, de Rubén Sosa o, por qué no, Zico. Jugadores capaces de esconder la pelota, parecer ensimismados y, de pronto, escurrirse a través de defensas sorprendidos, incapaces de detener su electricidad cuando ya se habían escapado.
Con el tiempo mezcló su consideración con la del falso extremo, futbolista con mayor capacidad de trabajo defensivo pero de mucha velocidad y excelente dominio del balón que, entrando desde la banda, rompe con diagonales supersónicas que descentran al defensa. Sí, ahí podemos señalar a Messi... Porque Messi se diría que es un todo.
Encargado de dar movilidad y rapidez al juego, casi siempre fue, es, un jugador de menor estatura que el delantero tipo, ganándole en habilidad, creatividad y capacidad de mando.
El trasvase
Pero esa figura, con el paso de los años, fue perdiendo solvencia en los planes de los entrenadores, más centrados en sacar el máximo nivel competitivo del colectivo que en disfrutar de ese jugador especial. De hecho, su aparición en el fútbol de alta competición también fue a lo largo de la historia más una excepción que una regla.
De esta manera le ganó terreno un doble personaje: el mediapunta y el carrilero. En ambos casos a la calidad contrastada se debía, se debe, sumar el sacrificio en labores defensivas y si es el jugador destinado a enlazar el centro del campo con el ataque, también debe tener la capacidad defensiva para evitar que el rival se arme desde la defensa.
El mejor Deportivo de La Coruña disfrutó de un elemento de excepción llamado Fran y en el presente existen jugadores destacadísimos como Özil, David Silva, Müller, Erikssen o el propio Coutinho... Cierto es que en casi todos los casos su faceta defensiva es mínima, aunque, sin duda, es mucho mayor que aquellos Garrincha o Keegan del pasado.
Estos mantienen, en su mayoría, una calidad futbolística de primera consideración pero no la rapidez de sus antecesores... Y que fueron en su mayoría sustituidos en las plantillas por la otra pieza: el carrilero.
El carrilero puede ser un lateral con labor de extremo y es, en general, un futbolista capaz de romper por velocidad llegando desde atrás, con tanta capacidad para desdoblarse como para entrar hacia el centro.
Hoy tenemos a Marcelo, Alaba, Cuadrado o Jordi Alba, sigue en el plano Dani Alves, se recuerda a Philipp Lahm y a Cafú y no se puede olvidar a Roberto Carlos. Incluso a anteriores como Julio Alberto, Gordillo o, más lejano, el holandés Ruud Krol, fundamental en la transformación que al fútbol le significó la selección holandesa en los 70.