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MADRID -- Del enfado a la indignación y de la indignación a la indiferencia. La relación entre Gareth Bale y Zinedine Zidane ha ido de mal en peor desde la final Champions League que el Real Madrid ganó al Liverpool en 2018 con un doblete del futbolista galés saliendo desde el banquillo. Zidane abandonó el equipo al final de esa temporada y distintas fuentes reconocen a ESPN que la relación entre el entrenador y Bale se ha deteriorado todavía más desde la vuelta del francés en marzo de 2019 hasta el punto de que hoy en día se encuentra en sus peores momentos. Las mismas fuentes deslizan que ven difícil ya que haya una solución porque el encontronazo entre ambos parece haberse “convertido ya en un tema personal”. Desde el entorno del cuerpo técnico se cree que a Bale le incomodan sus recurrentes suplencias en partidos importantes y no les gusta cómo el jugador asume esas decisiones pese a que no tienen queja de su rendimiento en los entrenamientos. Esa actitud, que ya venía de la primera etapa de Zidane en el Madrid, ha continuado y llevó al técnico francés a dejar al ex del Tottenham en el banquillo en partidos clave como el del Manchester City en la Champions League o el último clásico de liga ante el Barcelona. Las malas caras, sumadas a las continuas molestias físicas que ha tenido el jugador blanco durante la temporada, sobre todo durante la primera vuelta, han provocado que Bale sea hoy un suplente más pese a los más de 100 millones de euros que el Madrid pagó a los Spurs por sus servicios en 2013. De hecho, tras el parón por el coronavirus, el galés apenas jugó 28 minutos contra el Eibar, se quedó sin calentar ante el Valencia y la Real Sociedad y pasó inadvertido como titular en la victoria del miércoles contra el Mallorca. Zidane, sin embargo, sigue tratando de quitar hierro al asunto en las conferencias de prensa e insiste en que el galés es uno más de su plantilla. “Mi relación con Bale es normalísima”, dijo Zidane hace unos días ante los medios. No obstante, lo cierto es que al entrenador no se le ve cómodo ante las insistentes preguntas de la prensa sobre el ex del Tottenham. Precisamente una de las respuestas de Zidane sobre Bale el pasado 21 de julio fue la que provocó que todo saltase por los aires en plena gira por Estados Unidos. Entonces, el galés parecía tener pie y medio fuera del club y Zidane sorprendió a todos con unas tajantes declaraciones. “Si Bale se va mañana, mejor”, declaró Zidane. Mientras tanto desde el vestuario admiten a ESPN que es difícil entender la situación. Los compañeros se mantienen al margen pero, al igual que el cuerpo técnico, comprueban cada día que el atacante se entrena sin problemas y muchos coinciden en que como ya ha demostrado en el pasado tiene calidad para ser uno de los top mundiales. Otras fuentes también reconocen a ESPN que incluso la relación entre Bale y Florentino Pérez tampoco pasa por sus mejores momentos pese a que el presidente blanco ha sido durante muchos años su principal defensor. De una u otra manera desde el club intentan hacer malabares para apagar los incendios que cada cierto tiempo producen una situación incómoda para todas las partes. Sobre todo porque la valoración del jugador de cara a otros clubes también se ha visto mermada tanto por su poca participación como por aquellas palabras de Zidane que en verano pusieron a Bale en el disparadero. Pese a todo el agente del jugador, Jonathan Barnett insiste a ESPN que “Gareth está bien” y que su idea sigue siendo la de cumplir su contrato con el Real Madrid (finaliza en 2022). Todavía está por ver lo que pasa en el mercado de fichajes de verano pero su salida tampoco se antoja sencilla teniendo en cuenta la asfixiante situación económica de los clubes tras el coronavirus.
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