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Federico Valverde y su debut con Uruguay: la primera vez nunca se olvida

Van 76 minutos en el estadio Defensores del Chaco. Martín Cáceres saca el lateral fuerte, rumbo al área. Un jugador paraguayo la devuelve de cabeza hacia el medio, justo para donde está el pibe de 19 años con la camiseta número 4. El remate de primera, fuerte, de derecha, roza en un rival y se mete contra el arco paraguayo. El autor sale despavorido a buscar a sus compañeros. El primero que lo intercepta es Carlos Sánchez y enseguida se suma Luis Suárez. Juntos, corren hacia el banco de suplentes donde el autor queda en el medio de una marea celeste conformada por todo el plantel. El gol deja a Uruguay a las puertas de la clasificación para el Mundial de Rusia.

Federico Valverde no olvidará jamás el 5 de setiembre de 2017. “Cuando el maestro fue a dar el equipo para el partido empezó a nombrar a los titulares y de repente dice ‘Valverde’. Nunca pensé que iba a jugar contra Paraguay. Me emocioné mucho, el corazón me latía a mil. Estábamos en la charla y yo me quería reír pero no podía”.

Tabárez dice que estaba seguro de ponerlo de titular y hacerlo debutar en la selección en ese partido clave por Eliminatorias: “Estaba convencido de la decisión. Enseguida del partido con Argentina le dije a mis compañeros: ‘Juega Valverde en Asunción’. Y nadie hablaba nada, me miraban. Expliqué los fundamentos y me dijeron que estaban de acuerdo. Pero cuando uno pone a un jugador de 19 años se plantea una serie de preguntas que no tienen una respuesta única. Hay una gama de posibilidades y concluye que son cosas para ver en el momento del partido. Es sí o no, juega o no juega. Y nos guiamos más que nada por las cosas que podía aportar. Y lo incluimos”.

Las vueltas de la vida. En la misma ciudad en la que había quedado eliminado con la Sub-17 dos años atrás, en el mismo hotel en el que había llorado por el resultado, Tabárez le comunicó que sería titular con la selección mayor. Así como sus padres lo habían llamado para comunicarle que estaba hecho el acuerdo con el Madrid, el maestro lo convocó a su habitación del hotel de Asunción para hablar con él a solas luego de haber anunciado el equipo frente a todo el plantel.

“Lo que tenés que hacer con la pelota no te lo voy a decir yo. Las directivas generales del partido están dadas. En lo que tenés que poner más atención es en el aspecto defensivo”, le dijo el técnico. Justo antes de salir a la cancha en el Defensores del Chaco, Cavani lo abrazó y le habló al oído: “Tranquilo. Hacé lo que sabés”. Y a los cinco minutos de partido, Fede Valverde demostró de lo que era capaz.

Tabárez dice que más allá del gol y de algunas apariciones ofensivas, se queda con esa jugada en el inicio. “Paraguay juntó gente por la derecha y desequilibró. Y él, desde la posición de mediocampista central, captó la situación, pegó un pique, porque fue un pique, llegó a la pelota primero, la sacó hacia un costado, se generó un espacio y metió un pase largo para un compañero. Eso son los progresos”, dice el entrenador.

“Yo entré en la cancha a demostrar por qué me habían puesto. A disfrutar, como siempre digo, el momento. Ojalá se pudiera seguir jugando ese partido y seguir corriendo el balón. Cuando metí el gol fue algo increíble. Sé que el gol es un plus, la victoria fue lo más importante y gracias a ella dimos un paso grandísimo para clasificar. Pero el gol fue un plus inmenso que voy a recordar toda mi vida”.

Cuando la pelota entró, Valverde no sabía qué hacer, para dónde correr. “Te juro que no quería que terminara nunca ese momento. Cuando me vienen a abrazar los compañeros los agarraba fuerte, quería gritar, cerrar los ojos y disfrutar”.

Hoy, tres años después, Valverde sigue demostrando por qué lo pone Tabárez, por qué lo elige Zidane y por qué no va a defraudar a los que le auguran un gran futuro.

*Extracto del libro Nuestra generación dorada.