Fútbol Americano
Gabriele Marcotti | ESPN FC 3y

Zidane puede resolver los problemas del Real Madrid, sólo si quiere quedarse y hacer el trabajo necesario

Luego de la derrota 2-0 sufrida por el Real Madrid a manos del Shakhtar Donetsk en su compromiso de Champions League, el DT Zinedine Zidane afirmó no tener intenciones de renunciar a su puesto. A pesar de haber sumado el quinto revés en sus 11 partidos más recientes. A pesar de correr el riesgo muy certero de que el equipo quede eliminado en fase de grupos de Champions League por primera vez en la historia de la competición. A pesar del hecho que, en este preciso momento, su grupo parece tan firme como una toallita de papel mojada... e igual de útil.

Eso es importante porque el sentido común nos indica que Zidane no será cesanteado. O, por lo menos, existen varios círculos del infierno a los cuales este equipo tendría que descender para que eso suceda. Por ejemplo, un tropezón espantoso contra el Borussia Monchengladbach en su encuentro del próximo miércoles (la victoria contra los alemanes garantiza la clasificación madridista, aunque bastaría el empate si el Shakhtar pierde contra el Inter Milán) sumado a sendos reveses en sus próximos dos compromisos de liga española, este sábado contra el Sevilla y nada menos que en el derbi madrileño al fin de semana siguiente. Incluso la suma de todos esos resultados negativos podría no ser suficiente para que el presidente del Real Madrid Florentino Pérez decida halar el gatillo.

¿Por qué Zidane sigue tan arraigado en su puesto? No solo se debe a casi dos décadas de vinculación al club, como jugador, director técnico y asistente. Ni siquiera a los tres títulos de Champions League y dos coronas de liga obtenidos en un lapso de cinco años. Se trata del hecho que, apartando los resultados actuales, Zidane encaja perfectamente dentro del estilo del Real Madrid. No causa controversias. No habla mal del club en público y no se queja en privado con sus amigos de los medios. No molesta a los jugadores figura. No se enfrasca en pleitos con otros entrenadores. No acosa a los árbitros. No le exige al club que emprenda un costoso proceso de reconstrucción. No ha perdido la calma desde aquella noche de Berlín de julio de 2006.

Zidane es sencillo y manejable y eso es lo que Florentino quiere y necesita en este momento. Y eso no cambiará a menos que, tal como dijimos previamente, la situación empeore terriblemente. Que llegue a un punto verdaderamente terrible.

Sin embargo, lo que sí podría cambiar, es que Zidane tome la decisión de apartarse. Después de todo, ya lo ha hecho antes y uno podría imaginarse un momento en el cual, quizás, él se cuestione si su mensaje está siendo captado por sus tropas. Si él siente que ya no es capaz de hacer que su plantel obtenga buenos resultados. Si su empleo es demasiado estresante y no suficientemente satisfactorio.

El caso de un hombre de la talla de Zidane radica en que él no ha sido definido por su carrera como director técnico. No sólo porque se trata de uno de los más grandes futbolistas de su generación y probablemente, sus logros como entrenador jamás lleguen a igualar su historial como jugador activo; sino porque, contrario a la mayoría de los exfutbolistas, no hablamos de alguien que se sintiera abrumado por un ardiente anhelo de entrenar desde el momento que colgó sus botines. Pasaron siete años completos desde el día de su retiro hasta que se convirtió en asistente al director técnico. No necesita nada de esto (ni económica ni emocionalmente) y cuando él sienta que ya dejó de ser el mejor hombre disponible para el cargo, dará un paso al costado.

De todos modos, esa es mi lectura de la situación. El inescrutable hombre del rostro de piedra decidirá cuando ha llegado su hora.

Entonces: ¿ese momento debería ser ahora?

Existe una corriente de pensamiento revisionista que, por encima de todo, acusa a la gerencia madridista de la actual situación del club. Mantiene que, desde que se produjera el fichaje de Toni Kroos en 2014, la única superestrella legítima que ha llegado para aportar de alguna forma significativa es Thibaut Courtois; o sea, un portero. Por el contrario, el Real Madrid pagó $140 millones por un fracaso costoso y permanentemente lesionado (Eden Hazard, quien apenas suma dos goles a su haber en partidos de liga en un periodo de 16 meses), mientras invirtió otros $120 millones en una dupla de chicos brasileños prometedores, aunque frustrantemente inmaduros en su juego (Rodrygo, Vinicius Jr.) y otros $70 millones en un delantero que rara veces juega y rara veces anota goles (Luka Jovic, quien también suma par de tantos en su estadística). Asimismo, el Madrid ha gastado $350 millones en los últimos seis años en una pandilla de jugadores (Eder Militao, Ferland Mendy, Álvaro Odriozola, Mariano Díaz, Theo Hernández, Brahim Díaz, Dani Ceballos, Álvaro Morata, Mateo Kovacic y Danilo) quienes, o bien han entrado y salido sin dejar mucha huella, o juegan a un nivel tan regular que probablemente nunca aportarán mucho a la causa merengue. Algunos fueron vendidos dejando beneficios económicos y otros han tenido buenas actuaciones con otros equipos; pero el punto es que, apartando el nombre de Ferland Mendy (y uno se pregunta a veces si sólo parece buena opción porque la alternativa es Marcelo), pocos serán recordados con cariño en el Santiago Bernabéu.

El problema con esta lógica es que ignora el hecho que el Real Madrid ha ganado trofeos significativos durante dicho período: tres coronas de Champions y dos títulos de liga española. Y no, no es cierto que se haya debido sólo a que el Madrid se montó en el tren de Cristiano Ronaldo. El astro portugués partió en 2018. Han alzado una Champions y una corona liguera en los dos últimos años, sin su presencia... Y con Zidane al mando.

Una crítica más certera podría ser que el club no ha hecho los esfuerzos suficientes para revitalizar la plantilla agregando piezas jóvenes. En este caso, las incorporaciones han sido exitosas (Federico Valverde, Martin Odegaard, Mendy), o un rotundo fracaso (Jovic, Odriozola, Militao) o aún no existe un veredicto contundente sobre sus actuaciones (Vinicius y Rodrygo, sin olvidar que apenas tienen 20 y 19 años, respectivamente). Si algo realmente ha afectado a la causa madridista son las lesiones, como aquellas que han estancado el crecimiento profesional de Isco Alarcón y Marco Asensio. Y por supuesto, los blancos no han sido beneficiados con la mejoría de nivel futbolístico que se suponía aportaría Hazard, tanto en goles como en jerarquía.

Ahora bien, todo lo anterior no sirve de exoneración de los pecados cometidos por Zidane en la presente temporada. Son apenas factores mitigantes que hacen del ciclo madridista post-cuarentena que los llevó a alcanzar el título de La Liga de España, sumando 31 de 33 puntos posibles, una hazaña mucho más meritoria. Y que despierta la interrogante: ¿por qué lo lograron seis meses atrás y no hoy?

Las lesiones (Sergio Ramos, Dani Carvajal, Valverde y hasta la noche del martes, Karim Benzema) nos ofrecen una explicación parcial, aunque sólo parcial. Las molestias físicas no explican por qué Raphael Varane, quien tiene 27 años y es campeón del Mundo con la selección de Francia, jugó de repente como si fuera Rafa Benítez (quien tiene 60 años y sólo se hará con una Copa del Mundo como director técnico si compra una réplica de plástico). No explican por qué esta plantilla comete constantemente errores mentales que rayan en lo tonto. No explican por qué pueden salir, como lo hicieron el martes, acercarse a marcar un par de goles y parecer tan inmóviles como un bosque repleto de troncos.

Las estadísticas nos podrían dar una pista. La producción ofensiva del Real Madrid en Liga y Champions esta temporada es virtualmente idéntica a sus cifras de la pasada campaña, en lo que respecta a Expectativa de Goles a favor: 1.53, comparado con 1.52. Han empeorado a la defensiva, concediendo una Expectativa de Goles en contra de 1.00, comparado con 0.83 del torneo pasado y son aún peores en comparación con su xGC post-confinamiento en Liga, que fue de 0.70.

No tiene sentido revisar estadísticas por sí solas. Es mejor complementarlas con la "prueba ocular" y ésta última nos sugiere dos cosas. La primera, es que hablamos de un equipo que juega en breves destellos, a veces haciendo apenas lo suficiente para imponerse al contrario; a veces no lo hacen y luego terminan sufriendo por largos periodos. Probablemente, esto también era cierto durante la temporada anterior. La segunda, es que se trata de una plantilla que concede demasiadas oportunidades; particularmente, una cantidad excesiva de oportunidades de alta calidad. ¿Por qué? En parte, debido a fallas sistemáticas a la delantera, pero en gran medida, se debe a errores individuales cometidos a la zaga.

Y esto nos trae de vuelta a Zidane. Esta es una crisis de la cual necesita salir con su trabajo en los entrenamientos. Tanto en términos prácticos (defendiendo mejor en lo colectivo, para que exista cierto margen para salvarse cuando suceda un error) y quizás fundamentalmente en términos mentales, consciente de los jugadores que no muestran buen nivel y los momentos cuando no lo hacen (sí, me refiero a Varane) e instaurar esa especie de calma y preparación necesarias para jugar partidos a este nivel tan exigente.

La interrogante con respecto a si Zidane permanecerá en el banquillo blanco tiene una respuesta simple. Salvo un cataclismo, el puesto es suyo durante todo el tiempo que así lo desee y, a juzgar por lo que sabemos, él querrá seguir mientras sienta que cuenta con el mensaje apropiado para sus jugadores y que es capaz de transmitirlo de la forma correcta.

A corto plazo, así se arreglará la situación del Real Madrid. A largo plazo, se requerirán inversiones, planificación, paciencia y salud.

Entonces, Zizou, todo depende de tí. ¿Te sientes capaz de asumir el reto?

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