Fútbol Americano
Gabriele Marcotti 2y

El triunfo del Sheriff Tiraspol sobre el Real Madrid se puede celebrar y lamentar al mismo tiempo

A veces, pueden coexistir dos ideas aparentemente contradictorias. Un ejemplo de ello es cómo sentirnos con respecto al Sheriff Tiraspol; si es un "cuento de hadas", o más bien un triste reflejo de lo que una nación más pequeña y modesta tiene que hacer para enviar un equipo a la Champions League.

Para animarnos, comencemos con lo positivo, ¿les parece? Hablamos de un club que venció al Real Madrid en el Santiago Bernabéu en la noche del martes para alcanzar la cima de su grupo en Champions, sumando seis puntos de seis posibles. Antes de imponerse a los gigantes de España (que han ganado más Copas de Europa que nadie, sumando cuatro coronas de Champions League en las últimas ocho temporadas) triunfaron en su debut en fase de grupos sobre el Shakhtar Donetsk, club que ha clasificado a la Champions League durante 10 años consecutivos.

Para siquiera participar en la presente edición de la Champions, el Sheriff tuvo que iniciar su campaña en la primera ronda de clasificación por allá por el 7 de julio, cinco semanas después de la conclusión de su torneo 2020-21; en un momento en el cual el mundo del fútbol europeo estaba preocupado por otros asuntos, tales como las semifinales de la Eurocopa. En el camino vencieron a los excampeones de Europa del Estrella Roja Belgrado y Dinamo Zagreb, dos equipos que jugaron hace solo dos años en Champions.

Para siquiera participar en la presente edición de la Champions, el Sheriff tuvo que iniciar su campaña en la primera ronda de clasificación por allá por el 7 de julio, cinco semanas después de la conclusión de su torneo 2020-21; en un momento en el cual el mundo del fútbol europeo estaba preocupado por otros asuntos, tales como las semifinales de la Eurocopa. En el camino vencieron a los excampeones de Europa del Estrella Roja Belgrado y Dinamo Zagreb, dos equipos que jugaron hace solo dos años en Champions.

(Antes de que se imaginen a Thill como una suerte de fenómeno nacido en un país minúsculo, como una versión del Benelux del legendario delantero de Liberia George Weah; pues no lo es. Tiene 27 años, sólo había jugado en Luxemburgo hasta la temporada pasada con apenas 16 convocatorias, lo que significa que ni siquiera aparece en la lista de los 100 futbolistas luxemburgueses con más apariciones en sus carreras).

Cuesta hacer una analogía apropiada para el triunfo del Sheriff del martes. ¿Quizás si una pequeña universidad virtual fundada a finales de la década de 1990 se impusiera a las potencias del baloncesto colegial estadounidense de Oregon, Maryland, Gonzaga y Duke en rápida sucesión? ¿Y si vencieran a la última en el Cameron Field House frente a los Cameron Crazies (como se denomina a la selección de estudiantes que alienta al equipo de Duke en su arena), gracias a un triple anotado en pleno pitazo final por un chico nacido en Belice que ni siquiera aparece en el Top 100 de los jugadores oriundos de su país?

Cuando unimos lo anterior con el abortado (por los momentos) proyecto de la Superliga, liderado por el presidente del Real Madrid Florentino Pérez, quien afirmó memorablemente que la fase de grupos de Champions League "no era interesante", que la competicion sólo era atractiva a partir de cuartos de final, y que todos los miembros del ámbito futbolístico "estaremos todos muertos" en 2024 de no ser por la creación de la Superliga (estructura que excluiría de facto, no sólo a los Sheriffs del mundo, sino también a un pequeño grupo de clubes profesionales europeos de forma permanente), cuesta resistir la tentación de burlarse de ellos.

¿Fue el partido Real Madrid-Sheriff Tiraspol más interesante que un equivalente normal en fase de grupos (por ejemplo, Madrid-Tottenham) dentro del formato de Superliga propuesto por Florentino, conformado por dos grupos de 10 clubes jugando como local y visitante con 5 clasificados de 10? Probablemente. Y cuando tomamos en cuenta el giro de trama de la Cenicienta, el argumento se hace aún más convincente.

El XI titular del Sheriff ostentó un gran total de 28 apariciones a nivel internacional: las 16 de Thill con el seleccionado de Luxemburgo, nueve del volante Dimitris Kolovos con Grecia y las tres del extremo Jasurbek Yakshiboev con el combinado nacional de Uzbekistán (no es broma: Uzbekistán). Tienen a un Adam Traore y un Cristiano, aunque no son el Adama Traore (quien está rompiéndola en la Premier League) y, obviamente, tampoco es el Cristiano. Cuentan con dos chicos: (el artillero colombiano Frank Castañeda y el mediocentro Edmund Addo, oriundo de Ghana) que proviene de un club eslovaco que es candidato permanente al descenso. (Si han oído hablar del Senica; o saben muchísimo de fútbol, o son eslovacos).

La hazaña del Sheriff debe servirnos como recordatorio de que los futbolistas ordinarios, en una noche ordinaria de martes, pueden entrar a un templo del fútbol y demolerlo, al igual que Sansón en su época. Eso forma parte del atractivo de este deporte. Un juego con marcadores bajos, en un enfrentamiento "mano a mano"; y si bien es cierto que la brecha entre superestrellas y los extras pudo haberse hecho inmensa con el tiempo, todo se hace pequeño en un día cualquiera y cualquier cosa puede ocurrir. Sumemos el hecho de que éste es el primer equipo oriundo de Moldavia en jugar en Champions (Moldavia es, por amplio margen, el país más pobre de Europa y eso hace la diferencia en el deporte profesional) y que muchos habitantes de Tiraspol ni siquiera se consideran moldavos, sino transnistrios e incluso rusos (aquí tienen un resumen en inglés sobre la situación geopolítica), y ya tenemos una nota curiosa que se redacta sola.

Excepto que hay un pequeño problema con ver esta hazaña únicamente mediante el lente del "cuento de hadas". Y no, no solo se trata del hecho de que existen muy pocos elementos moldavos en la idiosincrasia de este equipo: ni el director técnico, que es ucraniano; ni ninguno de los jugadores que vencieron al Madrid son moldavos (o transnistrios). (Antes de que los madridistas, o cualquier otro, se exalten hablando de identidades nacionales, por favor tomen en cuenta que había cero ciudadanos españoles pisando el césped del Bernabéu cuando sonó el pitazo final).

Mejor dicho, se trata del propio Sheriff y de las circunstancias que han propiciado su ascenso, al igual que las personas que financian al club. Este hilo de Twitter, publicado por el periodista Slava Malamud, criado a pocos kilómetros de distancia, nos aporta cierto contexto desde su punto de vista. En una época en la que el fútbol es frecuentemente utilizado para alcanzar objetivos geopolíticos o nacionalistas, cuando ciertas figuras desagradables o de corte totalitario juegan un rol cada vez mayor en el éxito de muchos clubes, y cuando la brecha entre los acaudalados súper clubes y el resto es más amplia que nunca, es tentador ver la historia del Sheriff como antídoto a lo anterior. Excepto que el Sheriff es un súper club, aunque a menor escala.

El Sheriff ha sido campeón de Moldavia en 19 de los últimos 21 años, son propietarios del único estadio moderno del país y es financiado por la Corporación Sheriff, un conglomerado que incluye entre sus emprendimientos a la única cadena de supermercados de Transnistria, aparte de poseer monopolios en cuanto a redes de gasolineras, redes de telefonía, canales de televisión, editoriales y destilerías. Los dueños del holding Sheriff mantiene estrechos nexos con el gobierno local que, a su vez, es financiado y protegido por Rusia. No sólo hablamos del típico equipo propiedad de una empresa; es una población propiedad de la compañía, ubicada en el enclave de Transnistria, también propiedad de la empresa. Por ello, es inevitable tener la sensación de que estas son las circunstancias necesarias para que sucedan "cuentos de hadas" similares dentro del fútbol moderno.

Podemos hablar todo lo que quieran de sueños, y del hecho de que en un día cualquiera dos brasileños, dos colombianos, dos griegos, un peruano, un ghanés, un maliense, un uzbeko y un luxemburgués (virtualmente todos desconocidos y con largas carreras en rangos menores del balompié) son capaces de vencer al Real Madrid, y de que allí radica la belleza del fútbol. Pero los sueños no bastan. Sin un club que sea potencia local, con la oportunidad anual garantizada de jugar en rondas clasificatorias de Champions, capaz de hacer lo que desee (al menos en su ámbito local), es probable que ni siquiera tengas la oportunidad de soñar. Contar con una plantilla globalizada y con jugadores de múltiples nacionalidades no es lo único que el Sheriff tiene en común con algunos miembros de la élite del continente.

Por todo lo anterior, es probable que ambas cosas sean ciertas. El épico batacazo del Sheriff venciendo en el Santiago Bernabéu será celebrado, casi con toda certeza, como una hazaña increíble. De la misma forma, debemos lamentar las circunstancias que la hicieron posible; al igual que el hecho de que, sin ellas, competir es virtualmente imposible para el 99 por ciento de los clubes de Europa.

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