Fútbol Americano
Miguel Ángel Briseño 2y

La realidad de Xavi

Los pupilos de Xavi son los mismos que tuvo Koeman. Sigue siendo el mismo club emproblemado y el mismo plantel lleno de jugadores sobrevalorados y jóvenes que aún no están listos para echarse el equipo al hombro

Fue bello mientras duró, aunque haya sido tan poquito. La luna de miel de Xavi con el Barcelona ha finalizado, tal vez más pronto de lo esperado, y siendo realistas, sin la magia del enamoramiento que muchos esperaban.

Le ganaron 1-0 al Espanyol con un penal inventado, y con el rival mereciendo mucho más. Empataron 0-0 con el Benfica en un juego que debieron haber perdido de no ser por esa falla grosera de Seferovic. Y la primera derrota llegó contra el Betis, en casa, con un gol de Juanmi en contragolpe, con varias fallas que pudieron haber dejado un mejor resultado.

Los pupilos de Xavi son los mismos que los hombres de Koeman. Nada ha cambiado. Sigue siendo el mismo club emproblemado y el mismo plantel lleno de carencias, de jugadores sobrevalorados y jóvenes que aún no están listos para echarse el equipo al hombro.

Digo que acabó la luna de miel porque había cierta ilusión de que la energía y el simbolismo de Xavi generarían una inercia positiva, y por qué no, un cambio mágico en la cancha. Pero no ha sido así. Salvo por algunas cosas, el Barça sigue siendo el mismo.

Pero esto es bueno, porque si de pronto llegan buenos resultados en tan poco tiempo, suele pensarse que basta una lavadita de imagen para cambiar las cosas, y no. Si el problema es de raíz, la solución real toma tiempo. Trabajo, dedicación y mística. Todo eso que Xavi Hernández tiene, pero que no transmitirá por bluetooth a sus jugadores.

Viene el cierre de Champions, y probablemente una eliminación que duela. Pero en Camp Nou esto no debe cambiar los planes. La cirugía será lenta y dolorosa. Pero si se pretende extirpar lo malo, es el único camino. Paciencia y confianza en el proyecto. Los resultados llegarán más adelante.

Por lo pronto, al Barcelona no le queda de otra que morder un palo, bajar la cabeza y seguir adelante. Los frutos se recolectan mucho más adelante.

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