Fútbol Americano
Graham Hunter 2y

Los rezagados de LaLiga en la Champions League podrían aprender mucho de Rayo Vallecano

El futuro inmediato de los clubes de LaLiga en la Champions League durante las próximas 48 horas tiene más permutaciones que las que enfrentan tus desventurados números de lotería cada vez que entran en el sorteo y no te convierten en multimillonario. Pero es factible que, para el miércoles por la noche, un país que irrumpió con fuerza en la competencia esta temporada con una armada de cinco clubes se quede con un solo sobreviviente.

Sería una calamidad sin precedentes.

El sólo hecho de que cinco clubes hayan clasificado a la competición de fútbol de clubes más grande de la historia es una rareza. Sólo los tres países mejor clasificados de la UEFA (últimamente: España, Inglaterra, Alemania) envían a los cuatro primeros equipos de sus ligas directamente a la fase de grupos de la enormemente lucrativa Liga de Campeones. Para meter un quinto equipo, hay que tener un equipo "comodín", uno que sea lo suficientemente bueno como para ganar la Europa League y así obtener ese precioso puesto "extra" en la competición de clubes más importante de Europa, pero no lo suficientemente poderoso como para terminar entre los cuatro primeros de su propia liga.

Sólo España e Inglaterra han logrado ganar la Europa League desde que ésta regala la clasificación automática a su "hermano mayor". Pero, en general, el equipo que lo hace (Atlético de Madrid, Chelsea, Sevilla), también es lo suficientemente habilidoso como para terminar entre los cuatro primeros de la liga nacional. Los atípicos han sido Villarreal (esta temporada), Manchester United y, una vez, Sevilla.

Sí, sí, antes de que a algún fanático de LaLiga le dé una rabieta apopléjica, hay un panorama alternativo (aunque poco probable) donde, con la clasificación asegurada de Madrid, los blancos son acompañados por Sevilla, Atleti, Villarreal e incluso Barcelona. Me encantaría saber las probabilidades de que eso suceda...

Una de las razones por las que el desempeño de LaLiga en la Champions League está decayendo (seis victorias para Madrid y Barcelona en las ocho finales entre 2011 y 2018, pero ninguna victoria o siquiera un finalista desde entonces) es que un grupo de los demás clubes de elite en Europa ha identificado y adoptado con gran entusiasmo una marca híbrida de fútbol que está fuera del alcance de los mejores de España en este momento.

Durante las últimas tres o cuatro temporadas, la mayoría de los mejores de LaLiga tendieron a jugar un fútbol más lento, preciso y estratégico. Del mismo modo, suelen carecer de los medios necesarios para presionar y dominar ferozmente como lo hacen Liverpool, Chelsea, Bayern, Paris Saint-Germain o Juventus en su mejor nivel, o para subir y bajar con todo en oleadas de contraataque, para luego volver a su lugar como si estuvieran ligados por un elástico imaginario.

Estamos hablando en términos generales, sí, pero durante las últimas temporadas los mejores equipos de España no han tenido los mismos automatismos intensamente feroces, repetitivos y altamente entrenados de sus colegas de Inglaterra, Alemania, Francia e incluso Italia. Además, la mayoría de los mejores equipos de España ya no tienen las figuras brillantes que caracterizaron sus últimos 15 años de dominio, esos talentos que permiten que sus equipos -selección nacional inclusive- contrarresten el ultra-atletismo, la altura y la potencia con un control total de la posesión.

Madrid es la excepción, aunque esta columna no se trata de ellos. No sólo se clasificó, y solamente necesita luchar por el primer puesto de su grupo con Inter de Milán, sino que contraataca con una hermosa y sincronizada velocidad relámpago, que tal vez no sea inusual en la Bundesliga o en Inglaterra, pero sin duda es una fuerza enorme para ellos en España, y ahora una necesidad automática en la Champions League. No se ha quedado tan atrás en la tendencia de cómo el resto de los grandes de Europa quieren jugar como sus compañeros de LaLiga. Además, si dejan que su mediocampo tenga tiempo con la pelota, como descubrió Liverpool la temporada pasada, los señores Luka Modric, Casemiro y Toni Kroos todavía pueden arruinarte el día.

Con el balón, todavía pueden dominarte a la "antigua".

La intención no es difamar a Sevilla, Atleti o Villarreal, que recientemente ganaron la Europa League. La difícil realidad para ellos como clubes, y para sus hinchas, es que todos están dirigidos por hombres con valores futbolísticos conservadores.

Diego Simeone, Unai Emery y Julen Lopetegui son entrenadores que tienen la mente abierta en términos de jugar para entretener, pero ciertamente no están plenamente comprometidos con el concepto. Estos tres hombres ven el "no perder" a toda costa como algo mucho más natural, mucho más importante que hacer lo que sea para ganar. Sus equipos son difíciles de vencer, pero por lo general no se enfrentan a conjuntos equivalentes con oleada tras oleada de fútbol de alto ritmo con potencia, velocidad, agresividad y presión.

Mira sus tácticas, sus posiciones en la cancha, sus cambios y lo parejos que suelen ser sus resultados (todo esto durante un período lo suficientemente largo como para obtener una impresión firme) y el análisis se vuelve evidente.

Simeone, Emery y Lopetegui son muy exitosos, tienen buenos salarios, mucha experiencia y son extremadamente inteligentes a la hora de interpretar, planificar y proponer fútbol. No apostaría agresivamente en contra de que alguno de ellos levante el trofeo de la Europa League en Sevilla el próximo mes de mayo. Pero en este momento, o recientemente, ninguno de ellos está proponiendo el mismo espíritu de juego que se da por sentado en Bayern Munich, Liverpool, Manchester City, Chelsea, PSG y Atalanta, o que fue recientemente identificable en Dortmund, Manchester United, Juventus e Inter de Milán.

Era inevitable que se produjera este quiebre.

Durante la época en la que España -los clubes y la selección nacional- dominaba con una marca particular de fútbol técnico, dominado por la posesión y orientado a la presión, era inevitable que otros países empezaran a incorporar los conceptos, procesarlos y sumarlos a las ideas existentes sobre la altura, la potencia, el atletismo y la resistencia. A los efectos de este argumento debemos dejar de lado a Barcelona: hoy está en el barro porque ha sido un desastre indescriptible términos de planificación, gastos y reabastecimiento durante los últimos cuatro o cinco años.

Todo lo cual se suma a lo interesante e impresionante que ha sido Rayo Vallecano esta temporada. Bajo la dirección del ex-defensor de Athletic Club y New York City FC Andoni Iraola, el modesto (eso es un eufemismo) club madrileño quizá sea la gran sorpresa de Europa esta temporada: invicto en casa, quinto en la tabla, vencedor de Barcelona y a cuatro puntos del segundo puesto.

Sin embargo, lo que más se destaca es su forma de jugar, casi única en LaLiga.

No es que Sevilla, Atleti y Villarreal jueguen un fútbol sin riesgos, sino que están poblados de "jugadores estrella" caros, habilidosos e individualmente excelentes. Si alguno de esos tres equipos atacara al "estilo Rayo", no sólo sería algo bastante sensacional de ver, sino que estaría mucho más en línea con las tendencias generales de los mejores equipos de la Bundesliga, la Premier League, la Ligue 1, y la Serie A.

¿Estuviste siguiendo a Rayo esta temporada? Es gratificante y estimulante.

Iraola no desestima la importancia de la forma del equipo, de defender bien y de mantener el arco en cero. Pero los dos defensores de Rayo y sus cuatro jugadores de ataque, generalmente Iván Balliu y Fran García como defensores abiertos, más Álvaro García, Isi Palazón y Oscar Trejo detrás de Sergi Guardiola, Randy Nteka o Radamel 'El Tigre' Falcao, tienen la directiva de atacar a sus homólogos con la mayor frecuencia posible, y con toda la velocidad y las artimañas que puedan reunir. La emoción del uno contra uno.

Probablemente ayude que, cuando era chico, Michael Laudrup era el jugador favorito de Iraola. No puedes adorar al "Gran Danés" y no querer que tu equipo también juegue un fútbol atrevido, ofensivo y frontal.

La filosofía actual de Rayo es de bajo concepto, pero muy eficaz. Es divertido verlo, y los jugadores claramente aman la libertad que tienen para atacar y tratar de superar al adversario más cercano. Por encima del estruendo de los hinchas radicales, ruidosos, leales, incrédulos, anárquicos y adorables de Rayo, se puede oír el "clic" de una filosofía de fútbol calzando perfectamente con la capacidad y el apetito de casi todos los jugadores del plantel de Iraola.

Siendo su presupuesto el que es, Rayo gastó menos de 5 millones de euros en total el verano pasado, obviamente no hay muchos jugadores de calidad de Champions League en su plantel (o al menos eso parecía cuando ascendió en el verano), pero sigue acercándose a los puestos de clasificación para ese torneo. Y es mucho, mucho más fácil reconocer la filosofía de Liverpool, Chelsea y Atalanta en las actuaciones de Rayo, libra por libra, que en las de Sevilla, Atleti y Villarreal.

Iraola le dijo recientemente a El Mundo: "El fútbol fundamentalmente ha cambiado en términos de preparación física. Tú y tus rivales se han estudiado tanto que ya no puede haber eslabones débiles. Ya no puedes darte el lujo de tener defensores que sólo defiendan, porque debes iniciar mientras tu rival intenta exprimirte y encontrar puntos débiles. Eso hizo que el prototipo de jugador cambiara: todos deben ser más completos.

"En comparación con hace unos años, todo en el campo de juego pasa mucho más rápido, y los futbolistas deben estar mejor preparados físicamente. Los que sólo son buenos con la pelota tendrán dificultades para sobrevivir porque los entrenadores les exigen cada vez más. A nivel europeo, este tipo de equipos -Chelsea, Liverpool, Bayern- ya dominan. Se destacan del resto porque además de ser muy buenos técnicamente, todos corren y todos trabajan".

Sabiduría, realismo y claridad de alguien cuyo club es humilde, pero de quien creo que Emery, Simeone, Lopetegui, y tal vez incluso Xavi, pueden aprender grandes verdades que, según sugieren las actuaciones de España en la Champions League esta temporada, han sido olvidadas o ignoradas durante demasiado tiempo.

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