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Barcelona, ante una reconstrucción que costará años y (más) dolor...

Del Barcelona solo quedan escombros, y cada partido, más allá del resultado, es una oportunidad para reafirmarlo.

De cuatro años a la fecha, cada ridículo en Champions League exhibe a un equipo que fue destruido desde sus entrañas.

Cuando ya ni Messi es capaz de salvarlo del desastre, el diagnóstico arroja a un moribundo que de grande solo tiene el nombre y su historia. El presente lo condena.

Desde Cataluña, el Barça goza de una protección de sus medios oficiales que solo le genera mayor daño, confunde al aficionado común y provoca expectativas que más temprano que tarde se topan con la realidad.

Y la realidad va más allá de los resultados ante la Roma, Liverpool, Bayern Munich y París Saint-Germain, que ciertamente son una vergüenza.

La realidad indica que Josep María Bartomeu y sus secuaces fraguaron un plan maestro que les salió a la perfección: no renovaron al equipo; le cerraron la puerta a la cantera y desecharon a futbolistas sumamente valiosos; ficharon mal; tiraron el dinero; eligieron a entrenadores equivocados; atacaron a leyendas del club encabezadas por Messi, y para cerrar con broche de oro, renovaron el contrato de jugadores indignos de portar la camiseta del Barcelona (Clément Lenglet, el mejor ejemplo de ello).

Lo increíble es que tras cada papelón en la Champions, la plantilla se mantenía intacta, como se si se tratara del Barça de Pep Guardiola al que no hacía falta tocarle nada.

Gerard Piqué, Clement Lenglet, Jordi Alba, Sergi Roberto (en su momento Nelson Semedo y ahora Serginho Dest) han conformado la defensa que se comió tres ante la Roma, cuatro frente al Liverpool, ocho del Bayern y los cuatro más recientes del PSG.

¿Y qué pasó? Nada. A Piqué y Lenglet los renovó Bartomeu antes de irse. A Jordi Alba que lleva años a la baja, no le han puesto a un competidor en su posición, pues Junior Firpo es una caricatura de futbolista.

Por Eric García, formado en La Masía y hoy jugador del Manchester City, no quisieron pagar ni 10 millones de euros cuando urge un defensa central, pero sí desembolsaron 25 para fichar a Serginho Dest, de 19 años, que ha quedado exhibido y rebasado en sus apariciones esta temporada.

En su momento también soltaron 25 kilos por Firpo, que era un suplente más del Betis. Y dejaron ir a Marc Cucurella (hoy seleccionado de España), por citar solo un caso, el recambio natural de Alba.

Messi, Piqué, Alba y Busquets, fueron protagonistas de los años maravillosos con Pep Guardiola y|o Luis Enrique; sin embargo, hoy todos están arriba de los 30 años, y salvo Leo, a quien no se le puede cuestionar absolutamente nada, los otros tres hace mucho que perdieron su mejor versión.

Y ninguno de los entrenadores en estos últimos cuatro años de hecatombe (Ernesto Valverde, Quique Setién y ahora Ronald Koeman), han tenido la visión, arrojo o valor para apostar por un recambio.

Busquets, una leyenda del club y en su momento el mejor del mundo en su posición, arrastra el prestigio rebasado por la velocidad de los partidos y oponentes; Piqué siempre fue inestable, capaz de lo mejor y lo peor, pero a últimas fechas, antes y después de la lesión, su mala versión es la que prevalece; y Alba está cómodo, es dueño de su parcela aunque desde hace mucho le quede muy grande.

Regalar a Luis Suárez y no fichar a un delantero; cambiar a Arthur por Pjanic; contratar de emergencia a Braithwaite; no desprenderse de jugadores como Umtiti, Sergi Roberto o Coutinho; y desde luego, dejar solo a Messi, son solo algunas causas más que explican la destrucción del equipo.

LA RECONSTRUCCIÓN

¿Y ahora qué sigue? Esta temporada el Barça se irá con las manos vacías en cuanto a títulos se refiere, y lo más grave, todo indica que Messi se marchará.

El 7 de marzo se elegirá presidente del club y éste de inmediato deberá ponerse a trabajar para iniciar una reconstrucción que costará tiempo y (más) dolor.

Las promesas de Joan Laporta y Víctor Font, en ese orden los candidatos favoritos para ganar la elección, son solo eso, promesas. Es mentira que alguno de ellos tenga la fórmula mágica y|o los recursos para fichar a futbolistas de la talla de Erling Haaland y sacar del hoyo a la institución.

El que llegue se encontrará con la peor crisis económica (y una de las peores deportivas) de su historia, pues literal no hay un solo euro para fichar. Las esperanzas de realizar alguna contratación de peso que represente una solución inmediata, radican en que el Barça pueda vender.

¿Coutinho? ¿Quién va a pagar los casi 200 millones de euros que tiró el club por un jugador al que le ha quedado enorme la camiseta y por si fuera poco, en su regreso se la ha pasado lesionado?

A Umtiti no lo han querido ni a préstamo. De Sergi Roberto el equipo ni siquiera se plantea su salida, más allá de que es un futbolista a todas luces sobrevalorado que nunca logró dominar la posición de lateral derecho, y que como mediocampista no representa garantía alguna.

¿Junior Firpo, Braithwaite? ¿Cuánto pueden obtener por estos futbolistas de medio pelo? Poco, muy poco, y eso si algún incauto se anima a contratarlos en plena pandemia.

Así las cosas, Laporta y Font ofrecen ‘espejismos’, prometen tener el proyecto perfecto que volverá a enamorar a Messi para de nuevo rodearlo de buenos futbolistas y que juntos regresen al FC Barcelona al protagonismo… Esto no pasará.

De entrada Messi lo que menos tiene es tiempo, ni paciencia, para arriesgarse a una temporada más de fracasos, con lo que el City o PSG ya lo esperan.

Y si del equipo ya solo quedan escombros, sin Messi se convertirá en polvo.

En medio de toda crisis siempre surge la esperanza, y en el caso del Barcelona, Pedri, Ansu Fati (lesionado) y Riqui Puig son las pequeñas luces a las que debería aferrarse el club.

A sus 18 años recién cumplidos, Pedri es un adulto, se habla de tú con Messi a la hora de combinar en el campo, muestra una madurez que impresiona, y sin duda que es el futbolista llamado a tirar del carro en los próximos años.

Fati empezaba a deslumbrar, ya con mayor continuidad en el primer equipo y hasta en la selección, pero una lesión de rodilla lo frenó y queda en el aire la duda de cuándo y cómo pueda volver.

Y Riqui es una joya desperdiciada por Valverde, Setién y ahora Koeman, pero que paradójicamente con el holandés que se ha cansado de despreciarlo, ha ganado minutos con base en sus buenas actuaciones. Es un jugador con ADN Barça de pies a cabeza, centrocampista organizador, inteligente, que siempre es opción de pase y facilitador de soluciones.

Es un hecho que con estos jóvenes sin arropo no habrá manera de iniciar la reconstrucción, pero es a partir de ellos como ésta debe encaminarse, y no cometer el mismo error de llevar a futbolistas de mayor experiencia en sus posiciones para que obstruyan su desarrollo.

EL TÉCNICO

A todas luces el cargo le ha quedado grande a Koeman, pues más allá de que sus defensores y él puedan escudarse en que el equipo está en “transición”, no cuenta con una plantilla tan pobre como para ni siquiera competir en unos Octavos de Final de la Champions, estar contra la pared frente al Sevilla en la Copa del Rey, perder la Supercopa de España ante el Athletic Club, y ser tercero en La Liga.

El equipo no juega bien, y el entrenador holandés, amparado en esa escuela y en haber sido dirigido por Johan Cruyff, ni cerca está de apostar por un estilo ofensivo, atrevido y que busque un juego vistoso ante los ojos de sus millones de seguidores y detractores.

No han sido pocos los encuentros en los que tras ir al frente en el marcador por un gol, incluso ante rivales sumamente endebles de España, Koeman opta por defender su anotación cediendo el balón y la iniciativa a sus rivales… Y así le ha ido.

Uno de los hechos más recientes que retrata al técnico, es que tras el papelón en casa frente al PSG (1-4) el martes pasado, cinco días después manda al partido contra el Cádiz en el que buscarían acortar distancias con el Atlético de Madrid, a la misma alineación que sucumbió con los franceses. ¡La misma!

¿No era un momento inmejorable para una sacudida? ¿En verdad jugadores como Busquets, Griezmann, Lenglet y Dembélé son titulares indiscutibles y han estado a la altura de las circunstancias como para no tocarlos?

De Antoine se supo que volvió del viaje fugaz que hizo tras el baile del PSG, porque apareció su nombre en el ‘11’ que jugó ayer domingo, pero su presencia fue igual de intrascendente que en la mayoría de los partidos que lleva en dos años de pertenecer al club.

Así las cosas, el panorama es oscuro por donde se le busque, y eso no quiere decir que el presidente que llegue no tiene alternativas, claro que las tiene, pero ‘garantizar’ soluciones inmediatas es solo parte de su estrategia de campaña. En el Futbol Club Barcelona también son tiempos electorales.

Font apuesta todas sus fichas a Xavi Hernández, al que le concedería poder absoluto en toma de decisiones y armado de su grupo de trabajo en el primer equipo y el resto de la organización, con lo que Jordi Cruyff, Víctor Valdés y Carles Puyol volverían a la institución.

Eso en caso de que realmente Xavi acceda a regresar en esta temporada, pues pese a que Font lo ha usado como emblema de campaña, el legendario exmediocampista se ha desmarcado en más de una ocasión del candidato, bajo el argumento de que es feliz en Qatar.

Y Laporta apela a la experiencia y a sus buenos años al frente del club, pero realmente no ha expuesto un proyecto de trabajo. Presume que habla con los futbolistas, presume que Messi cree en él y presume de fórmulas mágicas desconocidas para cambiarle la cara de la noche a la mañana a un equipo hundido… ¿Lo peor? Es el favorito en las encuestas y por amplio margen.

El panorama real del Barça es éste, no los elogios baratos de los medios oficiales del club tras una engañosa goleada al Alavés, ni los análisis de los pseudoperiodistas incapaces de criticar porque hablan con la camiseta azulgrana puesta.

Del Barcelona solo quedan los escombros, y está obligado a iniciar una reconstrucción que costará años y (más) dolor a su afición…