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Sam Borden 3y

Euro 2020: Dinamarca envía emotivo mensaje de apoyo Christian Eriksen

COPENHAGUE – Ulrich Ammundsen se sintió pasmado y confundido ante lo que acababa de ver, lo que sentía y lo que se suponía que debía hacer. Christian Eriksen, estrella de la selección de Dinamarca, acababa de colapsar sobre el terreno, momentos antes del descanso del encuentro entre el combinado de su país y Finlandia por la fase de grupos de la Euro 2020. Ammundsen, testigo desde la tribuna, vio como el jugador se derrumbó, lo vio cojear, vio a sus compañeros formando un círculo a su alrededor, mientras los médicos ejercían presión sobre su pecho.

Cuando Ammundsen llegó a casa a avanzadas horas de la noche del sábado, se encontró mirando fijamente al espejo de su baño, incapaz de procesar lo sucedido pocas horas antes.

Incluso después del traslado de Eriksen al hospital, e incluso después de conocerse que Eriksen se encontraba con vida y estable, Ammundsen (quien es gerente representante de la ciudad anfitriona para las fan zones ubicadas en Copenhague) sentía dificultad para procesar sus emociones. Quería decir algo, quería expresar sus sentimientos por Eriksen, quería decirle a Eriksen el significado de su increíble éxito para el pueblo danés. Quería dejar en claro su profundo deseo que Eriksen pudiera volver a levantarse.

Pero Ammundsen no sabía cómo hacerlo. Por eso, en aquella noche mientras finalmente se rendía ante el sueño y su mente seguía montada en la montaña rusa de emociones que acababa de experimentar, tuvo una idea. Hay un muro en la fan zone, le dijo a su esposa durante la mañana. La foto de Eriksen ya se encuentra allí plasmada. ¿Qué tal si convertimos el muro en una gigantesca carta dirigida a Eriksen, le dijo, suscrita por todos los daneses que deseen firmarla?

Ammundsen se dirigió a su empleo. Les comentó a sus compañeros. A todos les encantó la idea, creyendo que sería algo significativo y terapéutico. Pero Ammundsen se dio cuenta de que no tenían marcadores, y se apresuró a llamar a su esposa, pidiéndole que comprara algunos. Ella fue al supermercado y los dejó en la oficina cercana al puerto. Y a primeras horas de la mañana del domingo, la primera persona (quien, por cierto, se encontraba visitando la fan zone como parte de un grupo de sobrevivientes de ataques cardíacos) tomó un marcador y escribió un mensaje dirigido a Eriksen. Y otro hincha le siguió. Y otro. Y otro.

Ammundsen retrocedió para ver la escena. “Quería darles a todos la oportunidad de enviar un mensaje”, afirma ahora. “Y aquí está”.

Existen múltiples detalles de lo ocurrido ese sábado que todavía son desconocidos; por ello, no sabemos aún lo ocurrido en medio de los preparativos del combinado de Dinamarca para volver a jugar, específicamente este jueves contra Bélgica. ¿Qué ocurrió, con exactitud, para llevar a Eriksen a sufrir un paro cardíaco? Y luego que los médicos fueron capaces de rescatarle en un esfuerzo heroico, ¿qué repercusiones tendrá el incidente para su vida futura?

Las respuestas a dichas interrogantes requerirán de mayor tiempo. Lo que sabemos con certeza es lo hondo de las sensaciones extendidas por todo este país, tan pronto como Eriksen cayó sobre el césped.

En esta nación, el fútbol representa un punto de orgullo increíble para el pueblo danés, y el éxito de Eriksen (primero con el Ajax de Ámsterdam, seguido por el Tottenham Hotspur en la Premier League y en la campaña recién concluida con el Inter Milan en Italia) ha sido por largo tiempo un elemento que permitía deleitarse a los hinchas daneses. Tener a Eriksen (nacido en 1992, año del único título obtenido hasta ahora por el seleccionado de Dinamarca en la Eurocopa, en la pequeña población de Middlefart) como líder del plantel durante este torneo, en el cual Dinamarca tiene por primera vez la posibilidad de jugar encuentros de la Eurocopa en su patio, fue motivo de júbilo nacional.

Y de repente, dicha felicidad se vio truncada. Patrick Hoff Sonne, hincha danés de 32 años, se encontraba sentado a seis filas de la cancha, justo en el mismo lado donde se produjo el incidente. Indica que al principio creyó que Eriksen se había desmayado o mareado, producto de la deshidratación. Sin embargo, la creencia apenas duró pocos segundos, porque al ver que los médicos empezaron a practicar reanimación cardiopulmonar (RCP), un horrible silencio se esparció por todo el estadio. “Un silencio de cementerio”, afirma. Fue allí cuando Sonne se sintió enfermo.

“Vi a la novia de Christian Eriksen” a pocas filas de distancia, indica Sonne, y “cargaba en brazos a [uno de sus] hijos”. Un amigo que acompañaba a Sonne al estadio acababa de tener un niño, y comenzó a llorar a su lado. Sonne se sintió atrapado. “Tuve que alejar mi vista de la situación”.

Sonne dejó el estadio. Se sintió obligado a abandonar el lugar, según recuerda, incluso a pesar de haber escuchado que Eriksen estuvo despierto durante su traslado al hospital. Para Sonne, el shock, la incredulidad y el miedo se mezclaron dentro de su ser; y si bien existía una posibilidad de reanudar el encuentro (lo que eventualmente ocurrió), Sonne sabía que no se encontraba en condiciones de alentar a un equipo de fútbol.

En los días posteriores, Sonne ha luchado, al igual que Ammundsen, para conseguir una forma de aceptar ver a una persona por la que tiene tan profundos sentimientos en tal estado de gravedad. Thomas Delaney, volante defensivo danés, afirmó que él y sus compañeros se han sentido sumamente reconfortados al hablar abiertamente entre ellos sobre sus sentimientos (“Todos hemos luchado de forma distinta, a la manera de cada uno”); sin embargo, Sonne es uno de los que ha preferido evitar hablar mucho sobre la situación.

“Intento mantenerme alejado de los avances, de las redes sociales y de todo”, afirma. “Aún no he visto el muro”.

Estalla en llanto. “No he podido escribir en él”.

Un día, a principios de semana, una pareja de marido y mujer se acercaron a Ammundsen, justo frente al muro. Cargaban una foto en sus manos y querían adherirla a la pared. Ammundsen les preguntó de qué se trataba, y le explicaron que su hijo político era uno de los médicos que corrió a la cancha para salvar la vida de Eriksen.

La fotografía consistía en una imagen del profesional de la salud, mientras dejaba su hogar con rumbo al trabajo ese mismo día, a pocas horas de iniciarse el partido.

“Cuando llegó a casa esa noche, su hija de 6 años ya dormía”, explica Irene Dahl. “A la mañana siguiente, cuando despertó, le dijo: ‘Papi, eres mi héroe’”.

Ammundsen los condujo hacia el muro y mostró los marcadores, mientras adherían la fotografía. Permille Hansen, maestra de primaria, también tomaba un momento para estampar su rúbrica mientras algunos de sus estudiantes jugaban en la pequeña cancha de fútbol adyacente. Obviamente, Hansen había visto el partido, pero se sintió urgida a acudir a la escuela en la mañana del lunes para escuchar a sus alumnos, quienes tienen en su mayoría 14 años, conversar entre ellos sobre lo sucedido. Ese día, algunos llegaron directamente al muro.

“Es importante”, afirma. “Algunos estudiantes sintieron un poco de miedo, y es importante conversar al respecto. Escribir este mensaje es importante para mí. Es un jugador de fútbol brillante, genial; pero también es [pareja] y padre de familia. Todos podemos identificarnos con ello, ¿o no?”

Ammundsen, quien se encontraba cerca de Hansen, asintió con la cabeza. La maestra volvió a atender a sus niños; sin embargo, otro hombre se acercó poco después. Luego, fue un grupo de varones adolescentes. Otro grupo de estudiantes. Un hombre de negocios en medio de su receso laboral.

Los mensajes ya han desbordado una esquina del muro original y en poco tiempo, según indica Ammundsen, tendrán que retirar algunos paneles publicitarios de la cervecería Heineken para dar espacio a otras notas.

“A todos nos afectó lo que vimos”, indica Ammundsen. “Fue muy emotivo”.

Después, sonríe. “Compraremos todos los marcadores que sean necesarios”.

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