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En muchos sentidos, Erling Haaland, Manchester City y Pep Guardiola son una combinación perfecta

No podemos decir que fue como LeBron James y "La Decisión". Después de todo, Erling Braut Haaland no era un agente libre, no estuvo televisado, no hubo una narrativa de "traición a su ciudad de origen", y había muchos rumores de que un anuncio era inminente ya que varios pretendientes habían abandonado la carrera. Pero no está lejos.

Haaland no dijo --o al menos no lo había dicho hasta el martes por la noche-- "voy a llevar mi talento al Etihad y voy a unirme a Manchester City... Siento que me dará la mejor oportunidad de ganar, y de ganar durante varios años". Pero él y su entorno probablemente lo pensaban.

Se trata de un hombre-niño de 21 años y, junto a Kylian Mbappé, es una de las dos figuras más calientes del fútbol mundial. El martes se confirmó que se unía a Pep Guardiola y a Manchester City, uno de los mejores clubes (y con mejores recursos) durante las últimas temporadas, y el gran favorito a ganar su cuarto título de la Premier League en cinco años.

Lo que une al jugador y al club, aparte del hecho de que están cerca del estándar de oro en lo que hacen, es la planificación.

Luego de haber sido telonero de Manchester United durante la mayor parte de su historia, y de haber ganado dos títulos de la Premier League durante sus primeros años bajo propiedad emiratí con un enfoque disperso y gastador, se comprometieron con un proyecto a largo plazo y se enfocaron en Guardiola, el arquitecto de dos coronas de Champions League cuando estaba en Barcelona, y el entrenador más codiciado del fútbol en ese momento, como el técnico que los llevaría más lejos.

Guardiola estaba en Bayern en ese momento, pero le pusieron la alfombra roja. No ocultaron su deseo de aprender del modelo de Barcelona, al punto de organizar sus academias juveniles siguiendo las mismas ideas y de contratar a ex dirigentes de Barcelona como Ferran Soriano (actual director ejecutivo del club) y Txiki Begiristain (director deportivo de City). Todo estaba preparado para el día en que estuviera listo para comprometerse, y cuando finalmente lo hizo, en el verano de 2016, llegó a un entorno más familiar de lo que podría haber sido en otras circunstancias.

La carrera de Haaland también ha sido meticulosamente planificada. Parte de ello se debe a su padre, Alfie, ex internacional noruego, quien pasó tres temporadas en City, de 2000 a 2003. Ser hijo de un ex profesional significa tener acceso a redes y conocimientos que exceden al ciudadano promedio, y Haaland lo aprovechó al máximo.

Arrancó en su club local, Bryne, y a los 16 años, tras visitar y ser ojeado por la mitad de los grandes equipos europeos, se quedó en su país, optando por Molde. Dieciocho meses más tarde, justo después de cumplir los 18 años, pasó a FC Salzburgo, de Austria, rechazando oportunidades más lucrativas en clubes más grandes. ¿Por qué Salzburgo? Porque formaba parte del grupo de clubes Red Bull y era conocido no sólo por darles tiempo de juego a los jóvenes, sino por jugar un fútbol moderno, rápido y de alta presión. Era la escuela ideal para terminar de pulir su talento y, lo que es igual de importante, aceptó poner una cláusula de rescisión relativamente baja (20 millones de euros/21 millones de dólares) en su contrato. Si el joven Erling brillaba más que dicha cifra, quería estar seguro de poder seguir adelante.

Y eso fue exactamente lo que ocurrió. Convirtió 28 goles en 22 partidos en la primera mitad de la temporada 2019-20 y ese mes de enero dio el siguiente paso en la cadena alimenticia. Como los 20 millones de euros eran menos de un tercio de su valor de mercado en ese momento, podía elegir su destino, y eligió Borussia Dortmund: un club más grande y un mayor desafío, pero que tenía el mismo compromiso con los jóvenes. Y, nuevamente, acordaron una cláusula de rescisión --60 millones de euros-- que estaba muy por debajo de lo que podría alcanzar en el mercado libre.

Así que, aunque Haaland no era técnicamente un agente libre, tener una cláusula de rescisión tan baja en relación con su posible valor de canje en el mercado abierto (que está cómodamente en el rango de 180 millones de euros) equivalía prácticamente a lo mismo. Él --junto con su padre y su difunto representante, Mino Raiola-- tenía el control. Podía decidir su precio y, sobre todo, su destino.

El planeamiento meticuloso no sólo se debe a que su padre y agente ha sido muy inteligente al ir demarcando su camino. Además, Haaland hace una vida sana y es muy trabajador, con un estilo más relajado y new-age (yoga y meditación). Evita la controversia, respeta la jerarquía y a pesar de no ser una presencia se exprese demasiado en las redes, tiene 15 millones de seguidores en Instagram con posteos como estos en su hogar en Noruega. Ha vivido y respirado este juego desde muy chico, y se nota.

En la superficie, es una pareja perfecta. Manchester City no ha tenido un delantero central dominante desde 2018, antes de que las lesiones apresurasen el declive de Sergio Agüero. Siguen marcando muchos goles, cabe aclararlo, pero sin un especialista en la posición de delantero central. El verano pasado, fueron por el goleador inglés, Harry Kane, pero la valuación de Tottenham de $160m hizo que la movida quedase en nada. Haaland, que tiene siete años menos que Kane y se podría decir que ya se encuentra en su nivel, en comparación les ha terminado saliendo más barato.

Este tampoco es el caso de un ingenuo astro joven que sólo piensa en la fama y el dinero. Haaland y sus asesores saben exactamente en lo que se están metiendo al entrar en City. Saben de qué manera pretende Guardiola que juegue su equipo, conocen la manera en la que favorece el pase extra, la manera en la que valora el trabajo duro combinado con la calidad, y la manera en la que el individuo se tiene que subordinar al bien colectivo.

Dejando de lado lo tentador que podrían ser las comparaciones con el fallido experimento de 2009 – la última vez que Guardiola apostó a lo grande con un delantero central escandinavo de gran tamaño, llamado Zlatan Ibrahimovic – estarían equivocados. Guardiola, en ese entonces en Barcelona, había ganado su primera Champions League y el club adquirió al sueco internacional por un monto de $55m más los derechos de Samuel Eto'o, un paquete total de más de $80m. No funcionó porque Ibrahimovic chocó de entrada y con mucha frecuencia con Guardiola, marchándose después de apenas una temporada. Esto dio lugar a que algunos, más recientemente Patrice Evra, sugirieran que Guardiola no podía manejar a los jugadores grandes con personalidades fuertes y que él, no un jugador individual, tenía que ser la estrella.

La anterior una lectura incorrecta de la situación, lo fue en ese entonces y lo sigue siendo ahora. En primer lugar, Ibrahimovic ya era un jugador sin pelos en la lengua y de una personalidad tan fuerte en un grado que Haaland nunca lo será. En segundo lugar, tenía 27 años y ya estaba formado como profesional en ese momento, mientras que Haaland aún se está desarrollando (algo que impresiona, teniendo en cuenta lo bueno que ya es). Además, el Guardiola de hoy no es el Guardiola de 2009. Él también ha crecido, ha sumado experiencia de vida y ha trabajado exitosamente con grandes personalidades en Bayern Munich (Thomas Müller y Manuel Neuer, por nombrar a dos).

Dentro de la cancha, la unión parece natural. Haaland es un delantero central grande, pero también es veloz y es muy bueno con los pases. Tiene buena visión y un buen ritmo de trabajo, dos cualidades que Guardiola parece valorar por encima de todo lo demás. En cuanto a personalidad, es un futbolista sediento de victoria, quizá con más sed que Ibrahimovic (quien ya había ganado títulos de liga en tres clubes diferentes). La estantería de City está repleta de trofeos; la de Haaland sólo tiene la Copa de Alemania de 2020-21 y el título de la liga que ganó durante sus primeros seis meses en Salzburgo, cuando tenía apenas 18 años y había hecho sólo dos apariciones en la liga. De modo que la sed de victoria y la motivación no serán un problema.

En última instancia, City puede celebrar: ganaron la carrera por Haaland. Los críticos dirán que Real Madrid están apuntando a Mbappé cuando hablamos de su próximo gran fichaje, que Barcelona está cerca de la insolvencia (y Juventus está marginalmente en un mejor bote), que Chelsea se encuentra sancionado por el gobierno, que Liverpool está ocupado tratando de extender los contratos de sus propios delanteros (Sadio Mané, Mohamed Salah) en vez de fichar a nuevos, que Bayern Munich tiene su propia estructura salarial muy estricta... pero dejemos que hablen.

La realidad es que todos querían a Haaland y City fue el que se quedó con él. El hecho de que él los haya elegido a ellos tanto como ellos lo hayan elegido a él, es una buena señal.

Todas las partes de esta sociedad entran en esto con los ojos completamente abiertos. Ahora, el resto dependerá de Pep y de Erling.