El tiempo es una cualidad subestimada en el fútbol. Si no está en el lugar y en el momento adecuados, una carrera prometedora quizá nunca logre el éxito esperado, y nadie sabe lo que puede definir que realmente sea el momento adecuado más que José Mourinho. Regresemos a marzo de 2004. El FC Porto de Mourinho estaba por quedar fuera de la Champions League en octavos por diferencia de goles de visitantes contra Manchester United hasta que el arquero Tim Howard no logró contener el tiro libre de Benni McCarthy y Costinha anotó del rebote. El juego ya estaba terminando, por lo que era un gol decisivo; Mourinho celebró corriendo en Old Trafford y así nació una leyenda. Porto terminó ganando la Champions League, Mourinho pasó a Chelsea, se anunció a sí mismo con el "Special One" y el resto es historia. Pero si Costinha no hubiese estado en el lugar indicado en el momento justo esa noche, quizá la historia de Mourinho hubiese sido diferente, sin títulos de Champions League y sin viajes por las ligas las importantes de Europa. De hecho, mientras se prepara para regresar a Old Trafford el miércoles como el entrenador de Tottenham, Mourinho podría ponerse a pensar en cómo el destino a veces ha trabajado en su favor y a veces en su contra con el paso de los años y en cómo, una vez más, parecería que ahora está en el momento y en el lugar adecuado con los Spurs. Cuando habló con los medios en su primera conferencia de prensa como entrenador de los Spurs hace menos de dos semanas, después del despido de Mauricio Pochettino, Mourinho describió al equipo que había heredado como un "regalo". Pochettino había dejado atrás un equipo que había llegado a la final de la Champions League la última temporada, cayendo sólo ante Liverpool, con un delantero de clase mundial como Harry Kane, laterales peligrosos como Lucas Moura y Son Heung-Min, una colección de defensores centrales confiables y en gran talento en el mediocampo con Dele Alli. Es un equipo que hace rato está listo para ganar, pero que parecía que le faltaba esa dosis extra de mentalidad ganadora que ha sido clave en la carrera de Mourinho desde sus días en Porto. Después de tres partidos al mando de White Hart Lane, Mourinho ha logrado dos victorias y ha hecho que los Spurs pasen de estar en la mitad para abajo en la Premier League al quinto puesto, así como también lograron asegurar su lugar en la fase de eliminación de la Champions League, por lo que no hay dudas de que estará sonriendo en este momento. Pero el Mourinho de Tottenham es uno completamente diferente al que pasó dos años y medio con el ceño fruncido en United hasta que fue despedido en diciembre pasado. Desde que corrió a la línea delante de la grada de Sir Bobby Charlton, Mourinho ha parecido estar destinado a dirigir United desde el día uno. Él tenía el carisma, la confianza y el deseo insaciable de victoria que lo convertía en el candidato perfecto para el club después de la era de Sir Alex Ferguson. Mayo de 2013 hubiese sido el momento justo para United y Mourinho, inmediatamente después del retiro de Ferguson, con un escuadrón de ganadores experimentados con la necesidad de un entrenador con características similares a las de él para que los guiara en medio del trauma de haber perdido al entrenador más exitoso en toda la historia del club. Pero Mourinho ya se había comprometido con Chelsea para un segundo período a cargo de Stamford Bridge, por lo que United terminó con David Moyes y comenzó con su caída en picada hacia la mediocridad y al caos en el que se encuentra el día de hoy. Cuando Mourinho logró conseguir su trabajo en Old Trafford, reemplazando al sucesor de Moyes, Louis van Gaal, en el verano de 2016, se convirtió en el hombre indicado en el momento erróneo... quizá por primera vez en su carrera. Mientras que ha heredado un equipo listo para llegar a su pico máximo en Tottenham, Mourinho se había encontrado con una colección de jugadores que no estaban jugando bien en United y que simplemente no eran lo suficientemente buenos como para competir como él o el club esperaban que lo hicieran. Con la llegada de Pep Guardiola a Manchester al mismo tiempo para hacerse cargo de un equipo de City que se había estado preparando para su llegada, Mourinho se encontró con su trabajo soñado, pero con un equipo que no podía competir ni quiera para ser el mejor en su propia cuidad, y ni hablar en la Premier League o la Champions League. Invirtió casi £400 millones en un intento de hacer que United se encaminara, pero nunca hubo una sensación de haber una estrategia clara y de que Mourinho, que vivió en un hotel de Manchester durante su período a cargo, realmente creyera que iba a poder lograr el éxito en Old Trafford tal como lo había logrado en los otros clubes. Es diferente en Tottenham, de todas maneras. Con los Spurs, cuenta con las herramientas para armar un equipo ganador y no tiene que invertir un solo centavo para conseguirlo. En muchas formas, cuenta con un escuadrón que refleja los aspectos fundamentales de todos sus equipos exitosos - defensores fuertes y experimentados, mediocampistas defensivos confiables, delanteros de clase mundial, laterales peligrosos y si Alli sigue desarrollándose, un jugador que puede marcar goles desde el mediocampo, tal como Frank Lampard lo hacía en Chelsea. Mourinho nunca contó con esas opciones en United, donde fue el hombre indicado en el momento incorrecto. Pero el miércoles visitará a su viejo club como el hombre en el momento justo y en el lugar indicado con Tottenham, de modo que no se sorprendan si lo vuelven a ver con una sonrisa.
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