Milan finalizó la temporada 2024/25 en la Serie A en quizá su punto más bajo de lo que va del siglo. En novena posición, con dos entrenadores despedidos y una hinchada furiosa con la gestión de RedBird Capital, habían muy pocos motivos para ser optimista del futuro. Pero tan solo cinco meses más tarde, el Rossoneri arrancó el actual curso con una lucha por el título. ¿Qué ocurrió?
Para hablar del cambio del conjunto del norte italiano hay que centrarse en una figura que está demostrando ser clave: Massimiliano Allegri. El artífice del Scudetto de la temporada 2010/11 volvió a tomar las riendas del equipo en el último mercado de pases, pero su contratación no fue recibida con gran expectativa por los simpatizantes. El técnico de 58 años venía de un segundo ciclo en Juventus mucho menos exitoso que el primero, y tras las malas experiencias con Paulo Fonseca y Sérgio Conceicao, la decisión no fue vista como una gran demostración de ambición sino una apuesta de bajo riesgo para estabilizar el mal clima en el vestuario.
Un Milan repleto de caras nuevas
Los movimientos del club en el mercado de pases tampoco despertaban una gran ilusión. La primera noticia que surgió de este período fue la salida de Tijjani Reijnders, la pieza troncal del mediocampo, a Manchester City. Para su reemplazo, Allegri decidió acudir a uno de sus "soldados" más fieles, Adrien Rabiot. De nuevo, persistieron serias dudas sobre su encaje: su fichaje fue posible porque Olympique de Marsella, su anterior club, sancionó su salida por una pelea con su compañero Jonathan Rowe. Poder mantener su disciplina de vuelta en Italia era toda una incógnita.
En otras zonas del campo, el panorama tampoco era positivo. El equipo siguió perdiendo piezas clave conforme pasó el verano europeo: el préstamo de Álvaro Morata no fue renovado y en su lugar se optó por buscar a Christopher Nkunku, de mal paso reciente por Chelsea. Malick Thiaw fue vendido a Newcastle, y se optó por buscar a Koni De Winter para suplantarlo. Y Pervis Estupiñán fue el encargado ocupar el lugar de Theo Hernández, que emigró a Arabia Saudita.
Al afrontar una temporada con tantos cambios, Allegri eligió buscar perfiles en que pueda confiar para tener mayor solidez en defensa y trabajo sin pelota, dos aspectos que hundieron su rendimiento en el curso pasado. Y en gran medida lo consiguió: Milan recibió apenas 2 goles en sus primeros 6 duelos de Serie A, ganando 5 de ellos. Rabiot y De Winter en particular resultaron fundamentales en mantener el orden defensivo del Rossoneri, en la que dieron una imagen mucho mejor en estos ítems que los jugadores a los que reemplazaron.
Luka Modric, un líder inspirador en el ataque
Dentro del mercado de pases "austero" que afrontó la propiedad de RedBird hubo una notable excepción que levantó la expectativa: Luka Modric. El ganador del Balón de Oro 2018 quedó libre al término de su legendario ciclo en Real Madrid, y mientras muchos futbolistas más jóvenes que él eligieron pasar sus últimos años de carrera en destinos exóticos y menos exigentes, el volante de 40 años decidió arribar a una nueva liga para demostrar su vigencia.
Y vaya si la está demostrando. Por el croata pasa gran parte de la creación de oportunidades de Milan, y su presencia en el ataque no está del todo reflejada en el gol y dos asistencias que acumula desde que inició la temporada.
Quienes más se han beneficiado de esta "segunda juventud" de Modric han sido sin duda Rafael Leao y Christian Pulisic, que por diferentes motivos tampoco habían tenido el mejor de los presentes en la pasada Serie A. Los rumores de malestar en el vestuario y una posible salida persiguieron al portugués, pero eligió quedarse a luchar por su puesto y devolvió los favores con una exhibición ante Fiorentina y un golazo contra Pisa. Por su parte, Pulisic parece cerca de dejar atrás sus persistentes problemas físicos y volver a hacerse cargo del peso ofensivo del club, 6 goles y 2 asistencias en 8 partidos.
El fantasma las lesiones
Las primeras fechas de Serie A invitaban a pensar que Milan iba a llevar la batuta de la liga italiana durante el primer semestre, pero una serie de resultados menos positivos pusieron paños fríos a esa ilusión. A causa de algunos errores defensivos individuales, el Rossoneri no pudo sostener las ventajas que sacó ante Pisa y Atalanta, tropiezos que fueron aprovechados por rivales en la cima del calibre de Roma, Inter y Bologna.
La principal causa de estos resultados tiene mucho que ver con el estado físico de sus mejores jugadores. En el mediocampo se extrañan tanto a Rabiot como a Ardon Jashari, otro fichaje que encajó muy bien en los primeros partidos, y el equilibrio defensivo quedó afectado por sus pérdidas. Allegri también perdió momentáneamente a Estupiñán, aunque el juvenil Davide Bartesaghi mostró un buen nivel en el carril izquierdo.
El poder de fuego de sus delanteros tampoco ha sido el ideal. Pulisic y Leao están compensando por el pobre nivel de los número 9 del equipo: ni Nkunku ni Santiago Giménez han podido convertir en lo que va de la temporada. Si los de San Siro quiere sostener el asalto a la punta de la Serie A necesitará que ambos abran su cuenta goleadora.
Es indudable que pocos observadores esperaban ver a Milan en una pelea por el título de la liga italiana al considerar la crisis en la que estaba sumido al final de la última temporada. Contra todo pronóstico, el trabajo de Allegri está mostrando varios brotes verdes y dan motivos para entusiasmarse con recuperar el Scudetto que no conoce desde 2022. Si el plantel se mantiene sano y los atacantes pueden activarse, el Rossoneri puede atreverse a soñar de nuevo.
