<
>

Los motivos por los que Juventus y Allegri toman caminos diferentes

Incluso el más frígido de los detractores de Juventus no pudo evitar conmoverse. El presidente de Juve, Andrea Agnelli, y el entrenador saliente, Max Allegri, se sentaron juntos en el escenario después de terminar la temporada en el Allianz Arena – un empate 1-1 con Atalanta. Justo antes de la conferencia de prensa, todo el escuadrón de Juventus entró y cada uno ocupo su lugar alrededor del entrenador a punto de marcharse. Fue una despedida totalmente opuesta a la del entrenador anterior, cuando Antonio Conte, quien había ganado tres títulos consecutivos de la Serie A, renunció abruptamente en un día tórrido a mediados de julio.

Si cada uno va a seguir un camino diferente, esta es la manera de cerrar el capítulo.

A los dos se los vio muy genuinos. Agnelli, quien a veces parece acartonado y guionado, pareció sincero cuando dijo que además de haber trabajado con un entrenador sobresaliente, había ganado un “amigo”. Allegri, por su parte, se emocionó en más de una ocasión, tomando un trago de agua para disimular.

Hubo un momento de liviandad y autocrítica. Cuando le preguntaron si se parecía al final de un romance, Agnelli – quien al igual que el entrenador, acaba de terminar su matrimonio -- bromeó: "Ni Max ni yo estamos calificados para hablar de relaciones románticas”.

De modo que terminó de la mejor manera que podía terminar, teniendo en cuenta las circunstancias. Pero lo que nos preguntamos es cómo hemos llegado hasta aquí. ¿Cómo es que Agnelli pasó de decir "el ciclo continúa con Allegri, este equipo, aparte de Cristiano Ronaldo, es relativamente joven” (la noche en la que Ajax los eliminó de la Champions League) a la separación del sábado?

Según fuentes cercanas a toda la situación, Agnelli fue sincero en su comentario esa noche en Torino, con respecto a la que la decisión acertada era seguir con Allegri. Este último -- No. 4 entre los mejores entrenadores del mundo del top 100 de ESPN FC – ha llegado a dos finales de la Champions League en sus cinco temporadas con el club, además de conseguir cinco títulos de la Serie A y cuatro copas italianas. Es más, había sido un hombre de club hecho y derecho. A diferencia de su predecesor, Allegri raramente culpaba a los jugadores o los árbitros cuando las cosas no salían como era de esperar. Era un entrenador de jugadores, y eso era importante en un equipo lleno de veteranos, muchos de los cuales ya habían disfrutado del éxito en otros equipos. Los jugadores lo querían, tenía una habilidad natural para calmar los ánimos y, también muy importante, a Cristiano – en quien el club ha invertido alrededor de $350 millones en salarios y honorarios – le agradaba.

A pesar de lo que dijo Agnelli esa noche acerca de que Juventus era "relativamente joven" este es un equipo con muchos veteranos. Para el final de la campana 2019-20, Cristiano y Giorgio Chiellini tendrán 35 años, Leonardo Bonucci, Mario Mandzukic, Blaise Matuidi y Sami Khedira tendrán 33, mientras que Miralem Pjanic, Juan Cuadrado y Wojciech Szczesny estarán en los 30. Todos los clubes tienen una “ventana de oportunidad” y la de Juventus se estaba comenzando a cerrar. Y el cambio de entrenador podría terminar siendo disruptivo.

En cuanto a Allegri, había estado pensando en lo que había salido mal contra Ajax y en la ronda anterior contra Atlético Madrid. Hacía tiempo que estaba hablando de la necesidad de que Juventus aprendiera a imponerse sobre los equipos rivales, sobre todo en Europa. Claramente, esto no había sucedido. Parte de eso era su responsabilidad, sin dudas, pero parte también dependía de las habilidades de sus jugadores y la mentalidad, sobre todo, en el mediocampo. Tenía un año más por contrato y estaba seguro de que el club lo iba a extender.

Para él, continuar otra temporada con un contrato a punto de terminar era impensable. Iba a aprovechar la oportunidad para pedir un aumento, también, ya que pensaba que ya había cimentado su autoridad – además, seamos sinceros, él sentía que lo merecía. Y asimismo iba a pedir tener más participación -- siempre era consultado sobre las transferencias, pero no tenía peso en las decisiones finales -- al momento de reforzar el escuadrón.

Allegri también se vio molesto ante algunas críticas que recibió de algunos sectores. Se enojó en televisión cuando el ex internacional italiano devenido en analista, Lele Adani, lo desafío preguntándole qué era lo que podía hacer para que su equipo fuese más atacante: "¿Qué puedo hacer? Puedo trabajar con los jugadores de manera individual e intentar mejorarlos. Si mejoran como individuos, jugaremos mejor como grupo. Es obvio: si tienes mejores jugadores, tu juego mejorará.

"Jugar bien es una cosa, ganar es otra".

Y luego siguió contra los expertos de televisión que no entendían que entrenar no se basaba en tácticas. Agregando que una cosa es la teoría del fútbol que aprendes de los libros, y otra cosa es la práctica de lo que sucede dentro de la cancha. Esas palabras no necesariamente dieron lugar a la decisión de Juventus, pero sí allanaron el camino. Allegri era así y no iba a pretender ser alguien diferente. Los jugadores están en el centro de su visión futbolística, no los esquemas, no las filosofías. La mejor manera de ganar era sumando mejores jugadores o jugadores que él pudiese mejorar y él quería un papel más importante al momento de elegirlos.

Agnelli se enorgullece de su predisposición a escuchar diferentes opiniones y de no querer rodearse de personas que sólo le digan que sí a todo. Es algo que él reiteró el sábado. Dentro de su círculo más cercano – un grupo que incluye al director deportivo, Fabio Paratici, y el vicepresidente, Pavel Nedved, entre otros – la posibilidad de dar un giro de 180 grados también se mencionó. Esto iba a involucrar un cambio de filosófica e ir por un “entrenador de sistema”, alguien más alienado con el fútbol de ataque y presión que hacen la mayoría de los principales equipos europeos. También iba a ir a la par de los esfuerzos de marketing del equipo, con Juventus continuando su transición de un club tradicional a uno de vanguardia, tal como quedó en evidencia con los cambios en el escudo del club y el rediseño de su camiseta.

Asimismo, también se siento que la renovación del equipo y la ventana de oportunidad de Cristiano iba a tener sentido si podía atraer a un entrenador de renombre – alguien como Pep Guardiola, a Jürgen Klopp o Mauricio Pochettino – salvo que ninguno de ellos iba a estar disponible este verano.

Por lo que todo se inclinaba a favor de continuar con Allegri. Pero se hizo evidente que, si iba a continuar, iba a tener que ser bajo sus propios términos. Y de a poco se dio cuenta de que las garantías que esperaba en términos de influencia en las transferencias, en particular, iban a ser difíciles de conseguir. Quizá era momento de poner fin a esta historia. Si tienes que hacer un cambio, obviamente, es mejor hacerlo en el momento indicado, aunque tal vez nunca estés seguro de cuándo será eso. Pero si no es el momento ideal, es mejor hacerlo un año antes que un año después.

Allegri dijo que recién cayó en la cuenta de que dejaría de ser el DT de Juventus cuando salió de su última reunión con Agnelli el jueves por la noche. Agnelli dijo que fue la "decisión más difícil" que ha tenido que tomar en el club.

Para el domingo por la noche, mientras Juventus festejaba el título frente a sus hinchas, seguramente ya se sentía como la decisión correcta. Medir la opinión pública nunca es fácil, pero la mayoría de los fans parecían agradecidos con Allegri, más que enojados con el club por su partida.

A Agnelli ahora le espera otra decisión igualmente difícil, aunque menos dolorosa: decidir qué tipo de club quiere que sea Juventus, y qué tipo de entrenador puede conducirlos allí.