<
>

La lentitud del AC Milan en el mercado desespera a los tifosi

Paolo Maldini Getty Images

Estamos a mediados de junio y los mejores fichajes que ha llevado a cabo el AC Milan tras una temporada complicada son los de Paolo Maldini y Zvonimir Boban. No, no hemos vuelto a 1988. Las dos viejas glorias del club han vuelto a Milan en calidad de director de fútbol y el director de operaciones del conjunto rossonero, convirtiéndose en las cabezas visibles del nuevo proyecto que pretende devolver al club a lo más alto del fútbol europeo.

Pero para conseguir ese objetivo se necesitan fichajes, y que sean de calidad, y a estas alturas del verano, todavía no se sabe quiénes serán los hombres fuertes del AC Milan la temporada que viene. Esto ha hecho que la afición explote en todos los foros posibles.

Se sabe que tanto Maldini como Boban sólo están dispuestos a fichar jugadores menores de 25 años, pues su propósito es crear un grupo joven que poco a poco vaya ganando experiencia y que no ponga al equipo en los aprietos del pasado, cuando la mayoría de sus componentes estaban más cerca del retiro que del debut como profesionales. Sin embargo, tras volver a quedar fuera de la Champions League un año más, se entendería que la directiva diera un paso al frente para fichar nombres que ilusionaran a la afición a corto plazo.

Tras las llegadas de Maldini y Boban al seno de la institución, el primer fichaje de la temporado ha sido el del bosnio del Empoli Rade Krunic, un mediocentro que lleva las últimas cuatro temporadas en el conjunto que acaba de descender a la Serie B y que ha sido internacional con su selección en 10 ocasiones. Tras Krunic, el equipo milanista prepara las llegas de Jordan Veretout, de la Fiorentina, y Stefano Sensi, del Sassuolo.

Por no tener, el club no tiene ni entrenador tras la marcha de Gennaro Gattuso y esa sea quizás la clave de toda esta situación, pues sin saber quién será el mandamás el año que viene, difícilmente se puede armar un equipo que carbure como se espera.

Poco bagaje en lo que llevamos de post-temporada, por lo tanto, para un equipo que hace dos veranos dio lo que parecía un gran golpe en la mesa con la llegada de Leonardo Bonucci --aunque 10 meses después volvió por donde llegó--, y que el año pasado fichó a bombo y platillo a Gonzalo Higuaín --aunque también se decidiera a venderlo seis meses después.

Quizás por haber aprendido de esas experiencias, los nuevos rectores están apuntando a otro tipo de jugadores que, aunque ilusionen menos, puedan dar un rendimiento sostenido durante varios años en el club, para que el equipo pueda volver a resurgir.

Sin embargo lo que se transmite a la afición es que los objetivos se han empequeñecido. Que un histórico como el equipo rossoneri ahora compite con clubes de mucho menor estatus por sus objetivos, y no con los grandes de Europa. Que mientras que del club se van los Bakayoko, Higuaín y compañía, los nombres que pueden llegar no son ni de cerca de la misma calidad o categoría, por lo que difícilmente se puede esperar una mejoría en resultados de cara a la temporada que viene.

Además, la directiva se está moviendo lentamente en el mercado, y tarde, con lo que es normal que la afición esté desquiciada y pida que las cosas cambien de manera inmediata.

Las llegadas de Maldini y Boban ilusionan, por supuesto, porque de su amor a los colores no se duda, por lo que nadie mejor que ellos para mover los hilos de la institución. Pero a ambos ahora se les pide pensar en grande y celeridad en los fichajes. Sólo así podrán enganchar de nuevo a una afición cansada de la triste situación en la que transita el club en los últimos cinco años.