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Si no fuera por nuestro "Rock Star"

Leo Fernández evitó dos derrotas consecutivas del Toluca que bien pudieron convertirse en el Waterloo de Ignacio Ambriz

Antes que todo, quiero decir que no me gustó que fuera presentado como un auténtico "Rock Star". Tampoco que se dijera que regresaba el "Hijo Pródigo". ¿Hijo? ¿De quién? ¿Quién inventó esa falsa filiación de un futbolista nacido en otro país que después de haber sido comprado por otro equipo mexicano fue prestado, por unos cuantos meses, a los Diablos Rojos del Toluca? El término de "Pródigo" ya fue el colmo de la exageración. Según el concepto que establece el Diccionario de la Lengua Española, hijo pródigo es aquel "que regresa al hogar paterno, después de haberlo abandonado durante un tiempo, tratando de independizarse".

Leonardo Fernández nunca dejó ningún hogar, mucho menos lo abandonó y nunca dependió de una institución que, para fortuna de ésta se vio beneficiada, eso sí, por los pocos, pero fructíferos minutos que disputó en su primera etapa con el equipo de la capital del Estado de México. Fueron sólo 809 los que tuvo el nacido en Montevideo para demostrar su enorme talento y enamorar a una afición que se había acostumbrado a idolatrar a extraordinarios jugadores como José Cardozo, Fabián Estay, José Manuel Abundis, Vicente Sánchez y Paulo Da Silva, por mencionar a unos pocos de los muchos grandes futbolistas que tuvo el Toluca hace algunos años.

Ocho goles en su primera etapa fueron suficientes para hacer clic con la tribuna. La primera parte de la historia fue interrumpida de tajo por la aparición de la pandemia y Leo tuvo que regresar al equipo que pertenecía, los Tigres de la UANL. Independientemente de las actuaciones que tuvo con los felinos, con los que sólo pudo marcar un gol en dos temporadas y donde casi siempre estuvo calentando la banca (saludos al 'Tuca' Ferretti), el uruguayo no dejó de arrancar suspiros entre los aficionados escarlatas y de uno que otro directivo que soñaba con tener la autorización de Don Valentín Díez para disponer de unos cuantos millones de dólares para comprar la carta del charrúa.

Los billetes verdes finalmente llegaron y el Toluca logró traer de vuelta, ya como propietarios de su carta, a quien actualmente le está sacando las tortillas del comal antes de que se quemen a un equipo actualmente convulso por temas disciplinarios y cuyo funcionamiento dista mucho de lo que se esperaba para el inicio del torneo. En ese entonces, los buenos augurios acompañaban a Nacho Ambriz y a un proyecto que tiene como principal objetivo terminar con más de una década sin conseguir el campeonato, por cierto, la segunda racha negativa más larga en la historia de los Diablos Rojos.

Leo Fernández evitó en esta semana dos derrotas consecutivas en la cancha del Nemesio Díez que bien pudieron convertirse en el Waterloo del entrenador choricero. Gracias a su calidad y a la gran diferencia que marca con el resto de sus compañeros, el uruguayo está llevando sobre su espalda todo el peso de un equipo que tiene la peor defensa del GritaXLaPaz Clausura 2022 de la Liga MX. El doblete ante Rayados y el fantástico disparo que terminó en el fondo de la portería del Guadalajara le permitieron a su equipo conseguir dos milagrosos empates que, si bien lo mantienen en zona de Reclasificación, corren el riesgo de ocultar y hasta minimizar las graves carencias que tiene actualmente el Deportivo Toluca. La cada vez mayor y nada positiva "Leodependencia" que tienen los 10 veces campeones del fútbol mexicano, es un fenómeno que puede ser interpretado de distintas maneras. Una, que los jugadores no le entienden a Nacho Ambriz y viceversa. Otra, que las partes involucradas son incapaces de hacer competitivo al equipo. Una más, que existe una animadversión al proyecto y a la disciplina dictada por el entrenador y, finalizo con ésta, que el actual Toluca está pagando las consecuencias de años y años de malas decisiones a nivel directivo para la contratación de futbolistas que no merecen o han merecido vestir la gloriosa camiseta roja.

Juzgue usted lo que crea pertinente. Aunque a mí no me haya gustado cómo nos vendieron el regreso de Leo Fernández al Toluca, queda claro que, si no fuera por él, hoy los mexiquenses tendrían siete derrotas en la campaña, más de la mitad de los partidos disputados hasta ahora. Escandaloso escenario que momentáneamente ha evitado nuestro "Rock Star" pero ¿hasta cuándo lo seguirá haciendo?