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Ventaja en la final, a lo Atlas

ESPN Digital

Lo que menos le conviene al Atlas son partidos anárquicos, rotos, largos, como ocurrió el jueves por la noche a partir del minuto 26 con el gol de Luis Reyes

Tiene que haber una dosis de sufrimiento, como la hubo en la semifinal de vuelta contra los Tigres y ahora en la final de ida contra el Pachuca. Es el sello del Atlas. Ese sufrimiento se traduce en gozo cuando el resultado les acompaña, pero el proceso puede estar lleno de aprendizajes, más cuando tienes el juego de vuelta en puerta en casa del líder de la competencia.

Atlas ha encontrado el camino para llegar al juego decisivo del torneo con ventaja de 2 goles a 0. Fue un partido vibrante, pero para ser honestos, los de Diego Martín Cocca no fueron tan superiores al Pachuca como el marcador lo hace suponer. Incluso el 1-0 con que llegaron al minuto 90 no reflejaba lo que había ocurrido en el partido. El Pachuca generó seis ocasiones claras de gol en el segundo tiempo antes de que llegara el golazo de Julián Quiñones. El 1-1 habría reflejado con mayor justicia el trámite del partido.

Pero el futbol no entiende de ese tipo de justicias. Hay contundencia en las áreas, y eso estuvo del lado del Atlas. No se entendería el 2-0 sin el desempeño del portero Camilo Vargas, y del delantero Quiñones, el que evita los goles y el que los anota respectivamente. Esos dos activos, bien afilados, son el principal aliado de un equipo en su camino para ganar un campeonato.

Ahora, mucho cuidado. El Atlas debe aprender de lo que le pasó en San Nicolás de los Garza, en que les anotaron cuatro goles en media hora, y de la claridad que gozaron los Tuzos en el Jalisco. Lo que menos le conviene al Atlas son partidos anárquicos, rotos, largos, como ocurrió el jueves por la noche a partir del minuto 26 con el gol de Luis Reyes.

Uno de los principales distintivos del Atlas con Cocca es su capacidad de dominar a los rivales, frustrarlos, cortar sus circuitos con estupendo orden defensivo, estar en control de los juegos. El problema es que ahora van al Estadio Hidalgo, donde cabe esperar a un Pachuca tan intenso como lo fue en el partido de ida.

Los Tuzos necesitan recuperar la contundencia de Nico Ibáñez, que estrelló una en el poste al 57', y el alto voltaje de Romario Ibarra, que fue relevado en el entretiempo. Yo diría que fueron más las cosas que funcionaron, como el gran trabajo de Kevin Álvarez por la derecha, el desequilibrio de Avilés Hurtado, la creatividad de Víctor Guzmán, y el talento tanto de Luis Chávez como de Fernando Navarro. Contundencia, ha sido el gran faltante para los de Guillermo Almada.

En una final hay que aprender a sufrir, Atlas lo hizo en exceso en la ida. Muchos años esperaron para lograr su primer campeonato como para dejarlo ir en apenas cinco meses. Si recupera la memoria de lo que fueron la mayor parte de la temporada, el bicampeonato llegará. Pero mucho cuidado porque si Pachuca los dominó en el Jalisco, no duden que lo puedan hacer en el Hidalgo. Nada está definido.