LOS ÁNGELES — América denigrante. En su peor versión del torneo. Su hecatombe futbolística, espiritual, mental y táctica. San Luis sí tuvo el corazón de águila, bizarro, brioso, ambicioso, soberbio. América piaba, apenas, si de explicar gallardía se trata.
Su quehacer en la ida lo mete a Semifinales: global de 4-3, pero sucumbe en El Nido, en el derrumbe de la mítica fortaleza. Inexpugnable El Azteca no fue, ni para un equipo que de pordiosero 17 semanas, tuvo dos revelaciones, ante León y esta noche del sábado en la que aquella ave majestuosa y carnicera, se atragantó como polluelo con el alpiste de la pusilanimidad.
Cierto: América no puede caer más bajo. Seguramente entre las pesadillas deben quedar dos imágenes en el espejo: la de la rabia y la vergüenza del sábado por la noche, y la resaca del abatimiento de este domingo.
Sí, América, no promulgues más el #ÓdiameMás. Después de la noche del sábado, a menos que tu cinismo sea mayor que tu orgullo, apréndete el #ÓdiateMás.
Entiéndase algo: no es que André Jardine evolucionara de la noche a la mañana en Guardiola, Klopp, Mourinho, Spalletti o Ancelotti, ni es que la plantilla del San Luis se sobrepoblara mágicamente, como en cuento de hadas, de 11 Cenicientas con el corazón de Los Sopranos.
No, San Luis es el mismo equipo indigente de 17 semanas, que deambuló en la ebriedad de la indolencia, pero que súbitamente, tuvo la epifanía de dignificarse antes que morir atragantando, otra vez, del vómito promiscuo de la pusilanimidad. Y los muertos, velados 17 jornadas cobraron vida.
América no estaba preparado para ello. Y obliga a razonar sobre si Fernando Ortiz está preparado para el gran desafío de ser campeón. Ésta es su tercera Liguilla y apenas su segundo torneo completo, pero ante San Luis jugó con fuego. La duda es si lo hizo por petulancia, por ignorancia, por estulticia, por inmadurez, por sadomasoquismo o por un alumbramiento divino de, nuevamente, querer jugar al borde del abismo.
Mensajes inconfundibles recibió El Tano. Federico Viñas y Leo Suárez le ratificaron su inconsistencia y su incapacidad para ser titulares. Diego Valdés sigue fugándose ladinamente al reclusorio del desdén y la pereza en cuanto puede. Sus laterales, Miguel Layún y Luis Fuentes fueron rebasados como fantoches artríticos. ¿Néstor Araujo? Sigue confirmando sospechas, y aunque evitó un gol, tiene el #SíndromeDelRelojDescompuesto, aún con desperfectos, da bien la hora dos instantes al día.
¿Y la intensidad? ¿Y el compromiso? ¿Y la testosterona? ¿Y la devoción? ¿Y el respeto a El Nido? Esa noche aciaga, en términos del filósofo rural de Parácuaro, Michoacán, Juan Gabriel, al América le hizo falta lo que los potosinos tuvieron de más. Si hubieran filmado en ese momento el Titanic, San Luis habría sido Jack, y el América la impávida y proclive al suicidio, la orquesta del trasatlántico.
¿Este América, #éste de la noche del sábado, #éste de la desfloración del favorito al título, está condenado? Sin duda. Para ser campeón, aún quedan cuatro aduanas, cuatro emboscadas, cuatro desafíos.
Y el herculino reto es especialmente para la cordura del Tano Ortiz, quien debe entender que aún con la nariz hecha gelatina, Alejandro Zendejas debe ser titular, o aún con Henry Martín con jaquecas, mareos y ganas de tejer, es mucho más que Viñas, no sólo en futbol, sino en esa devoción marcial, castrense, hacia el espíritu ancestral de América.
En cuestión de horas conocerá a su adversario. Ya no será un león rasurado. Ni habrá lobos con piel de oveja. Lo cierto es que hoy, a pesar del esquema cargado de melatonina y somníferos de Rayados, los adversarios prefieren enfrentar a este América pasmado que se vio ante San Luis. Tras la jornada del sábado, es más temible Monterrey que las Águilas… ¡Imagínese Usted!
Pero, claro, si los americanistas pueden ver ese video clandestino en redes sociales, con Emilio Azcárraga Jean haciendo muines, muinas y berrinches por la miseria futbolística, más de alguno de los impertérritos irresponsables pondrá las barbas a remojar.
Por si no lo entendieron los Valdés, Los Layún, los Suárez, los Viñas, los Araujo, los Fuentes, su santo patrón abandonó su principal pasatiempo, a la Santa Patrona, La Rosa de Guadalupe, para ir a verlos al Estadio Azteca.
Por eso, América, olvídate del #ÓdiameMás y asume, contrito, el #ÓdiateMás.