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Jardine, su hospitalillo y sus tretas para el Tetra del América

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¿Henry Martín y Diego Valdés deben jugar para la vuelta contra Toluca? (2:38)

Según fuentes de ESPN, Henry Martín y Diego Valdés están contemplados para la vuelta de los cuartos de final, por lo que los expertos de Futbol Picante debaten si es necesario arriesgarlos tan pronto. (2:38)

América suma cinco partidos sin ganar y sólo un gol conseguido. Sólo la bandera –intacta aún—del Tricampeonato le inocula contra los habituales epítetos de “crisis”, “ya se desplomó”, “ya caducó”.


LOS ÁNGELES -- Americanismo y antiamericanismo hoy retozan en el mismo tálamo de la incertidumbre. Ansiedad, incredulidad y angustia. Por igual.

América aún no tiene el libreto terminado. Hay tipos, hay entes, dispuestos a borroneárselo. Cruz Azul y Toluca pueden ser los artistas o los grafiteros del destino del #ÓdiameMás. Y Necaxa y Pachuca también agitan sus botes.

Este jueves, el hospital americanista ocupó dos camas más: Diego Valdés y Brian Rodríguez. La bitácora del médico establece desgarro. De tres semanas a un mes. Descartados, al menos, para los Cuartos de Final.

Por eso, todo puede ocurrir. Tetra-campeonato. Treta-campeonato. O Teatro-campeonato. Y este Clausura 2025 parece obsesiva y morbosamente encaprichado en que ese sea el hilo central de su trama y de su drama.

América suma cinco partidos sin ganar y sólo un gol conseguido en ese vía crucis. Sólo la bandera –intacta aún—del Tricampeonato le inocula contra los habituales epítetos de “crisis”, “ya se desplomó”, “ya caducó”, y los parasitarios etcéteras y etcéteras incluidos e incluyentes.

Al ajedrez de André Jardine se le han roto varias piezas. De todo tipo, entre alfiles, torres y peones. Aún no ha podido disponer de Henry Martín, ni de Rodrigo Aguirre, Dagoberto Espinoza y Alan Cervantes. Ahora Valdés y Rodríguez, sometidos a ultrasonidos, y chiquiadores de guanamacho y yerbabuena.

Y entonces, el fusil azulcrema ha estado embistiendo sin bayoneta. Acaso con un palillo de dientes, improvisando como ejes de ataque a Diego Valdés y a Víctor Dávila. Por eso suma cinco partidos sin gol.

Jardine no se asusta. Incluso el miércoles, al tanto de que eran severas las dolencias de Valdés y Rodríguez, ninguneó sus circunstancias que seguramente provocan estertores de angustia en el americanismo y de felicidad en el antiamericanismo.

“Ya pasamos por peores momentos que éste e incluso fuimos campeones”, dijo André Jardine luego de la derrota ante Rayados de Monterrey, al sintetizar el ajetreo de tantos partidos, tantas lesiones, la racha sin victorias y el ayuno de gol.

El calendario no mengua para las Águilas y mucho menos las responsabilidades, aunque tiene una zona de confort.

1.- Le juramentaron dos regalos a Emilio Azcárraga Jean. El Tetracampeonato y la Concachampions. En esta, la misión fue abortada brusca y dramáticamente por Cruz Azul.

2.- Ya Gianni Infantino decidió que el boleto que espuriamente le ultrajó al León, lo pondrá a disposición en los Juegos del Hambre previos al Mundial de Clubes, entre el LAFC y las Águilas.

3.- América tiene una ventaja: nadie puede sacarlo de la zona de Liguilla Directa. Tiene más 19 en diferencia de goleo y debería perder por una escandalosa goliza cuando reciba al Mazatlán, mientras que Pachuca (+7), debería aplastar a San Luis, y el Necaxa (+6) humillar al ya tan humillado Puebla, además, eso sí, de muy probables victorias de Tigres (Pumas) y León (Monterrey).

4.- Tendrá la semana del Play-In para terminar de recuperar plenamente a Henry Martín de una delicadísima lesión en el Tendón de Aquiles, además de contemplar la lenta evolución de Rodrigo Aguirre.

André Jardine ha hablado de tomar decisiones que llama importantes, por no llamarlas drásticas, al sensibilizarse ante el agreste hábitat que vive en la competencia del Clausura 2025.

En las dos primeras fechas de este torneo, envió a un pelotón de púberes. Con ese grupo Sub-20 encaró a los engendros clandestinos de la Multipropiedad de Grupo Caliente. Venció a Querétaro (1-0) y empató con Tijuana (1-1). ¿Será la alternativa americanista para este fin de semana ante Mazatlán?

Al principio del torneo, América ofrecía además ilusiones con dos atacantes natos: Patricio Salas –quien apenas sale de una lesión--, y Esteban Lozano, tipos con hechuras técnicas, futbolísticas y atléticas. Sin embargo, desaparecieron, al grado que Jardine decidió improvisar con Valdés y Dávila, en lugar de recurrir al cunero de Coapa.

¿Injusticia del técnico del América o al final Salas y Lozano, son nuevas versiones del Mozumbito Martínez, Emilio Lara y tantos otros que se subieron al ladrillo tramposo de las tentaciones, y terminaron como tristes llamaradas de petate en Coapa?

Desconfiar de un tipo como Jardine, que con un fichero ajeno, llegó a poner orden y brújula en el América, hasta conseguir el Tricampeonato, más allá de las “inoportunas” injerencias del “Gato Volador” Ortiz o “Aguilaí” Escobedo, desconfiar pues, a estas alturas, parece irracional.

Seguramente el entrenador brasileño entiende que sus dos mejores futbolistas –estrictamente en ese orden--, Alejandro Zendejas y Álvaro Fidalgo necesitarán un descanso inmediato antes de las zacapelas importantes: Liguilla y ese partido ante LAFC. Si uno de estos corceles de su debilitado ajedrez, se rompe, las ilusiones quedarán hechas trizas también.

Por eso, el escenario es interesante y el epicentro del mismo es estrictamente el técnico brasileño. Y mientras André Jardine arma ecuaciones y busca soluciones, con el partido ante Mazatlán, más como un estorbo que como un desafío, la gavilla futbolera comparte pues el desasosiego.

Porque, además, Cruz Azul y Toluca cierran con mucha propiedad el torneo, mientras Necaxa y Pachuca pueden ser igualmente perturbadores para el futuro del América, entendiendo que lo ocurrido en Monterrey fue un accidente que no volvería a repetirse.

Y así pues, en el tálamo nupcial del divorcio futbolero, retozan juntos americanismo y antiamericanismo. Pronto se sabrá si hay Tetra-campeonato. O si hay Treta-campeonato. O si todo termina en un Teatro-campeonato.

Y André Jardine, lo sabe, no puede equivocarse ya.