El Guadalajara tiene a dos centros delanteros mexicanos por nacimiento, de los mejores pagados de la Liga MX y le faltó un gol para meterse por lo menos al Play-In.
LOS ÁNGELES -- Irónico, ominoso y bufonesco: Chivas tiene a los dos centros delanteros mexicanos –por nacimiento-- mejor pagados de la Liga Mx y se quedó a un gol de inscribirse al purgatorio tóxico del Play-In.
Sí, Javier Hernández y Alan Pulido tienen salarios superiores a Henry Martín, Ángel Sepúlveda, Memote González, y posiblemente por encima del naturalizado Germán Berterame.
1.- Javier Hernández, alias el “necesito más oportunidades y más confianza”, ha hecho en 28 partidos de Liga Mx, dos goles. Entre bonificaciones por imagen y salario, percibe casi cuatro millones de dólares al año. Sigue siendo el principal vendedor de camisetas… y de sueños guajiros en Chivas.
2.- Alan Pulido, alias el “todos somos culpables y nos falta garra”, marcó dos goles en nueve partidos. Jugó poco por lesión, baja de juego y conflictos con el ya conflictuado técnico (¿aún?) Gerardo Espinoza. Su salario es de 1.8 millones de dólares, un 35 por ciento menos de lo que ganaba en Kansas City en la MLS. Tenía bonos condicionados a la cantidad de goles decisivos (que dieran puntos) y número de partidos. Quedó a deber. ¿Venta de camisetas? Vende menos que el retiradísimo Bofo Bautista.
Con el salario de ambos y bonos prometidos, seguramente ambos, ‘Chicharito’ y el John Cena mexicano, igualan media nomina titular de Pumas, donde el mejor pagado es el volante panameño Adalberto Carrasquilla (1.4 millones de dólares).
Sí, un gol hizo la diferencia para el Guadalajara entre el consuelo menesteroso del Play-In y la reclusión obscena de quedar eliminados, junto a equipos que hoy, al menos por hoy, son escoria del futbol mexicano: Xolos, Querétaro, Mazatlán, Puebla, Santos, Atlas y San Luis, por cierto seis de ellos mal paridos por la clandestina Multipropiedad, de los Grupos Orlegi, Azteca y Caliente.
Lo de ‘Chicharito’ es ya un caso clínico. Desde su relación con Diego Dreyfuss, él asegura que se ha convertido en un coloso, mientras que la realidad es que, en su momento, perdió la familia, el juicio de divorcio, el llamado a Selección Mexicana, el Mundial de Qatar, su renovación con Galaxy, su innata armonía con la red siendo el “Chaplin del Gol”, y poco a poco ha perdido también el respeto de la afición rojiblanca. ¿Qué ha ganado? Una –eso sí-- desproporcionada autoestima y entrar a la lista negra de vetados por la MLS.
Poseído por ese patriarcal espíritu “dreyfusiano”, aparentemente en su afán de catequizar el vestuario, terminó Javier, antes que ser el líder, como lo contemplaba Chivas, por ser repelido por el grupo.
Prueba de ese rechazo, varias acciones en las que sus compañeros, a pesar de verlo solo en el área, intentan la jugada incongruente, irracional, egoísta, antes que cederle el balón. Y la más clara de esas situaciones ocurrió ante Puebla con Cade Cowell llegando a fondo e intentando un gol improbable, antes que entregar el balón, con un simple golpeo, a la soledad en la que Chicharito se desgañitaba. A gritos necios, oídos sordos, debió razonar el Vaquero. Y claro, desperdició la oportunidad. “No lo vi”, explicaría después a su entrenador.
Pero Chicharito vive bajo el apostolado de la autoindulgencia. La madrugada de este domingo, tras la eliminación de Chivas en el 1-1 ante el Atlas, publicó en sus redes sociales un escapismo verborreico: “Los que ayudan a otros a brillar, lo han entendido todo”.
Por lo visto, pues, con esta publicación, el Diógenes del Rebaño Sagrado ha apagado su lámpara.
Claro, no todo es culpa de Javier, aunque haya quemado sus naves con las antorchas encendidas de la cháchara de Dreyfuss. El resto de jugadores del Guadalajara también escupió ante la cruz de su compañero, o mejor dicho coequipero.
1.- Roberto Alvarado, tras ser el adalid rojiblanco, no volvió a aparecer tras lanzar aquel piojoso cohetón a los medios. Ahí quemó toda su pólvora.
2.- Luis Romo se ganó titulares en dos momentos: al ganarse la roja por mentarle la madre al árbitro, en su mejor –o única—noche con Chivas, y en el video en el que desde la tribuna se une al abucheo a su técnico. Todo explica porqué, en su momento, el satanizado Martín Anselmi, aprobó su venta.
3.- Fernando Beltrán ha terminado por darle la razón al ex Rey Midas, Víctor Manuel Vucetich. A este capitán se le ha hundido la trajinera rojiblanca.
4.- E inmiscuir a los desertores eventuales como Alan Mozo, El Vocho (antes Pocho) Guzmán y Érick Gutiérrez, mientras que la permanencia de Isaac Brizuela se debe a que se ha convertido en el tierno Conejito de los afectos de Amaury Vergara.
5.- Y Gerardo Espinoza nunca asumió el mando. Hubo partidos en los que los futbolistas de verdad querían jugar bien, ganar, tal vez en un acto súbito de contrición por los tiempos de Cuaresma, para no ser considerados cómplices de los bíblicos ladrones Dimas y Gestas. Pero, en esos momentos, al Loco Espinoza le faltó cordura. Nunca hubo muestras de un mapa táctico claro, respetable, sólido, para los escasos ímpetus de sus jugadores.
6.- Y claro, la directiva. En el circo de Amaury a la mujer barbuda le da alopecia, y al tragasables le dan agruras. Quede claro: no es un tipo que haga cosas malas, pero sí es un tipo que hace mal las cosas. Por ejemplo, improvisar a su cuñado Alejandro Manzo, aunque tal vez su apellido, en el ejercicio gerencial, deba llevar una “s” en lugar de la “z”.
Se especula, bobaliconamente, en redes sociales, que a Amaury y su familia debe herirles profundamente, ver que el América aspira a un Tetracampeonato y a un Mundial de Clubes. Pero no, para que eso ocurra para que eso los irrite, los constipe, los deprima, los motive, los encrespe, necesitarían tener sentimientos de afecto, de respeto, de dignidad, de devoción por el Guadalajara y su historia. No se olvide que tanto él como su padre eran aficionados al Atlas, y él en lo particular sabe más de las efemérides del cine mexicano de ficheras, que de las glorias idas del Campeonísimo.
Se viene un largo receso. El torneo Apertura 2025 comienza en la segunda semana de julio. Chivas tiene casi tres meses para tomar decisiones drásticas.
1.- Hacer una limpia drástica del plantel, No sólo conforme a rendimientos en la cancha sino fuera de ella.
2.- Buscar un entrenador que glorifique a Chivas. Ir con la chequera abierta por un Guillermo Almada o un Nicolás Larcamón, y entregarles las llaves del club, sí, como lo hicieron con Matías Almeyda, quien aportó cinco títulos a pesar de los sabotajes del #Pelagatos2.0, conocido como José Luis Higuera.
3.- Buscar un director deportivo que sí sepa de futbol. Néstor de la Torre ha tenido dos etapas amargas. Ambas con Jorge Vergara. Seguramente aprendió de ellas y es rojiblanco de cuna. Y recuérdese que el mejor proyecto en selecciones nacionales, lo organizó él, aunque después lo abortaran aquella mancuerna sediciosa: Justino Compeán y Decio de María, abusando de la inocencia rencorosa de Rafa Márquez.
Sí, son casi tres meses para planear el próximo torneo. Ni Amaury Vergara ni su cuñado incómodo pueden equivocarse tanto.
Pero, de equivocarse tanto, de ser así, habrá llegado el momento de vender.
Nadie, absolutamente nadie, por muy dueño que sea, heredado, cierto, pero dueño al fin, tiene derecho a aniquilar, a exterminar de manera tan humillante e insultante al equipo más popular de México.