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¿Muy sabroso el América? Se le viene Tigres

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Chelis: En América no hay un jugador que esté en su nivel (3:17)

El análisis completo de la victoria poco convincente de América contra Querétaro en Liga MX. (3:17)

La cita inmediata del América es ante Tigres y su compromiso será demostrar que es suficientemente envalentonado


LOS ÁNGELES -- ¿Lealtad? ¿Ansiedad? ¿Desesperación? ¿Fe? ¿Terquedad? ¿Solidaridad? Sólo ellos lo saben. Los americanistas resistieron lluvia, viento, frío y desperfectos en el alumbrado del obsoleto “Estadio Azulcrema”, hasta que una hora y 45 después de lo previsto, arrancó el partido. Y América saldó parcialmente las deudas: 1-0 sobre Querétaro.

Fue, este 1-0 sobre “Querétaro Fried Chicken”, un esmirriado y famélico abono al largo y penoso proceso de redención que espera al América después de un verano poseído por la desgracia y el fracaso. Pero el americanismo ahí estaba, el de verdad, el comprometido, no el de las gárgolas anónimas del odio en las redes sociales.

Pero al América le urgía. Su expedita segregación de la Leagues Cup había sentado desnudo al universo azulcrema sobre un hoyo de hormigas chicatanas, desde al más humilde seguidor, hasta los ocupantes del Salón Oval de Televisa

Pero llegó el soplo oportuno de La Rosa de Guadalupe. Querétaro, uno de esos equipos lacras, lastres, de la Liga MX desde hace años, fue más un oponente visceral que futbolístico, un arrejuntado de oportunistas en busca de prolongar los tropezones del #ÓdiameMás, que de enarbolar una verdadera idea futbolística, a menos que pervivir con un 22 por ciento de posesión en el partido, sea la apuesta más brillante del técnico Benjamín Mora.

América hizo lo suyo: ganar. Lo hizo, además, con un recluta a futuro. Dagoberto Espinoza trastabilló por derecha contra un adversario, ganó un duelo físico y dos por velocidad, se plantó ante el veterano Guillermo Allison y lo vulneró con potencia y colocación. Y al menos, este chamaco de 21 años entiende mejor lo que debe hacer, y que Kevin Álvarez olvidó, tras la lobotomía futbolera que sufrió al viajar de Pachuca a Coapa.

O se lo indicó Andrés Jardine, o se acercó Alejandro Zendejas a él, pero DaGOLberto Espinoza, hizo exactamente lo que el equipo necesitaba y que Kevin, por capricho, por falta de neuronas y/o por fondo físico, no sabe o no puede o no quiere hacer. Y así, al minuto 6, tranquilizó las aguas y los vientos americanistas, luego de que ya la tormenta climática se había difuminado.

El resto del partido fue de dominio americanista, y hasta permitió lavarse la cara a su árbitro “Aguilaí” Escobedo, que le ha pitado en 30 ocasiones y la mayoría de ellas con desenlaces venturosos, aunque la noche de este sábado, decidió no marcar al menos una roja a Querétaro, y aunque sí otorgó un penalti a Coapa, Henry Martín se encargó de desperdiciarlo.

¿Cuánto mejoró el América? Apenas en detalles. Especialmente porque Querétaro, en apego a su historia –excepto aquella temporada de jaquecas con Vucetich y Ronaldinho--, se empequeñeció entre la atmósfera de la noche y el gol madrugador de Dagoberto Espinoza.

Andrés Jardine prometió en la conferencia de prensa que con la llegada de Allan Saint-Maximin su equipo “va a estar muy fuerte”, a pesar de que, palabras más, palabras menos, el mismísimo José Mourinho estigmatizó al jugador francés como gordo y holgazán.

Pero, lo mejor para el América es que su cita inmediata es ante Tigres que el viernes hizo del “Pueblota” de las redes sociales, un tristón “Pueblita” en la cancha, con un despiadado 7-0, un marcador o apellido que promete convertirse en ilustre en la segunda parte del año, tras ese epitafio de Seattle Sounders a Cruz Azul en la Leagues Cup.

Así, harto de proteína avícola, América deberá demostrar que es suficientemente envalentonado ante un Tigres que se sustenta en la figura de Ángel Correa y, mire Usted, un segundo aire de Diego Láinez.