MÉXICO -- Gerardo Torrado, ex jugador del Cruz Azul y Pumas, tenía 11 años cuando disparó a una portería formada por el espacio entre dos árboles, el balón terminó en gol, pero también acabó golpeando en la cabeza de su abuelita. A partir de ahí, el ahora directivo de la Selección Mexicana supo que quería ser futbolista.
“Hay una que siempre cuento, fue la que más marcado me dejó, que fue cuando le di un balonazo a mi abuelita, en una comida en Navidad, un 25 de diciembre, cuando yo era muy niño, apenas tenía 11 años”, contó Gerardo Torrado en una videoconferencia con la Universidad Anáhuac. “Estábamos echando la cáscara todos los primos, recibí el balón, disparo y salgo a festejar porque sabía que ese balón nadie lo iba a parar, pero atrás estaba mi abuela y le pegué”, recordó.
Gerardo Torrado tuvo éxito en su carrera como profesional. En las fuerzas básicas fue despedido por el América, pero debutó con los Pumas, se fue a España para jugar con el Sevilla y el Racing, luego volvió a México con el Cruz Azul.
“No me regañó, les explicó a todos que fue un accidente, me agarró las manos, me pidió que no me preocupara, que no se le cayó el cuello, que le pegué duro, pero sí me gustaría hacerte una pregunta: “¿te has preguntado qué quieres hacer cuando seas grande?”. Me quedé en silencio, le dije: “Voy a acabar la primaria y después me voy a dedicar a ser futbolista profesional”. De ahí se me quedó muy grabado, después que lo externé, lo tenía claro y los años me enseñaron que sí quería ser futbolista”, compartió Torrado.
El canterano de Pumas jugó en tres Copa del Mundo y formó parte de la Selección Mexicana que se coronó en la Copa Confederaciones de 1999, cumplió su meta.