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Hérculez Gómez: "Qué tan lejos o cerca estuve de jugar para Chivas"

Herculez Gomez había salido campeón con Santos cuando comenzaron los Rumores de que Chivas lo estaba buscando Getty Images

La pregunta surge cada vez que tengo una conversación sobre lo que fue mi carrera como jugador de fútbol, especialmente si se trata de recordar mi paso por el fútbol mexicano. No existe manera de que en algún momento de la charla, alguien se anime a realizarla. Irremediablemente sucede.

"¿Te hubiese gustado jugar en Chivas?".

Aunque en realidad no es solo una pregunta, porque de inmediato suelo escuchar una segunda: "¿qué pasó que no firmaste cuando te quisieron llevar?" Allí radica el nudo de la cuestión: poder encontrar una respuesta adecuada a estas interrogantes.

Hasta el día de hoy solo he respondido que no se dio. Así de simple. Pero quizás sea tiempo de regresar al pasado y contarles lo que pasaba en aquellos meses finales del 2012, para que entiendan el motivo de una historia que no fue.

Comenzaré diciéndoles que mi carrera en México venía en alza. Ese año había sido campeón con el Santos Laguna ganándole a Rayados de Monterrey. Nos tomamos revancha porque ellos nos habían dejado con las manos vacías en la Liga de Campeones de la Concacaf al derrotarnos en la final.

En ambos torneos anoté con consistencia y terminé enrachado marcando 11 goles en los últimos 8 partidos de ambos campeonatos. Creo que en total fueron 20 tantos en los dos torneos y mi porcentaje de gol por minutos jugados fue realmente alto.

Pero esto era apenas una parte de lo que me venía pasando. Había otra situación que también estaba disfrutando y esa era el haber ganado consistencia como integrante de la selección de los Estados Unidos. Por entonces, el entrenador era Jürgen Klinsmann, quien me daba la confianza necesaria para consolidarme como uno de los jugadores regulares en el equipo. Recuerdo que llegué a jugar entre 12 y 13 juego y en el 90% de los casos ingresando como titular.

Para darles un poco más de contexto, debo decirles que Chivas había decidido encarar una nueva etapa. Un acuerdo con Johan Cruyff había posibilitado que John van't Schip se convirtiera en el nuevo entrenador del Rebaño Sagrado para liderar un nuevo proyecto a largo plazo. Más adelante, aunque no todos al mismo tiempo, llegaron jugadores como Rafael Márquez Lugo, Aldo De Nigris, Fernando Arce, entre otros.

Fue entonces que empezó a salir mi nombre en la lista de pretendidos por Chivas y se armó un revuelo bárbaro en la prensa por el hecho de que yo jugaba para la selección de Estados Unidos. Por ese motivo, varios periodistas opinaban que Chivas no debería contratarme, a pesar de que yo tenía la doble nacionalidad.

Lo curioso de todo es que el 27 de octubre del 2012, el club sacó un comunicado en el que sostenía que "cualquier persona que nació en el país, o es hijo de padres mexicanos, es mexicana y puede jugar para el Rebaño". En ningún momento me nombraba, pero ese era el tema que estaba instalado en la prensa nacional. Mis fotos estaban en las portadas, inclusive.

Otro dato a tener en cuenta es que Eduardo Fentanes era ayudante de campo en Chivas y habíamos trabajado juntos en Puebla. Y más tarde nos reencontraríamos en Xolos de Tijuana. Fue Eduardo quien comenzó a contarme del interés de van't Schip, aunque en concreto nunca me dijo que me querían llevar. Fentanes me conocía muy bien y tiempo después cuando dirigía al San Luis, también me quizo llevar con él.

Pero volviendo a Chivas, debo decir que siempre me decía que los buenos jugadores mexicanos eran bienvenidos en Chivas, pero debo reconocer que nunca escuché de su boca que estaban haciendo lo posible por llevarme. De todas maneras, tiempo después pude enterarme de que la posibilidad era la siguiente: Chivas ofrecía una cantidad de dinero (que desconozco) más el pase de Jorge "Chatón" Enríquez a cambio de mi transferencia.

Por entonces también empezó a hablarse en la prensa que para que yo pudiera llegar a Chivas, debía renunciar a jugar en la Selección de los Estados Unidos. De ninguna manera estaba dispuesto a hacerlo. Yo venía de haber participado en un mundial y quería llegar a jugar mi segunda Copa del Mundo. Si bien la ilusión de jugar en un equipo grande de México existía, no era lo suficientemente grande como para renunciar a la selección y no poder estar en otro Mundial. Además, como dije antes, estaba pasando un buen momento con el equipo nacional.

Aunque nunca tuve que aclarar esto en aquel momento, yo lo tenía muy claro: la posibilidad de ir a Chivas no me podía impedir seguir jugando para los Estados Unidos. Si ello era así, no habría trato posible.

Tengo que reconocer además que tampoco tenía muchas ganas de salir de Santos. En el club me trataban muy bien, veníamos de salir campeones y había tenido un buen año. Pero el éxito llegó con la famosa "campeonitis" y nos fue mal en el siguiente torneo. El resto ya es historia, aunque no todo termina acá.

Sin embargo, quiero contarles algo que nunca antes comenté y que viene al caso hacerlo después de tantos años. Por esos días, Jürgen Klinsmann estaba tratando de ayudarme para que pudiera seguir mi carrera en Europa. Yo tenía 30 años y él pensaba que esa experiencia podría ayudarme a seguir creciendo y consolidarme en la selección.

El FC Augsburg había escuchado sus recomendaciones y decidieron contactarme para ofrecerme una prueba de dos semanas, pero yo tenía que conseguir el permiso de Santos para poder hacerlo. Entonces hablé con el presidente Alejandro Irarragorri quien me hizo saber que bajo ninguna condición me dejaría ir a "prueba".

La información llegó al club alemán, quienes se pusieron a indagar sobre cuanto ganaba y cuál sería el costo de la oferta que deberían realizar. Allí se enteraron que la Liga MX pagaba buenos salarios y que el pase no saldría barato precisamente. Ahora sí puedo decir que el resto ya es historia.

Lo concreto es que creo haber estado más cerca de jugar en Chivas en los medios de prensa que en la realidad. Al menos es lo que siento hoy en día. No se cuán cerca o cuán lejos estuve de vestir el uniforme del Rebaño Sagrado. Hubiese sido una buena experiencia para vivir, aunque si era verdad que para lograrlo tenía que renunciar a jugar en la selección de Estados Unidos, esa oportunidad nunca se hubiera concretado. Yo no lo habría permitido.